“Me dedico a la voz”

La ensayista y promotora cultural Lizette Cortés entrevista a la poeta mexicana Roxana Elvridge Thomas.

Lizette Cortés: Sabemos que los talleres literarios no forman poetas, sin embargo, es un modo de acercarse a personas que comparten la misma pasión que uno. Me gustaría que nos platicaras si asististe a algún taller literario, con quiénes y cuál fue tu experiencia.

Roxana Elvridge Thomas: En mi formación de muy jovencita no tuve acceso a talleres literarios por una simple razón: soy chilanga. A mi generación le costó mucho trabajo salir adelante como poetas, como escritores, porque nos tocó crecer en una época de abrirse hacia la diversidad de los estados, de dar mucho más apoyo a los estados y por mucho tiempo hubo favoritismo, y por esa razón no me tocó asistir a los talleres. Había muy pocos en la Ciudad de México. Los que daba el INBA eran para la gente que llegaba de fuera. No me pude formar así como se formó mucha gente de mi generación que era de fuera. Gracias a eso conocí a gente maravillosa, como Mario Bojórquez, a quien conocí cuando llegó a tomar un taller allá y de este modo conocí a otros grandes amigos. Estuve tomando taller hasta que gané la beca de jóvenes creadores, que ya fue entrados los veintitantos años; y fue con dos mujeres maravillosas, con Elsa Cross y Coral Bracho; no sólo son dos grandísimas poetas sino que son dos mujeres que conocen la poesía, que viven la poesía de una manera extraordinaria y que a nosotros como sus pupilos nos llevaron de una manera muy bonita porque no cometieron el error que cometen algunos talleristas que hacen clones de sí mismos, sino que nos permitieron tener nuestra voz y a partir de ella continuar. Ése fue el único taller donde me formé. Se podría decir que aprendí autodidactamente, leyendo mucho, teniendo amigos con los que compartía lecturas pero nada más.

LC: ¿Qué poetas han influido en tu quehacer literario?

RET: Baudelaire ante todo, Ezra Pound, T. S. Eliot. Pero sobre todo, lo digo con todo respeto, los grandes del Siglo de Oro. Ellos son a quienes sigo regresando continuamente por trabajo y por amor.

LC: ¿Cómo se realiza en tu obra poética esa relación entre la mística y la poesía de la que hablas?

RET: No sé si se realice la conjunción. Es un tema que me interesa mucho, la religiosidad del ser humano que cree en algo. Pero no es sólo la religiosidad católica me interesa, sino en general el hombre enfrentado a la divinidad y qué sucede con él. Intento explorarlo, explicarme un poco a partir de lecturas y demás. Mi forma de sintetizar eso es escribiendo poesía.

LC: ¿Consideras que tu poesía tiene influencias de San Juan de la Cruz y otros místicos españoles?

RET: Por supuesto, sobre todo de San Juan. Amo a San Juan, me parece el poeta. Es grandioso. No sólo logra alturas místicas. (Es nuestro santo patrono. Fue nombrado hace como siete u ocho años el santo de todos los poetas de la lengua castellana). Y qué te puedo decir, me encanta. La influencia es demasiada, al grado de que en mi poesía hay versos tomados de él totalmente porque sí, es absoluta su influencia. Me acompaño de él.

LC: ¿Has ensayado algún poema que no se sostenga en la imagen y en el ritmo, como has dicho explícitamente que se fundamenta tu poesía?

RET: He tratado de experimentar, sobre todo en lo que tengo ahora inédito, un lenguaje de cotidianeidad, pero no me sale. Siento que no logro algo efectivo, como en el caso de Ofelia Pérez Sepúlveda que tiene un registro del habla coloquial. No puedo. Será que es cuestión de formación profesional, o porque soy maestra de ‘verso’ en la Escuela Nacional de Teatro. Será porque mi estudio de posgrado es sobre el ritmo en el verso, sobre las imágenes del verso, que no me puedo separar de él. Si me salgo no me siento bien.

LC: ¿Cómo nace la idea de Imágenes para una anunciación? ¿Cómo fue ese proceso de gestación?

RET: La idea del poemario fue a partir de un proyecto que creo que no logré en su totalidad, porque fue muy ambicioso. Lo que quería escribir era un libro que tuviera la estructura de un oratorio musical. Busqué distintos oratorios y me quedé con el más conocido, el más famoso, el Mesías. Porque es muy famoso y porque hay muchos estudios sobre él. Entonces me puse a estudiar música, estructura musical, la forma sonata que es con lo que inicia. Lo que quería era imitar un oratorio. No quería hablar del nacimiento de Cristo, ni de la Pasión, ni de nada parecido. Hallé que lo más similar son los ángeles, por eso habla de ángeles que son cocineros, pintores, y los últimos que son mas demoníacos.

LC: ¿Cuál es el origen de los nombres Dorfán, Farión, Yadián, Antón?

RET: Antón fue mi gato, mi angelito por mucho tiempo. Convivió con mi hija Andrea, y en efecto se asoleaba con ella de bebé. Hay reminiscencias a Andrea bebé cuando una mañana salimos con Antón a la terraza a darle baños de sol y lo primero que ella hizo fue sacar su lengüita para probar el sol. Farión, Yadián y los demás son inventados. Migaro es el ángel de la migraña, es decir, el que te la causa. Los demás son inventados. Pensé cómo se puede llamar un ángel que te acaba, que te despedaza, que se alimenta de seres humanos. Por supuesto que no existe, pero si existiera cómo se llamaría, eso pensé y de ahí los nombres.

LC: Ese recurso de emplear cifras metronómicas en el poemario ¿está relacionada con la representación de la ópera?

RET: Sí, en particular a la representación del oratorio, que es la parte intermedia de una ópera. Me encantaría que fuera una ópera, tendría que haber sido más extenso el poemario.

LC: ¿Qué poetas contemporáneos te gusta leer?

RET: Me gusta mucho el catalán. Amo el catalán. Poetas como Joan Margarit, Yves Bonnefois Me gusta mucho Paz, yo sí lo admiro. Me parece que como poeta logró cosas maravillosas. Admiro, aunque yo no puedo lograr esos registros de lo cotidiano, a Rubén Bonifaz Nuño. Tengo un estudio sobre él por ahí encajonado. Después de Bonifaz me saltaría a Francisco Hernández, a Eduardo Lizalde a los que amo y regreso a cada rato porque los considero bastiones de su generación. Y de mi generación yo creo que el mejor poeta es Jorge Fernández Granados. Se lo digo a él, se lo digo al mundo. Me gusta también Claudia del Valle Arizpe, que tiene una poesía muy alejada del común de lo que se hace en México. Y bueno, amo a mis maestras. Me uno a ellas afectivamente. Admiro a chiquitos de generaciones más abajo, que son más jóvenes que yo, como Paco Alcaraz, que siento que va a crecer enormemente. Me gusta leer lo que se escribe recientemente, lo que hacen los jóvenes, por eso me gusta ser jurado en los concursos de poesía.

LC: ¿Cómo ha sido tu incursión en el teatro? ¿Has dirigido alguna obra?

RET: Desde que estudiaba la licenciatura ingresé a un grupo de teatro. Posteriormente presenté un examen de oposición en la Escuela Nacional de Arte Teatral, con la suerte de que me quedé. Ahora me dedico a enseñarles a los actores a decir el verso. Doy clases de Historia del Verso, desde su nacimiento en castellano hasta hoy en día. Les enseño a decirlo, lo hacemos con estilo. Además para aceptarme me pidieron estudiar voz, así que me fui a la UNAM y ahora soy también maestra de ‘voz’. Enseño cómo hablar, cómo proyectar. Ese fue mi inicio con la comunidad teatral, que es la más fraterna que hay. Muchos de mis grandísimos amigos pertenecen a la comunidad del teatro. Una vez estando allí había que presentar como examen final recitales poéticos, a los que di un giro llamándolos espectáculos poéticos; hice los poemas creando historias. Ahora tengo 12 años en ese lugar. Imágenes para una anunciación se representó en la Escuela Nacional de Teatro. He escrito obras, he adaptado otras; por ejemplo, una adaptación del libro del Gilgamesh con la que ganamos el año pasado el Concurso Infantil de Teatro. Y pronto estrenaremos una obra en la Ciudad de México.

LC: La pregunta obligada, ¿cuál es tu concepto de poesía?

RET: Para que la poesía me conmueva debe tener ritmo. Toda poesía tiene ritmo, no puedes evitarlo. T. S. Eliot decía que el ritmo de la poesía era nuestro ritmo cotidiano. Me dedico a la voz, a escuchar poemas, diálogos, por eso a mí me tiene que seducir con el ritmo por una parte; y por otra debe tener verdad, eso me atrapa.

LC: ¿Cómo se construye tu poesía? ¿Qué elementos la caracterizan?

RET: Me gusta explorar. Me intereso mucho en la temática. Investigo muchísimo aquello de lo que quiero hablar. Para escribir sobre la lepra me metí a investigar a fondo en libros de medicina, en páginas de la Organización Mundial de la Salud, para conocer todo acerca del tema. Si voy a abordar algo tengo que saber exactamente qué es. Luego elijo quién lo va a decir. Trabajo el poema previo, construyo mucho. Voy probando, pienso y pienso las cosas y escribo. Me salgo un poco del plan original, lo dejó un ratito y regreso para seguirlo trabajando.

LC: ¿Percibes que en tu poesía ya se han agotado esos cuatro ejes sobre los que han girado tus libros?

RET: Todavía me falta explorar la tierra y el fuego. Sobre este elemento, el poemario Fuego. El próximo que haré es sobre el elemento tierra, donde pretendo incluir animales de tierra y la gente que es más terrena. Exploré muy poco el aire en el primer poemario, que está dentro de un libro colectivo.

LC: ¿Dónde piensas que radica el valor de tu creación poética?

RET: No lo sé. Eso se lo dejo a los lectores. Yo sólo la pienso como una necesidad de expresión del ser humano, como una necesidad de explorar las pasiones.

LC: ¿Cómo percibes la poesía mexicana actual?

RET: La percibo muy rica y muy diversa. Hay gente maravillosa que está siguiendo caminos muy distintos y están llegando a algo muy bueno. Por ejemplo, lo que hace José Eugenio Sánchez es algo innovador. Ese asunto de la poesía western cómic, no sé cómo llamarle, que es muy interesante. La poesía que se hace en todos lados de la República Mexicana tiene su carácter particular. Me da gusto que muchos chavos estén escribiendo poesía.

LC: ¿A quién de los poetas jóvenes reconoces por su trabajo?

RET: Trabajo, indagación y entrega en Mario Bojórquez, lo mismo que Jair Cortés, que tiene una dedicación admirable. También el trabajo de María Rivera y Paco Alcaraz. Me encanta el cambio de registros y la entrega de Daniel Téllez; me parece uno de los mejores de su generación. Seguro se me olvidan muchos. De repente uno está leyendo y piensa “caray, qué bueno es”.

LC: ¿Tienes en mente ya un nuevo poemario, vas a publicar algo próximamente?

RET: Para publicar quién sabe. Hacerlo a mi edad, ya no siendo joven, es decir, para los parámetros que consideran a un autor joven como en muchas editoriales. Ya no me permiten publicar, es difícil. Así que para publicar nada. Estoy terminando Cratos, que me ha tomado mucho más tiempo del que yo esperaba, sobre todo por la investigación. Todavía tengo poemas que quiero pulir y comenzar con algo más.

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