Foja de Poesía No. 017: Fabián Rivera

Fabián Rivera

Fabián Rivera (Tuxtla Gutiérrez, 1984). Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana, Facultad de Humanidades Campus VI, UNACH. Ha colaborado en publicaciones estatales y nacionales (El Heraldo de Chiapas, Diario de Chiapas, Alforja, Punto de Partida UNAM) y ha participado en encuentros de poesía y lecturas en varias partes del estado y la República. Sus primeros textos fueron publicados en Antología Arbitraria de Poetas Jóvenes de Chiapas, compilada por Fernando Trejo y Luis Daniel Pulido (Edysis, 2005); en el colectivo poético Voces que maduran en su caída, compilación de Mario Nandayapa (UNACH, 2006, Col. Auto de Fe), y el dossier 13 poetas de Chiapas, de la revista Punto de Partida (UNAM, mayo-junio 2008). Ganador del 3er premio universitario de poesía “Joaquín Vásquez Aguilar” convocado por la UNACH en el 2006. Coeditor junto a Fernando Trejo del proyecto literario PoéticArbitraria. Sus inquietudes lo han llevado a incursionar por el periodismo y la narrativa -uno que otro cuento-, oficiar la corrección de estilo y colaborar en diversas tareas editoriales.

Los dejamos, con la poesía de Fabián Rivera.

ejercicio crepuscular
este
de saborear otros costados
admitir que la saliva es una cura
de tributos marginales

 

Para un altar en llamas

 

La niña de las latas se divertía y capturaba cucarachas,
arrancaba minuciosa cada antena,
las mandaba al otro mundo machacándoles el vientre con las uñas:
esa niña vendía en mil esquinas flores burdas de arrabales,
se halló mujer tan pronto en las generosas lecciones de su padre,
y confundidas entre el polvo y los ladridos,
jamás sus lágrimas cayeron:
ahhh pequeña de los ojos amarillos y vidriosos,
ahhh pequeña cara vieja y cuerpo amoratado,
no te culpes si mis manos conocieron tus caminos,
no te culpes por no saber andar entre mis calles:
te escribo porque me recuerdas a árboles paréntesis,
te escribo al no entender el agua triste de tus ojos,
tú que sonreías al beber de un río distinto
al que la vida te propone:
ahora comprendo que tu cuerpo no es más que burocracia,
que tu cuerpo no es más que un banco devorado en la quincena
recostada en el turbio regazo de una llama que lamía,
crepitante, aquel sueño que solo la tarde revelaba:

 

BREVE ACOTACIÓN EN VERSO,
donde se indican, entre otros milagros,
algunas desvirtudes del poeta

Escribo con un afán de médico frustrado e impaciente,
acecinado por el sueldo,
cirujano que soñó alcoholes y cuchillas,
que tiene bruta la pericia enredado en dos manuelas -o manuales-,
y un perro absuelto por las llantas, rigurosamente ilustrativo;

escribo esto aficionado por los puentes, por la voz que me hace falta,
torcido del tobillo izquierdo, del derecho,
caído en un septiembre, en este golpe de hemisferio;

escribo esto al escuchar a una mujer lejana, de piel atolondrada,
paralelo a las veredas de los hombres perdidos en un burdel de grasa,
hombres de voz negra que giran en sí mismos,
con rubor de espejo, con perruno dolo,

escucho en su carnet de musa a una mujer lejana:
___________________________hablamos ciertos metros y distancia;
hablamos del cuarto creciente de la luna,
su sindicato de admiradores y clientes
de mi boca menguante al tener sitiado el teclado y la pantalla;

la musa y yo hablamos ciertos metros y distancia
y ella me cortó el camino alegando aguijones en la panza:

antes que la tarde sea tarde,
antes que me olvide de ser este que soy y que te escribe
termino la breve plática que sostenía con el cristal lleno de pájaros y humo
y pienso convencido que te pienso:
______________________qué harás mientras yo escribo
qué harás si desde el techo soy el mismo,
si de nada sirve estar aquí, sin saber a qué saben tus labios
y la única respuesta de la tarde sea, que estoy en el octavo piso
esperando a que me sirvan la comida,
y el viento alborote mis cabellos
-esos cabellos que me sobran-
y visto desde abajo sea
un tonto más haciéndose el romántico
mientras el sol se estaciona en mi calvicie:

BREVE NOTICIA CONFESIONAL,
donde el autor le hace de maldito y finge no tener escrúpulos
al escribir lo que está a punto, y que comprobará,
casi seguro, el popular dicho que reza:
“En cada panfleto o bodrio que escribieres has de cargar la penitencia”.

I

NO BUSCO comprender, que me comprendan,
ni deseo hacerme el arrabal incomprendido.
Soy un clasemediero, un parásito cualquiera,
hijo de mi rrenegra noche, un esperma fugitivo.
Firme candidato a barrendero, a bohemio fracasado, a limpiapisos,
pobre perro y malaliento, que jamás grillo, amarranavajas, como muchos.
No esperes nada de mí. Yo jamás he prometido nada.
Puedes escupir a la poesía, pero resulta igual escupir hacia tu techo.
Puedes escupir a la poesía y si te da la espalda,
métele la mano y agárrale las nalgas.
Al fin que de mano en mano siempre se la vive, manoseada.
Si no deseas leer esto no lo hagas. No pierdas tu tiempo.
Qué mejor si esto te duele pues seguro estoy gozando cada línea.
Si por error caí en tus manos,
dame un mejor uso al fondo a la derecha más cercano,
como alguna vez yo hiciera con mi rostro, tras una falsa borrachera, madrugando.

II

ah me rompí una pierna y todos ríen de mi pierna rota,
de mis labios rotos sobre el piso
el crudo pavimento que jamás perdona.
La naturaleza, nuestra madre,
si la buscas no la busques te la parten
¿por qué no los castigas?, ¿por qué no soy cuerpo de mi cuerpo,
de mi gran y erecto cuerpo, músculo de hambre que penetra mil bocas idiotas?
Cuaderno claro cuaderno en tus posibles consecuencias dibujado
declaro abierta cada página
presta tu saliva presta tus orejas préstame una mano
te declaro erecto mi cubil mi buen idiota
no mi lengua
la palabra lengua está podrida
de tanto apalabrarla la pudrieron
de tanto sobar ésta la pudrieron
cuaderno claro cuaderno no estás solo nunca lo has estado
abierto mi cubil a los idiotas y a los falsos
abierto de piernas yo te dejo si aquí te sientas a leer todo mi verbo:

III

dios tiraba el oro por la borda,
dios celebró cada crujido en mi columna,
dios llenó mis ojos con su estiércol,
dios pateó hasta el cansancio mi garganta.
-Pero mi boca presta y agitada,
chilla y se revuelca entre su esperma.

Tú, que aquí me lees, firme me levanto
erecto con mi labia de cangrejo
en los repliegues de la tuya,
-festejo en tus sudores mi balada-:

soy una ola torpe que se estrella con tus brazos:
______________yo te presto una mejilla y tú me entregas ambas:
_________________________________en tu cueva yo respiro y guardo ahora mis zapatos:

DEL AUTOR A SU CREATURA
o de cómo hablarle a un personaje rebeldoso que se cree dueño de sí mismo.

[Telón]

dibujado en sus posibles consecuencias
apaga la comezón entre sus dedos
con unas monedas en la mano;
el vaso en que bebía agua barata
refleja a la vecina sobre el rostro de su hijo,
rebautizándolo a madrazos.

hombre, querido mío, hombre fruta caída de un malsueño,
no te entrañes el deseo con teléfono en la mano
nunca trates de chismear tus ligerezas al compadre, tu vecino;
hombre-padre-hijo ya sin brazos,
pies a medias, vive a tu lado, patarrajada como indio mercadero;
no te entrañes no, no te extrañes en mi duelo:
finges y finges que te mueres, corazón de corazones,
estás fingiendo que te mueres, bello mío, almidonado,
sí, pequeño amor, no seas absurdo:
naciste a solas, en mi mano,
te encargo anotes minucioso lo que pasa,
el agujero comunica con el cuarto del vecino
tienes que contarme todo en la mañana:

AUTO CONFESIONAL,
donde el autor refiere algunos hechos de su vida,
y que tiene como misión rellenar el folio décimo
y así cumplir con lo pactado y requisito.

yo, que sólo conozco sed y hambre,
tallé la espalda, lavé los pies de dios con tal ahínco,
despertando al vómito una tarde:
soy tan frágil y tan bello como una bolsa ebria de basura

no comprendo que se traen estos días con su cara de abril y tan pellejos
no comprendo tus gemidos si bebiste leche bronca,
eres hermosa flemática y penúltima como una rosa pensada en nuestro siglo

escribo a las nueve o diez del día de mañana
con la misma exactitud del invierno malabar en nuestra tierra
al par de varios metros de plática nocturna

escribo para quienes celebran mi ignorancia, mi poca solvencia y mi cordura;
escribo para ellos, no como hombre,
sino como el falso profeta que habla del sol y del trabajo,
y tiene en ambos brazos dibujado, el beso matinal del alimento…

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