De flores y fusiles. La esperanza es un jardín

PortugalCon una introducción sobre lo que fue la “Revolución de los claveles”, Leonardo Iván Martínez (Ciudad de México, 1983) presenta la traducción de cuatro poetas lusitanos: Natália Correira, Fernando Assis Pacheco, Ruy Cinatti y Manuel Alegre.

 

 

 

De flores y fusiles.  La esperanza es un jardín

 

La mañana del 25 de abril de 1974 Lisboa despertó con la noticia de un levantamiento militar en contra del gobierno de Marcelo Caetano, heredero político de la dictadura  fascista del general Salazar, el Franco portugués. El movimiento se había gestado en los cuarteles ante la desgastante guerra que Portugal había sostenido en sus colonias, guerra de la que cada vez se veía más lejana la posibilidad de una salida militar, debido al aumento en la capacidad de fuego que con los años habían logrado los ejércitos de liberación.  A la par que el ejército de los Estados Unidos retiraba sus tropas de Vietnam, por la histórica derrota ante el ejército del Vietcong, en el ejército portugués se debatía el modo de dar fin a la guerra colonial.

            La guerra en Angola y Mozambique era tan ajena tanto para los soldados como para la población lusitana y el hecho de realizar el servicio militar en los territorios de ultramar significaba la causa de una incomodidad in crecendo por parte de los sectores jóvenes de la sociedad. Ese descontento llegó a las filas del ejército. La joven oficialidad inició hacia el año de 1973 un movimiento clandestino para solucionar el conflicto de raíz, era como arrancar la hierba que impide  el crecimiento de las flores por más silvestres que éstas sean: se necesitaba transformar el problema de raíz. No era suficiente con cambiar la actitud de las tropas  o de los generales hacia el conflicto, se trataba de cambiar las cosas desde la metrópoli misma.

            Fue en los cuarteles de donde salió la mano que arrancó la cizaña de los campos. La madrugada del 25 de abril un comando militar tomó las principales radiodifusoras de Portugal y de las Azores y transmitieron al mismo tiempo la canción “Grândola Vila Morena” del cantante de fado  José “Zeca” Alfonso: la señal estaba dada. En algunos regimientos la alta oficialidad fue arrestada pero en la capital las cosas no fueron tan rápidas como en los territorios de provincia y de ultramar.

            Por la mañana la población lisboeta salió de sus hogares y el desconcierto inicial se aclaró cuando se supo que eran los capitanes, los mandos medios, los que encabezaban el levantamiento militar y que la demanda principal era la destitución de Caetano y el retiro de las tropas de las colonias. Eso significaba el regreso de los soldados a sus hogares, el fin de una guerra sin consenso entre la población lusitana.

             Cuando el gabinete del dictador se atrincheró en el palacio de gobierno y los oficiales de artillería leales al levantamiento rodeaban la guarida, el pueblo respondió con lo que tenía a la mano, con las flores que crecen en los caminos a las afueras de Lisboa, con claveles rojos que fueron colocados en las solapas y bocas de los fusiles de los soldados.

             Fue del otro lado del Atlántico donde la demanda universal en búsqueda de la paz tuvo respuesta. Seis años antes se había difundido la imagen de un joven estudiante norteamericano que durante una marcha pacifista colocaba flores blancas ―también parecen claveles― en las bocas de los fusiles de una amenazante policía militar, en las inmediaciones del Pentágono.  Eso fue en Washington en 1968, pero en abril de 1974 el clavel rojo se convirtió en un símbolo de resistencia ante las dictaduras militares. Ahora todos querían un clavel, algo que diera esperanza, que dijera que no todo estaba perdido. Chico Buarque lanzó entonces una canción que refería el asunto, la canción se titulaba “Tanto mar”. Desde Brasil se mandaba un saludo a la fiesta popular que iniciaba en Portugal y se pedía al pueblo de la antigua metrópoli que mandara aunque sea un clavel, un poquito de esperanza porque de este lado del mar, con tanta dictadura militar la noche apenas comenzaba.

            Meses después el clavel se marchitó. Las esperanzas se secaron debido a los pactos que la élite del Movimiento de las Fuerzas Armadas hizo con la élite tradicional de Portugal.

             Hay voces anónimas que cuentan que el 26 de abril, un día después del levantamiento militar, que pasó a llamarse la Revolución de los claveles, la estatua de Luis de Camões, el principal poeta lusitano en la historia y autor de Os lusíadas, en la plaza que lleva también su nombre amaneció con un clavel rojo en su mano izquierda, con cuyo brazo sostiene su capa. Los poetas, como parece, no se quedaron al margen de esta historia.

           A continuación una breve selección de poemas escritos en el contexto de la Revolución de los Claveles y la situación de sus colonias.

 

 

 

 

Queixa das almas jovens censuradas

 

Natália Correira

 

Dão-nos um lírio e um canivete

E uma alma para ir à escola

E um letreiro que promete

Raízes, hastes e corola.

 

Dão-nos um mapa imaginário

Que tem a forma de uma cidade

Mais un relógio e um calendario

Onde não vem a nossa idade.

 

Dão-nos a honra de manequim

Para dar corda à nossa ausência.

Dão-nos o premio de ser assim

Sem pecado e sem inocência.

 

Dão-nos um barco e um chapéu

Para tirarmos o retrato.

Dão-nos bilhetes para o céu

Levado à cena num teatro.

 

Penteiam-nos os crânios ermos

Com as cabeleiras dos avós

Para jamais nos parecermos

Connosco quando estamos sós.

 

Dão-nos um bolo que é a história

Da nossa história sem enredo

E não nos soa na memoria

Outra palabra para o medo.

 

Temas fantasmas tão eduacados

Que adormecemos no seu ombro

Sonos vazios, despovoados

De presonagens do assombro.

 

Dão-nos a capa do evangelho

E um pacote de tabaco.

Dão-nos un pente e um espelho

Para pentearnos um macaco.

 

Dão-nos um cravo preso à cabeça

E uma cabeça presa à cintura

Para que o corpo não pareça

A forma da alma que o procura.

 

Dão-nos um esquife feito de ferro

Com embutidos de diamante

Para organizar já o enterro

Do nosso corpo mais adiante.

 

Dão-nos un nome e um jornal,

Um avão e um violino

Mas não nos dão o animal

Que apreta os cornos do destino.

 

Dão-nos marujos de papelão

Com carimbo no passaporte

Por isso a nossa dimensão

Não é a vida. Nem é a morte.

 

 

 

 

Queja de las almas jóvenes censuradas

 

 

Nos dan un lirio y una navaja

Y un alma para ir a la escuela

Y un letrero que promete

Raíces, tronco y corola.

 

Nos dan un mapa imaginario

Que tiene la forma de una ciudad

Más un reloj y un calendario

Donde no se ve nuestra edad.

 

Nos dan la honra vanidosa

Para dar cuerda a nuestra ausencia.

Nos dan el premio de ser así

Sin pecado y sin inocencia.

 

Nos dan un barco y un sombrero

Para tomarnos un retrato.

Nos dan tickets para el cielo

Llevado a escena en un teatro.

 

Nos peinan con cráneos yermos

Con las melenas de los abuelos

Para que jamás nos parezcamos

 A nosotros cuando estamos solos.

 

Nos dan un postre que es la historia

De nuestra historia sin enredo

Y no se dice en la memoria

Otra palabra para el miedo.

 

Tenemos fantasmas bien educados

Que dormimos en su hombro

Sueños vacíos, despoblados

De personajes de asombro.

 

Nos dan la capa del evangelio

Y un paquete de tabaco.

Nos dan un peine y un espejo

Para peinarnos como chango.

 

Nos dan un clavel preso en la cabeza

Y una cabeza presa en la cintura

Para que el cuerpo no se amolde

A la forma del alma que lo cuida.

 

Nos dan un esquife hecho de fierro

Incrustado de diamantes

Para organizar desde hoy el entierro

De nuestro cuerpo en el futuro.

 

Nos dan un nombre y un salario,

Un avión y un violín

Pero no nos dan el animal

Que aprieta los cuernos del destino.

 

Nos dan marineros de papel

Con sello en el pasaporte.

Por eso nuestra dimensión

No es la vida. Tampoco la muerte.

 

 

 

 

Monólogo e explicação

 

Fernando Assis Pacheco

 

Mas não puxei atrás a culatra,

não limpei o óleo do cano,

dizem que a guerra mata: a mina

desfez-me logo à chegada.

 

Não houve pois cercos, balas

que demovessem este forçado.

Viram-no à mesa com grandes libros,

com grandes copos, grandes mãos aterradas.

 

Viram-no mijar à noite nas tábulas

ou nas poucas ervas meio rapadas.

Olhar os morros, como se entendese

o seu torpor de terra plácida.

 

Folheando uns papéis que sobram

lembra-se agora de haver muito frio.

Dizem que a guerra passa: esta minha

passou-me para os ossos e não sai.    

 

 

 

 

Monólogo y explicación

 

 

Mas nunca tiré hacia atrás la culata,

ni limpié el aceite del cañón,

dicen que la guerra mata: la mía

me deshizo apenas a la llegada.

 

No hubo entonces cercos, balas

que disuadiesen a este conscripto.

Lo vieron a la mesa con grandes libros,

con grandes vasos, grandes manos aterradas.

 

Lo vieron mear a la noche en las tablas

o en las pocas hierbas medio trasquiladas.

Mirar los cerros, como si entendiese

lo entumecido de la tierra plácida.

 

Hojeando unos papeles que sobran

se acuerda ahora que hace mucho frío.

Dicen que la guerra pasa: ésta, la mía

se me pasó a los huesos y no sale.

 

 

 

 

Programação

 

Ruy Cinatti

 

Depois dos vinte e cinco de Abril

nada mudou

porque os homens não mudam de un dia para outro.

 

E assim assisto

―exemplo, o de Timor no qual me sinto―

à mesma económica portura

de que Timor

de nada vale

e que portanto qualquer tipo serve

p´ra Timor gobernar por mais uns anos.

 

Eu digo, não!

porque era outro antes e depois

dos vinte e cinco de Abril

e conhecendo os Timorenses melhor que ninguém

(modesta, rua!)

exijo un homem bom,

viril,

previdente,

que faça de Timor orgulho meu

ouvindo os outros

que melhor conhecem.

 

E cuanto a mim

não vejo que Timor me passo honrar

com os que julgam poder para lá mandar

depois dos veinticinco de Abril.

 

Este o meu dito e tão lucidamente amargurado

como o que foi antes e pespois do dito

Vinte e Cinco de Abril.

 

―Governar Timor por mais uns anos!

Viver com os Timorenses até ao não tempo

da Eternidade!

 

 

 

 

Programación

 

Después de los veinticinco de abril

nada cambió

porque los hombres no cambian de un día para otro.

 

Y así asisto

―ejemplo, el de Timor en el cual me siento―

a la misma económica postura

de que Timor

no vale nada

y que por tanto cualquier tipo sirve

para gobernar Timor unos años más.

 

¡Yo digo, no!

porque era otro antes y después

de los veinticinco de abril

y conociendo a los timorenses mejor que nadie

(modestia, aparte)

exijo un hombre bueno,

viril,

previsor,

que me haga enorgullecer de Timor

oyendo a otros

los conocedores.

 

En cuanto a mí

no veo que Timor me pueda honrar

como los que juzgan poder mandar allá

después de los veinticinco de abril.

 

Esta frase mía tan lúcidamente amarga

como lo que fue antes y después de dicho

veinticinco de abril.

 

―¡Gobernar Timor por unos años más!

¡Vivir con los timorenses hasta el no tiempo

de la Eternidad!

 

 

 

 

Trova do vento que passa

 

Manuel Alegre

 

Pergunto ao vento que passa

notícias do meu país

e o vento cala a desgraça

o vento nada me diz.

 

Pergunto aos rios que levam

tanto sonho à flor das águas

e os rios não me sossegam

levam sonhos deixam mágoas.

 

Levam sonhos deixam mágoas

ai rios do meu país

minha pátria à flor das águas

para onde vais? Ninguém diz.

 

Se o verde trevo desfolhas

pede notícias e diz

ao trevo de quatro folhas

que morro por meu país.

 

Pergunto à gente que passa

por que vai de olhos no chão.

Silêncio — é tudo o que tem

quem vive na servidão.

 

Vi florir os verdes ramos

direitos e ao céu voltados.

E a quem gosta de ter amos

vi sempre os ombros curvados.

 

E o vento não me diz nada

ninguém diz nada de novo.

Vi minha pátria pregada

nos braços em cruz do povo.

 

Vi minha pátria na margem

dos rios que vão pró mar

como quem ama a viagem

mas tem sempre de ficar.

 

Vi navios a partir

(minha pátria à flor das águas)

vi minha pátria florir

(verdes folhas verdes mágoas).

 

Há quem te queira ignorada

e fale pátria em teu nome.

Eu vi-te crucificada

nos braços negros da fome.

 

E o vento não me diz nada

só o silêncio persiste.

Vi minha pátria parada

à beira de um rio triste.

 

Ninguém diz nada de novo

se notícias vou pedindo

nas mãos vazias do povo

vi minha pátria florindo.

 

E a noite cresce por dentro

dos homens do meu país.

Peço notícias ao vento

e o vento nada me diz.

 

Quatro folhas tem o trevo

liberdade quatro sílabas.

Não sabem ler é verdade

aqueles pra quem eu escrevo.

 

Mas há sempre uma candeia

dentro da própria desgraça

há sempre alguém que semeia

canções no vento que passa.

 

Mesmo na noite mais triste

em tempo de sevidão

há sempre alguém que resiste

há sempre alguém que diz não.

           

 

 

 

 

Trova del viento que pasa

 

 

Pregunto al viento que pasa

noticias de mi país

el viento calla desgracias

el viento nada me dice.

 

Pregunto a los ríos que llevan

tanto sueño entre sus aguas

y los ríos no me calman

llevan sueños dejan penas.

 

Llevan sueños dejan penas

los ríos de mi país

tú, mi patria entre las agua

¿a dónde vas? No responde.

 

Si el verde trébol deshojas

pide noticias y dile

al trébol de cuatro hojas

que muero por mi país.

 

Les pregunto a los paseantes

por qué  cabizbajos andan.

Silencio ―es lo que posee

quien vive en la servidumbre.

 

Vi florear los verdes ramos

levantándose hacia el cielo.

Al que gusta tener amos

vi paseando con sus cepos.

 

Y el viento no dice nada

nada me dice de nuevo.

Vi a mi patria clavada

crucificado a mi pueblo.

 

Vi a mi patria en el margen

del los ríos rumbo al mar

como a quien le gusta el viaje

mas se tiene que quedar.

 

Vi a los barcos partir

(mi patria retoño de aguas)

Vi a mi patria florear

(verdes hojas verdes penas)

 

Hay quien te quiere olvidada

y diga patria en tu nombre.

Yo te vi crucificada

en brazos negros del hambre.

 

Y el viento no dice nada

sólo el silencio persiste.

Vi a mi patria parada

a la orilla de un río triste.

 

Nada me dicen de nuevo

si noticias voy pidiendo

en las carencias del pueblo

vi mi patria floreciendo.

 

Y la noche crece dentro

de los hombres de mi tierra.

Pido noticias al viento

y el viento nada me dice.

 

Cuatro hojas tiene el trébol

libertade cuatro sílabas.

No saben leer es verdad

aquellos a los que escribo.

 

Mas hay siempre alguna flama

en medio de la desgracia

hay siempre alguien que siembra

canción al viento que pasa.

 

Hasta en la noche más triste

en tiempos de servidumbre

siempre hay alguien que resiste

siempre hay alguien que reniega.

 

 

Datos vitales

Leonardo Iván Martínez (Ciudad de México, 1982). Egresado de la licenciatura en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.  Ha publicado en Péndola y Palabras Malditas. Ha participado en los talleres literarios de Raúl Parra, José Ángel Leyva y Mario Bojórquez.

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