Foja de Poesía No. 125: Efraín Jara Idrovo

Efraín Jara IdrovoEfraín Jara Idrovo (Cuenca, 1926) es uno de los poetas más prestigiosos de Ecuador. Es Decano de la Facultad de Filosofía y Letras (1970-1975). Miembro de la Academia de la Lengua. Premio Nacional de Literatura “Eugenio Espejo” (1999).

 

 

Jara Idrovo es el poeta de la forma y del rigor. Sus poemas, muchos de ellos “renegados” y “relegados” por él mismo, se agrupan en un solo tomo[i] en donde recoge lo mejor de su obra. Lo demás pretende lanzarlo al olvido. Queda intacto, para siempre, su Sollozo por Pedro Jara (1978), hermoso y torrencial texto que gira alrededor de una elegía pausada, tristísima y firme por su gran fuerza “repensada” al no caer, de ninguna manera, en las garras del “desgarramiento sentimental”, sino que, más bien, brilla por su estructura formal y por su elasticidad a la hora de asumirlo como una lectura múltiple (poema dividido en cinco partes). El poema puede leerse de innumerables formas de arriba a abajo o viceversa, de una serie a otra, combinando con el número de versos –ya que todo el poema está numerado-. Poema móvil, único en su especie. Hace falta que América y el mundo se entere de este texto que evidencia que el Ecuador, con este poema, podría ser reinscrito en la poesía más importante de nuestra lengua.

 

 

 

Sollozo por  Pedro Jara
(Estructuras para una elegía)

 

I

1.1
el radiograma decía
“tu hijo nació. Cómo hemos de llamarlo”
yo andaba entonces por las islas
dispersa procesión del basalto
coágulos del estupor
secos ganglios de la eternidad
eslabones de piedra en la palma del océano
rostros esculpidos por el fuego sin edad
soledad
terquedad relampagueante de la duración
enconado olor seminal de los esteros
andaba
anduve
 y dije
mientras vociferaban la sangre y las gaviotas
 se llamará pedro
pedrohuesosdepedernal
pedrorrisadepiedra
piedra inflamada por la lumbre de meteoros de la vida

 

 

 

1.2

el radiograma decía
“tu hijo nació, envía su nombre”
yo andaba entonces por el archipiélago
renegrida osamenta del basalto
sílabas del silencio
sillares de la eternidad
guirnalda de piedra en el pecho del océano
coloquio de cíclopes sin edad
soledad
orfandad deslumbrante del espacio
desgarramiento de túnicas del viento
andaba
anduve
y dije
en tanto aullaban el sexo y las focas
te llamarás pedro
 pedrovenasderroca
 pedrollamadepiedra
piedra enardecida por el aliento de leones de la vida

 

 

 

1.3

el radiograma decía
“tu hijo nació. Cómo lo llamaremos”
yo andaba entonces por las galápagos
cetrinas encías del basalto
 alvéolos del desamparo
dentadura de la eternidad
diadema de piedra en la testa del océano
mantos de lava sin edad
soledad
oquedad fulgurante del tiempo
hervor continuo de astros al pie de los acantilados
andaba
 anduve
y dije
entre el bramido de los sueños y las olas
 te llamaré pedro
pedroespinazodepeña
pedropiedrasinedad
piedra tenaz e incandescente que ha de sobrevivirme

 

 

 

II

 

2.1

¡hijo mío!
mordido implacablemente por los nitratos de los días
parecías tallado en diamante
hechoparaempiedradurar
hechoparaperdurar
entre las proliferaciones de herrumbre del tiempo
pero todo cuanto arde en la sangre o la inteligencia
suena a caída de hojas y aniquilamiento
ay cinceles de piedra para hendir la roca
ay impacto sordo de fruto del golpe de las masas
ay facciones abrasadas por la lengua de la caducidad
rostros de piedra
rastros de piedra
semblantes de piedra rapa-nui
pómulos curtidos por la soledad del mundo
friso del desamparo
cuencas imperturbables donde se agazaja el tiempo
como un pequeño animal despavorido
sienes de piedra
mandíbulas de piedra
pedrobasalto o pedroisladepascua
 piedras contaminadas por la pasión del hombre
piedras corroídas por las sales del exterminio
piedras que han ido aligerando el volumen
en el polvo sollozante de los adioses

 

 

 

2.2

¡hijo mío!
azotado salvajemente por la desesperación de las olas
Parecía cincelado en granito
hechoparaempiedraendurar
hechoparaperdurar
entre la frenética agitación de las aguas
pero todo cuanto se enciende en el corazón o el tacto
se infecta de perecimiento
ay puntas de obsidiana de las armas de mis abuelos
ay graznido de halcón de las hachas arrojadizas
ay lajas de las calzadas imperiales
rótulas de piedra
vértebras de piedra
escalines de piedra de macho-picchu
cresta en la que afilan su alfanje las centellas
balcón arisco del cóndor
goterón de silencio donde anida el tiempo
como flor entre los costillares triturados del trueno
fémures de piedra
párpados de piedra
pedroasperón o pedromachu-picchu
piedras dejadas de la mano del hombre
piedras caldeadas por los tizones de la agonía
piedras que han ido desvaneciendo el afuera
en el polvo de las despedidas

 

 

 

2.3

¡hijo mío!
desgarrado despiadadamente por las uñas de la sombra
parecías labrado en pedernal
hechoparaempiedramadurar
hechoparaperdurar
entre la silenciosa violencia de las cenizas
pero todo cuanto toca la mano o el amor
empieza a vacilar y desmenuzarse
 ay guijarros vueltos silbo de dardo por la honda
ay hornacinas de donde el cierzo expulsó al guerrero
ay volúmenes arrancados al sueño de la geología
muros de piedra
hombros de piedra
dinteles de piedra de inga-pirca
proa despedazada en los arrecifes de lo perecedero
encordadura del aguacero
gran ábside donde golpea el viento
como un muñón de cólera
torso de piedra
cejas de piedra
pedropórfido o pedroinga-pirca
piedras contagiadas por el desvelo del hombre
piedras carcomidas por los líquenes del exterminio
piedras que han ido consumiendo su presencia
devoradas por la supuración de la muerte

 

 

 

III

 

3.1
desesperado revoloteo del instante
nosotros
los insensatos
los alimentadores de desmesuras y de tumbas
los que nos desvelamos
por saber qué hacemos aquí
anhelamos la inmensidad del océano
y sólo nos pertenece la indecisión de la lágrima
pedropiélago te quise
te tuve pedrogota
pedromar te ansié
te perdí pedroespuma
como a la playa la marea debías sobrepasarme
pero tu muerte crecía más rápido que mi amor
delicada espina de erizo
sombrilla errante de la medusa
agonía de terciopelos del deslizamiento del pez
chillido de la gaviota entre el fragor dula rompiente
todo se ahonda
se hunde
se difunde
parecías forjado con la tenacidad del arrecife
farallón olvidado del tiempo
 indeclinable jabalina del albatros

¡pero fuiste aleteo de golondrina en el vendaval!
imaginé disparándose tus huesos
con la gracia tenaz de las columnas
con la agresiva terquedad de las madréporas
¡pero fuiste apenas resplandeciente estertor
del róbalo aventado en las arenas!
ay pedroesteladealgas
ay pedrosalpicaduradeola
en el rutilante acantilado de la vida

 

 

 

3.2
fulminante incandescencia de lo efímero
nosotros
los desatinados
los alimentados con desvaríos y frustraciones
los que nos obstinamos
por justificar el júbilo de estar aquí
codiciamos la vastedad del bosque
y sólo nos pertenece la vacilación de la hoja
pedroselva te quise
te retuve pedropecíolo
pedrofronda te ansié
te perdí pedrohojarasca
como al girasol la semilla debían sobrevivirme
pero tu sangre corría más rápido que mi desvelo
quebradiza aguja de pino
titubeante pupila de la resina
frenesí de mariposas de la lámpara del polen
trino de ruiseñor entre el estruendo de la catarata
 todo se ahonda
se hunde
se refunde
parecías erguido con la reciedumbre del olivo
encina olvidada del tiempo
orla inabarcable del vuelo del gavilán¡pero fuiste colibrí en el embudo del huracán!
concebí perfilándose tu frente
con la dulce pertinacia de las cortezas
con el agria avidez de las raíces¡pero fuiste apenas crujido de ala de ángel
de la espiga pisoteada por el casco!
ay pedrohuelladegarza
ay pedrorrasguñodeviento
en el resplandeciente promontorio de la vida

 

 

 

3.3
incesante remolino del ahora
nosotros
los obcecados
los urdidores de discordias y silogismos
los que nos desesperamos
por descifrar los signos de la incertidumbre
ambicionamos la imperturbabilidad de la montaña
y solo nos pertenece la postración del polvo
 pedromegalito te quise
te tuve pedroguija
 pedrorroca te ansié
te perdí pedroarena
como a la colina la luna debías desbordarme
pero tu angustia cundía más rápido que mi dolor
trizada lámina de lapislázuli
deslumbradora llaga del diamante
relampagueante éxtasis de la vena aurífera
 arrullo de paloma entre la vociferación del alud
todo se hunde
se funde
se confunde
parecían implantado con la serenidad del nevado
filón olvidado del tiempo
majestuosa rúbrica del vuelo del gerifalte¡pero fuiste empeño de mariposa en la tempestad!
 pretendí recortándose tus hombros
con la poderosa simplicidad de las cumbres
con la perseverancia de las murallas¡pero fuiste apenas súbito centelleo
del guijarro machacado en el torrente!
ay pedrocráterextinguído
ay pedrodesmoronamiento-de arena
en el desfiladero insondable de la vida

 

 

 

IV

4.1
en verdad¿fue verdad?,
¿eras tú el que pendía de la cadena del higiénico
como seco mechón de sauce sobre el río?
ser ido
ser herido
sal diluida
 suicida
ah surco de paloma del pensamiento
borrado por el sonido atronador del desdén
ah soberbia del astro que manda al diablo su órbita
ah pertinaz repudiador de lo establecido
pedrogorralrevés
pedromuertealospájaros
pedrorrompelosvidrios
el eterno brazo entablillado
pedro fermentación de vísceras de la vida
¡sólo que ya no estás!
sólo que al cerrarte los párpados
para velar el relámpago congelado en tus ojos
ya no te reconocía
¿eras tú en verdad?
¿eso de helada indolencia de témpano?
¿eso de pavesas que la desesperación insta a soplar?
¿eso que se desmorona en las tinieblas para
siempre?

 

 

 

4.2
en verdad
¿fue verdad?
¿eras tú quien colgaba de la cadena del higiénico
como polea inútil de una construcción abandonada?
ser ido
ser sido
sol de huida
suicida
ah recinto de espejos del pensamiento
empañado por el vaho de amapolas de la pasión
ah fascinación siniestra por el ojo de remolino del vacío
ah sempiterno impugnador de los acatamientos
pedrocalzoncillos al revés
pedrocabezarrasurada
pedroceroengramática
y los faldones de la camisa afuera
pedro ofuscación de enredaderas de la vida
 ¡sólo que ya no estás!
sólo que al ponerte las manos sobre el pecho
para devolverte a la inocencia delirante de la materia
ya no te reconocía
¿eras tú en verdad?
¿eso de vana crispación de mano de náufrago?
¿eso de cenizas que el viento no tardará en dispersar?
¿eso que devoró su reserva de lumbre en una sola fulguración?

 

 

 

Datos vitales

Efraín Jara Idrovo (Cuenca, 24 de febrero de 1926). Estudios en Derecho (Doctor en Jurisprudencia) y Filosofía y Letras, Universidad de Cuenca. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras (1970-1975). Miembro de la Academia de la Lengua. Premio Nacional de Literatura “Eugenio Espejo” (1999). Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay (1970.-1984 y 2003-2007). Director del Guacamayo y la Serpiente, Revista de la Sección de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay. Obra Poética: Carta en soledad inconsolable (1946); Tránsito en la ceniza (1947); Rostro de la ausencia (Cuenca, 1948); Dos poemas (1973); Sollozo por Pedro Jara (Cuenca, 1978); El mundo de las evidencias (Cuenca, 1980); In memoriam (Cuenca, 1980); Alguien dispone de su muerte (Cuenca, 1988); De lo superficial a lo profundo (Quito, 1992); Los rostros de Eros (Cuenca, 1997); El mundo de las evidencias -obra poética, 1945-1998- (Quito, 1999).

 


[i] “El mundo de las evidencias” (Libresa, Colección “Crónica de sueños” (1998).

También puedes leer