Foja de poesía No. 130: Pablo Yépez Maldonado

Pablo Yépez

Ahora un atisbo a la poesía del narrador y poeta Pablo Yépez Maldonado (Quito, 1958), quien ha publicado Con las manos en los bolsillos, Deseábulos o Reconstrucción metálica (Primer Premio Trienal de Poesía, Cuenca, 1993).

 

 

 

Poema con dos puntas de una estrella

 

Por vos

llegué a esto

tambaleándome por los tensos andamios del cosmos

vestido con luces del costillar humano

con tímpanos de lo efímero

como la muerte

por vos

encontré la cicatriz que se forma en el viento

y su signo

la luna de neón

y la mujer de sonido metálico

la estrecha sonrisa del horizonte

-imágenes encontradas al azar

en una funda de trapos viejos-

lo hermoso de una botella

incendiaria

las desiguales formas con las que golpea el agua

en las telas extendidas de la imaginación

las luces

y los inviernos de papel

los éxodos voluntarios

la oportunidad de estar vivos

y con ojos como reos de culpabilidad

por la tierna fuerza que se refugia

a la izquierda del corazón

por los márgenes clausurados

por la rutina que se descorcha cuando apareces

y de la nada fabricas

lo helechos emplumados para el amor

por la curva demasiado pronunciada

de la noche

o el estigma de la angustia

en nuestros pechos

por la lucha que damos

al ritmo de estos espumosos

cuerpos.

 

 

 

Rutina urbana II

 

Tus sueños y los míos hace tiempo que duermen juntos

se conocieron una tarde violeta y fría

en la ruleta del azar y sobre la sábana de césped

tu cuerpo y el mío ya no recorren

los andamios falsos de esta ciudad atormentada

sus falos de vidrio y aluminio

construidos para poseer al viento a dios y a la luz

tus pies se dirigen hacia las esquinas más iluminadas

los míos buscan los charcos y las rockolas

de esta ciudad extraña

mezcla apurada de barro hormigón armado y tejas españolas.

 

Nuevamente tendremos que recoger la cal de nuestros sueños

inventarnos nuevos graffitis para pintarlos

en las destartaladas sábanas del deseo

reconstruiremos paso a paso los mismos errores

con distintos personajes

haremos esfuerzos para desalojar promesas

metas no cumplidas facturas amarillentas

desayunos fríos de tanto alzar la voz

desnudaremos nuevas escenas con los mismos cansados cuerpos

y pediremos un antojo bajo la luz

de leche de la luna para creer que hemos vuelto a renacer

pero nunca más nos crecerán las alas

ni se nos caerán los dientes

solo la rutina pasa a sus anchas en esta casa

donde los rincones tienen sus secretas historias

y los calcetines ya saben por dónde caminar

para que no crujan las tablas

ni se rompan los cristales

de esta casa

que nunca fue nuestra.

 

Tus sueños y los míos

despiertan en la misma almohada

y caminan con muletas por distintas calles.

 

 

 

Agenda

 

Lunes:

 

            garantizar la subsistencia elevando el corazón hacia el silencio y las nubes;

            una mano de pintura para retocar nuestras sonrisas

            nuestras desgastadas formas de decir buenos días

            de tomarnos las manos para enfrentar la incertidumbre y la modorra

            la esclerótica forma de hacernos el amor

            sin mirarnos al espejo

            de comer nuestros engaños

            pequeñas fórmulas para hacernos más audibles

            en medio de la multitud.

 

 

 

Martes:

 

            salida urgente al purgatorio

            para reconocer nuestras fobias

            nuestras manías y costumbres

            nuestro tradicional cansancio en medio de las veredas y los buenos propósitos

            renovación de las promesas enmendar nuestros pecados de la carne

                 y de la mente

            nuestra catalítica enfermedad para cambiar de piel y de espejo

            nuestro hedonismo de círculo

            nuestro concupiscente ascenso hacia la nada

            hacia el espacio vacío que queda entre nuestras sábanas y el esternón.

 

 

 

Miércoles:

 

            dieta para adelgazar

            para rebajar el peso de nuestros sentidos

            para aderezar la vida con ingredientes sanos

            visitas furtivas a los vecinos

            a los siempre escurridizos amigos

            para redecorar nuestros interiores con nuevas pasiones

            que hagan imposible agotar las recetas

            los emplastos

            y los paños de agua tibia

            regeneración urgente del tejido para elaborar nuevas discursos sobre el amor

            la inflación y el internet

            la falta de gas

            o la masacre más reciente anunciada en los noticieros.

 

 

 

Jueves:

 

            escape

            escape urgente y sin premeditación hacia el psicólogo

            o hacia las faldas siempre atentas de nuestros amantes

            imaginarios o reales

            hacia la otra cara de la medalla y la razón

            hacia aquel resquicio que haga menos vulnerable nuestro ánimo

            santificar las fiestas y los orgasmos

            las siempre extenuantes reflexiones sobre la verdad o la realidad

            o la monotonía

            o la estrechez de los salarios y la incomodidad de los autobuses

            al mercado a abastecernos de nuevas ansias

            de nuevas formas de tormento y consumo.

 

 

 

Viernes:

 

            equidistancia con la responsabilidad

            con el evanescente deseo y su puerta circular

            nada

            nada planificado

            ventana abierta al azar y sus improperios

            al violento despertar del deseo camuflado

            en los sondeos de opinión

            en los siempre atractivos titulares de las carteleras de espectáculos

            en las cimbreantes arterias de los burócratas

            ante el abierto menú de la vida

            y sus múltiples ventanas escapatorias

            y sus encuentros fenomenales con la parca

            con las nubes radiactivas

            y los closets desocupados

            buen día para escapar

            para morir en medio del asfalto y los neumáticos

            en medio de la soledad de la estupidez cómplice

            en medio de nosotros mismos sin que nos reconozcamos

            sin que nos atrevamos a mirar la frente llena de dudas e improperios

            de falsos títulos y poses condescendientes

            de pudor siempre de pudor ante la muerte

            llueve

            debería llover siempre los viernes

            para poder conjurar el deseo y la realidad

            los sueños con el olor delicuescente

            de la humedad y la urgencia

            de lo subrepticio

            de lo efímero y sus peligros

            de la falsedad y su ebriedad planificada por la costumbre

            por la manía de torcer la vida en la misma esquina.

 

 

 

Sábado:

 

            para reconocerse

            pequeños miembros de un fatal circo

            miradas tiernas en medio de la bruma

            y los reproches

            en medio del tiempo que nos impulsa a corregir el rumbo

            y sus maniáticos punteros

            sus esquizofrénicos cargos y papeles

            -roles dicen-

            en medio de la tormenta que se acumula en los ojos y en los recuerdos

            en medio de la resaca de los sentidos

            y la nostalgia

            en medio de la fiesta inconclusa por la invasión del deber

            o de la libertad en Babia y en lila

            o en varios colores para atrapar la vida

            en medio de las dos manos temblorosas por los excesos

            por la tormenta percibida en los intervalos

            en los intersticios del tiempo

            y su desangre.

 

 

 

Domingo:

 

            reposo y recogimiento

            rutina del trampolín hacia otro salto

            hacia otra defunción planificada

            domingo para restañar

            para tañer y contemplar

            para resarcir y componer

            para aminorar el ritmo y las propuestas

            para adormecer los sentidos y sus entrañas

            domingo para reanimar el tiempo que se desvanece

            en las ventanas de todos los dormitorios

            en la frente de los protagonistas

            en las cartas de los amantes

            en el deseo en las fogatas apagadas provisionalmente

            en los esperpentos dibujados con los labios

            con las frases y el mal humor

            con la viscosidad de nuestros más siniestros pensamientos

            de nuestra sequedad

            de nuestra mentira elaborada pacientemente para enfrentarnos al espejo

            a la rutina atrapada en los relojes

            en los andamios

            en las pústulas de las doctrinas

            en los caparazones de la quietud y la soledad

            otra vez domar al monstruo

            para parecer seres humanos.

           

 

 

Lunes:

            garantizar la subsistencia elevando el corazón hacia el silencio y las nubes…

 

 

Datos vitales

Pablo Yépez Maldonado,  Ibarra 1958. Es Poeta y novelista. En los ochenta integró el taller de creación literaria Matapiojo. Actualmente forma parte  del colectivo literario K-Oz de Quito. Bibliografía: Poesía: Con las manos en los bolsillos, Editorial Matapiojo, 1990; Deseábulos -coautor- Editado por la Red Cultural Imaginar, Quito, 1993; Reconstrucción metálica -Primer Premio Trienal de Poesía, Cuenca, 1993- Búho Editores, Quito, 1995; Toca piano duende de la magia, Búho Editores, 1997. Novela: La alcoba de los patojos, Segundo Premio, II Bienal de Novela Ecuatoriana, Quito, 1993-, K-Oz Editorial, Quito, 2001.

 

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