Arte Poética No 12: Roque Dalton

Roque Dalton

En esta entrega de Arte Poética, Mario Meléndez nos ofrece un acercamiento a la poesía de un mito en la poesía latinoamericana, el salvadoreño Roque Dalton (1935-1975). Mereció el Premio Casa de las Américas en 1969. Algunos de sus poemarios son Historias prohibidas del pulgarcito (1975), Un libro rojo para Lenin (póstumo). Roque Dalton fue asesinado en 1975 por sus compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

 

 

 

MIEDO

A Julio Cortázar

Un ángel solitario en la punta del alfiler
oye que alguien orina.

 

POR QUÉ ESCRIBIMOS

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.
Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores,
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quiénes con llamas puras les antecedieron,
a quiénes maldecir con el recuerdo.
Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

 

 

ORÍGENES

 

I

Tu pie descalzo ante la dura tierra: barro en el barro.
Tu rostro unánime ante el pueblo: sangre en la sangre.
Tu voz viril de campo enardecido: grito en el grito.
Tu cuerpo, catedral de músculo rebelde: hombre en el hombre.
Tu corazón de pétalos morenos, sin espinas: rosa en la rosa.
Tu paso hacia adelante presuroso: ruta en la ruta.
Tu puño vengador, alzado siempre: piedra en la piedra.
Tu muerte, tu regreso hacia la tierra: lucha en la lucha.

Anastasio Izalco, Lempa Aquino:
desde que tú naciste se ha hecho necesario apedillar
la lucha y ponerle tu nombre.

(Fuego desde el Jalponga y el Huiscoyolapa,
grito desde el añil, amor desde la hondura de tus puños,
lava desde tu pecho hasta el Chicontepeque,
pueblo desde el ayer hasta la vida.)

Río y volcán: un hombre.

 

 

II

Has nacido

para desentrañar la solución del odio,
para ascender, llevando al pueblo de la mano,
a la altura del trueno;
para romperle el alma al hambre,
para llenar de rosas liberadas la mirada del pobre;
para bordarle el corazón a la mañana
y establecer su exacta nitidez entre los pueblos que esperan;
para decirle al soldado, al cura,
al poeta repleto de soledades sórdidas,
a todo aquel que se quedó en la noche,
que aún contamos con él para construir el mundo proletario
que nos dará la dicha así,
sencillamente,
como se da la mano,
la tierra,
la esperanza…

 

 

 

ANASTASIO AQUINO

Puñetazo por la tierra fue tu lucha total:
ala guerrera,
paredón de esperanzas enraizadas en el grito más hondo de las milpas.

Tláloc, con su voz húmeda,
hizo bullir las venas ancestrales de tu pueblo dormido,
estableció vibrante en rutas la tormenta potente
y coronó con luz informativa la contextura fértil del machete.
Atonal, el antiguo, con su alimento metálico,
cantó maizales de esperanza altiva
fundando el ansia de levantar la frente desde la derrota.

Detrás de ti, combate en combate,
arquitecto del pan, padre del surco,
llevando tu alto pecho por escudo
nació la lucha, estatua de los vientos.
Hubo un grito desnudo, un clamor sudoroso
de mineral vergüenza despertada;
una voz alta y múltiple
de sangre roja y pura que eliminó las lágrimas;
una palabra errante
que definió la condición enorme de los días futuros.

Pero un sapo violento,
un cuervo artero
y un león enano,
después de poseerse mutuamente,
parieron sin esfuerzo, azul y agrio al odio;
una risa feudal enmarañada puso firma al puñal.
Decretó muerte,
saña verbal, insulto obligatorio.
Te introdujo en un saco. Te tiró al mar
cerca de la resaca más espesa.
Vistió a cien tiburones con togas elegantes
de la Academia de la Historia.
Envenenó las aguas,
escupió, pateó, mordió.
Volvió tranquila a su garganta sorda, con tu recuerdo roto.
Había muerto un indio.
Anti-cristiano, anti-cultural…
Ya podían de nuevo, civilizadamente,
construir cadalzos, restallar látigos, condecorar verdugos.

Había que reírse, no era para menos.

 

 

 

 

EL DESCANZO DEL GUERRERO

Los muertos están cada día más indóciles.

Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro, una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.

El cadáver firmaba en pos de la memoria
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.

Pero qué va
los muertos son otros desde entonces.

Hoy se ponen irónicos
preguntan.

Me parece que caen en la cuenta
de ser cada vez más la mayoría!

 

 

EL PRIMOGÉNITO

Yo en cambio lloro por mi alma:
mi alma es vaporosa cuando bebo solo:
los escombros de mi alma son traicionados por su dueño
para los testimonios de esta máquina implacable.
Y eso,
mientras sobre mis hombros cae —con infinita lentitud­—
la ceniza amarilla de mis antepasados.

No sabemos lo que hemos perdido, oh correligionarios
en esto de la marca de Caín; pero
tiene que ser la ley o la plegaria, con toda seguridad.
Debería mejor hablar de la niebla
hacer un recuento leve de las cosas de nuestra vida interior
(por encima
y muy lejos de los hombres que engullen
embutidos demasiado grasosos
y que son tan torpes para el asesinato
o para el primer acto en la noche amorosa).

¡Ah mínima, intrusa ciudad que cuelga de mi ventana
como un ahorcado!
Daría cualquier cosa por media hora
en el peor bar de Chelsea (preferiblemente en 1952):
la ginebra hace oler a cielo los meaderos,
las viejas putas cloquean como duquesas indignadas
y tú puedes alzar el dedo y hablar toda la mañana de la caballerosidad!

Ahora veo además que la mañana invade el mundo, yo
he pronunciado su miserable nombre
lo poco que queda de las antiguas tinieblas es mi tesoro.
¿Por qué no habría de tener también la paz
para poder amurallar mi comarca?

Porque no es tanta mi parte en lo peor del negocio.

Tal vez en esta guerra yo sobreviva refugiándome
y aun los vencedores
paguen por mi consejo:
se han dado casos en la Historia Natural,
entre los coleópteros por ejemplo:
basta una circunstancia temida por todos
—cuando hasta los vicios son tan sólo esguinces
de la desesperación abrumadora—:
el resplandor cambia fácil de frente
y tu divagación es música apacible,
esperanza para comenzar de nuevo a danzar.

¡Puah! Espero beber menos mañana.

 

 

 

SUEÑO NUM. 11.880

Caen señoritas en paracaídas y todas, gracias al cielo del que vienen, se parecen a ti. No traen armas, pero la forma de los pelitos de su vientre nos aterroriza de delicia desde la altura que empequeñece veloz. Todas hacen mohines simultáneos, anticipando que su belleza es, como siempre, cruel. Todas se llaman como tú. De sus hombros sin alas penden como cabezas de cadáveres las másca­ras antimariposas y de las vainas de sus espadas olvidadas surgen góticos lirios que echan chorritos de niebla estrictamente lila. No tienen la cabellera que te baña los pies, tu negro nido de oropéndola donde quise vivir por los siglos de los siglos, despertándome a diario frente a un preciosamente inserto desayuno de pergaminos cocidos y toron­jas, pero se defienden con la loca brillantez de sus cascos decorados con brochazos de aceite in­dustrial y minio en polvo. Sin el menor esfuerzo, mueven convulsivamente las caderas para hacer de su caída un real desaire y, así, parecerían la más majestuosa plomada de plumas entrando en los arroyos del Paraíso Terrenal, si no fuera por­que cada diez metros muestran esos horribles car­teles en que anuncian pastelillos rellenos de leche de mujer. Tampoco tienen nada que ver con las medusas marinas ni con su posible esqueleto de suspiros helados. Tienen de ti ese porte que delata el olor bestial del amor después de un año de abandono o de burla, ese halo infernal de las ena­moradas desahuciadas por Dios, esa súplica que nos ordena desnudarnos y sumirnos en pensamien­tos y reminiscencias que tienen que ver con las misas mayores de la Semana Santa, los imprope­rios de la multitud ante los errores crasos de los más inmensos héroes deportivos, los nudos de ser­pientes gordas que llenan las cuevas de la selva de Honduras, o el combate de dos tanques pesados, librado en el interior del Museo del Hombre. ¡Oh pasión por ellas: deberá llover tanto y tan frío aún sobre ti para que pueda al menos soportarte, manipularte, usarte! Todas caen, al mismo tiem­po, sobre el prado. Las flores que pisan y machu­can vuelven a erguirse de inmediato.

 

 

 

BUSCÁNDOME LÍOS

La noche de mi primera reunión de célula llovía
mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro
o cinco personajes del dominio de Goya
todo el mundo ahí parecía levemente aburrido
tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada.

Fundadores de confederaciones y de huelgas mostraban
cierta ronquera y me dijeron que debía
escoger un seudónimo
que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes
que quedábamos en que todos los miércoles
y que cómo iban mis estudios
y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin
y que no era necesario decir a cada momento camarada.

Cuando salimos no llovía más
mi madre me riñó por llegar tarde a casa.

 

 

 

SOBRE DOLORES DE CABEZA

Es bello ser comunista,
aunque cause muchos dolores de cabeza.

Y es que el dolor de cabeza de los comunistas
se supone histórico, es decir
que no cede ante las tabletas analgésicas
sino sólo ante la realización del Paraíso en la tierra.
Así es la cosa.

Bajo el capitalismo nos duele la cabeza y nos arrancan la cabeza.
En la lucha por la Revolución la cabeza es una bomba de retardo.
En la construcción socialista planificamos el dolor de cabeza
lo cual no lo hace escasear, sino todo lo contrario.

El comunismo será, entre otras cosas,
Una aspirina del tamaño del sol.

 

 

 

DESPUÉS DE LA BOMBA ATÓMICA

Polvo serán, mas ¿polvo enamorado?

 

 

 

DECIRES

«El marxismo-lenninismo es una piedra
para romperle la cabeza al imperialismo
y a la burguesía.»

«No. El marxismo-leninismo es la goma elástica
con que se arroja esa piedra.»

«No, no. El marxismo-leninismo es la idea
que mueve el brazo
que a su vez acciona la goma elástica
de la honda que arroja esa piedra.»

«El marxismo-leninismo es la espada
para cortar las manos del imperialismo.»

«Qué va! El marxismo-leninismo es la teoría
de hacerle la manicure al imperialismo
mientras se busca la oportunidad de amarrarle las manos.»

¿Qué voy a hacer si me he pasado la vida
leyendo el marxismo-leninismo
y al crecer olvidé
que tengo los bolsillos llenos de piedras
y una honda en el bolsillo de atrás
y que muy bien me podría conseguir una espada
y que no soportaría estar cinco minutos
en un Salón de Belleza?

 

 

SOBRE UN SUICIDIO

Una bandera de pétalos de terciopelo
más horripilante que la humildad;
las alas del tecolote familiar
que atravesó ríos nadando, montañas caminando,
témpanos de hielo a saltitos;
el lastre de la virginidad:
tales eran las riquezas de la muchacha.

Y una manera muy peculiar de comprender las sugerencias:
le dijeron que se atara el cinturón, que no fumara
y se lanzó hacia la calle, doce pisos abajo.

 

 

 

CANCIÓN DE PROTESTA

A Silvio

Cayó mortalmente herido de un machetazo en la guitarra
pero aún tuvo tiempo de sacar su mejor canción de la funda
y disparar con ella contra su asesino
que pareció momentáneamente desconcertado
llevándose los índices a los oídos
y pidiendo a gritos
que apagaran la luz.

 

 

DE NUEVO ACERCA DE LAS CONTRADICCIONES  EN EL SENO DE LA POESÍA

Nuestra poesía es más puta que nuestra democracia
con sus párpados puede corromper a la juventud
trompeta de burdel sonada hacia el horizonte
a lomos de una vaca a punto de desintegrarse
pero ducha en el póker de los siglos.
Cristo con bello chaleco de jazzista
clavado químicamente a su propio milagro
el poeta simulara una espléndida mudez
pensando que tan sólo la ciudad es náufraga
Rezo a tu tempestad imploro suplico cara a cara
por tu tempestad gozne junto de goce flete de oro
hacia el desierto que clama por la sal
Crema de lástima emboscada flagrante
todo esto es sólo una erizante broma
cuando no lloras eres espantoso como un payaso de caucho descolorido por la corriente
La poesía es el cubo de la leche de burra
donde cayó la estrella por quienes todos preguntan
Otra jugarreta de la locura y perdería mi puesto de centinela formidable
cayendo como la lengua de un ahorcado hasta una jaula llena de lobos frágiles
Una erizante broma nada más emboscadas flagrantes puta poesía para disimular

 

 

 

NO TE PONGAS BRAVO, POETA

La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolía.

 

 

 

NO, NO SIEMPRE FUI TAN FEO

Lo que pasa es que tengo una fractura en la nariz
que me causó el tico Lizano con un ladrillo
porque yo decía que evidentemente era penalty
y él que no y que no y que no
nunca le volveré a dar la espalda a un futbolista tico
el padre Achaerandio por poco se muere del susto
ya que al final había más sangre que en un altar azteca
y luego Quique Soler que me dio en el ojo derecho
la pedrada más exacta que cabe imaginarse
claro que se trataba de reproducir la toma de Okinawa
pero a mí me tocó ruptura de retina
un mes de inmovilización absoluta (¡a los once años!)
visita al Dr. Quevedo en Guatemala y al doctor
Bidford que usaba una peluca colorada
por eso es que en ocasiones bizqueo
y que al salir del cine parezco un drogadicto desvelado
la otra razón fue un botellazo de ron
que me lanzó el marido de María Elena
en realidad yo no tenía mala intención
pero cada marido es un mundo
y si pensamos que él creía que yo era un diplomático argentino
hay que dar gracias a Dios
la otra vez fue en Praga nunca se supo
me patearon cuatro delincuentes en un callejón oscuro
a dos cuadras del Ministerio de Defensa
a cuatro cuadras de las Oficinas de la Seguridad
era vísperas de la apertura del Congreso del partido
por lo que alguien dijo que era una demostración contra el Congreso
en el hospital me encontré con otros dos delegados
que habían salido de sus respectivos asaltos con más huesos rotos que nunca
Otra opinión que fue un asunto de la CIA para cobrarse mi
escapatoria de la cárcel
otro más que era una muestra de racismo anti-latinoamericano
y algunos que simplemente las universales ganas de robar
el camarada Sóbolev vino a preguntarme
si no era que yo le había tocado el culo a alguna
señora acompañada
antes de protestar en el Ministerio del Interior
en nombre del Partido Soviético
finalmente no apareció ninguna pista
y hay que dar gracias a Dios nuevamente
por haber continuado como ofendido hasta el final
en una investigación en la tierra de Kafka
en todo caso (y para lo que me interesa sustentar aquí)
los resultados fueron
doble fractura de maxilar inferior
conmoción cerebral grave
un mes más engullendo licuados hasta los bistecs
y la última vez fue en Cuba
fue cuando bajaba de una ladera bajo la lluvia
con un hierro M-52 entre manos
en una de esas salió de no sé donde un toro
yo me enredé las canillas en la maleza y comencé a caer
el toro pasó de largo pero como era un gran huevón
no quiso volver a ensartarme
pero de todos modos no fue necesario porque
como les iba contando yo caí encima del hierro
que no supo hacer otra cosa que rebotar como una revolución en África
y me partió en tres pedazos el arco cigomático
(muy importante para la resolución estética de los pómulos)
Eso explica por lo menos en parte mi problema.

 

 

 

LOS POLICÍAS Y LOS GUARDIAS

Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.

Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o el fusil.

(Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores)
Siempre vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando puños
y cuando más diciéndoles:
“Chuchos hijos de puta el día les va a llegar”.
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
“El pueblo es un montón de débiles y pendejos —pensaban—
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes”.)

Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su casa
y luego nada más
sólo los bomberos lavaban la sangre de las calles.

(Los coroneles los acababan de convencer:
“Eso muchachos —les decían—
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de la Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país aunque
por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo”.)

Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.

(Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional. Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a “los elementos de tropa tan muelas que tenemos”.)
El hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.

Que lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan car de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.

 

 

PROFECÍA SOBRE PROFETAS

A N. Altamirano y herederos,
a la familia Dutriz, a la familia Pinto

 

Puesto que la palabra debería ser
como la mujer en el momento del amor
como lo que verdaderamente entregamos
en el momento de la muerte
(cuando se ilustra una manera de ser que es fuente de vida
el restablecimiento de la pureza
la gran construcción del descubrimiento)
los profetas tendrán que colocarse aquí
para ser juzgados
cada uno
esperando su turno de pasar al espejo
para apelar ante el gran coro de víctimas.

Ay entonces del grito
que no se emitió para dolerse de los hermanos
sino para corromper sus oídos al tiempo
que se loaba a su enemigo
ay entonces de la frivolidad
con que se apoyó la vigencia del becerro de oro
ay entonces de las mariposerías
con que se puso cortapisas
a la identificación y al ajusticiamiento del hambre
ay del traslado del crimen hacia los hombres de los débiles
ay de las complicidades ay de las delaciones
ay de los servilismos
ay de los soplos al oído del verdugo
ay de las tolerancias
ay de las mentiras matutinas y vespertinas

Porque toda esa miasma se derramó
sobre la inocencia del pueblo
sobre su blanco candor caído del cielo
del gran desalojado del paraíso
y no habrá rueda de molino suficientemente aplastante
para las cabezas de sus envenenadores
de quienes quemaron con perfume las pupilas de sus centinelas
de quienes rompieron sus tímpanos
de gritos de loras sobrevivientes de la experiencia de Jericó.

Ni de los vivos ni de los muertos
habrá perdón para ese uso de la palabra.
El inocente gigante justiciero
despertará de su ensordecimiento
abrirá sus profundos ojos anegados por los profetas
y los fulminará en sus propios asientos enraizados
a la derecha del Amo desenmascarado
por los siglos de los siglos
para nunca jamás.

 

 

DIFUNTO SOLO

Te han llevado a enterrar casi a empujones
bajo un cielo de planta manchado de palomas.

Todo el mundo contento: en adelante
ibas a ser problema de la tierra,
larga semilla, sótano de la grama.

Con el apuro no alcanzó para la cruz, pues este duro
leño con cuernos no remeda cruz.

Y el girasol salvaje
-regado con pipí del hijo del guarda-
apenas haga frío morirá.

Pobrecitos los muertos -se diría al mirarte-
¡Qué cosa más jodida es descansar en paz!

 

 

 

CÓMO CANTARTE, PATRIA

Cuando la patria nace antiguamente
como la preferida estrella que se mece
junto al misterio azul del grito primogénito,

cuando la patria permanece intacta
desde el raudal de sangre con que nos parieron,

cuando la patria inexpresable canta
desde el amurallado hueso que oponemos al aire,

cuando la patria de aurorales árboles,
de rojo barro partidario del hombre,
de volcanes bramando
como la universal unión de las reclamaciones,
alza su diccionario y su martirologio
desde nuestra garganta denunciada,
cuando la patria es ese prisma puro
que nos señala la única posibilidad de amar,

entonces
es que desde las geologías interiores
surge la clara voz de alba, la profética
traída a cuentas del futuro y su música.

Porque es la patria punto de partida,
básica piedra tumultuaria extendiéndose,
savia y semilla de la floresta cantadora del hombre,
misiva leal hacia aglomeraciones fraternas y ecuménicas.
Así nos surge el canto
y la patria renace junto a cada palabra…

 

LOS LOCOS

A los locos no nos quedan bien los nombres.

Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mana en mano
con la alegría de las cosas simples.

Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!

Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
tus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.

Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?

Los locos no podemos anhelar que nos nombren
pero también lo olvidaremos.

 

 

LA CULTURA Y EL LOCO AMOR

Yo le dije con toda seriedad
“qué largo camino anduve
para llegar hasta ti”
y tu me dijiste que ya parecía José Ángel Buesa
y entonces me reí francamente
y te dije que los versos eran de Nicolás Guillén
y tú (que recién salías de tu clase de francés)
me contestaste que entonces era Nicolás Guillén
quién se parecía a José Ángel Buesa
yo te dije que te excusaras inmediatamente con
Nicolás Guillén y conmigo
y entonces me dijiste
que el verdadero culpable era yo
por llegar al José Ángel Buesa esencial
a través de Nicolás Guillén
entonces yo te dije que la verdadera culpable eras tú
por ser tan puta
y ahí fue que me dijiste perdón
estaba equivocada
no es que te parezcas a José Ángel Buesa
es que eres un José Ángel Buesa.

Entonces yo saqué la pistola…

 

 

A LA POESÍA

Agradecido te saludo poesía
porqué hoy al encontrarte
(en la vida y en los libros)
ya no eres sólo para el deslumbramiento
gran aderezo de la melancolía.

Hoy también puedes mejorarme
ayudarme a servir
en esta larga y dura lucha del pueblo.

Ahora estás en tu lugar:
no eres ya la alternativa esplendida
que me apartaba de mi propio lugar.

Y sigues siendo bella compañera poesía
entre las bellas armas reales que brillan bajo el sol
entre mis manos o sobre mi espalda.

Sigues brillando
junto a mi corazón que no te ha traicionado nunca
en las ciudades y los montes de mi país
de mi país que se levanta
desde la pequeñez y el olvido
para finalizar su vieja pre-historia de dolor y de sangre.

 

CATÓLICOS Y COMUNISTAS EN AMÉRICA LATINA:   ALGUNOS ASPECTOS ACTUALES DEL PROBLEMA

A mí me expulsaron del Partido Comunista
mucho antes de que me excomulgaran
en la Iglesia Católica.

Eso no es nada:
a mí me excomulgaron en la Iglesia Católica
después de que me expulsaron del Partido Comunista.

¡Puah!
A mí me expulsaron del Partido Comunista
porque me excomulgaron en la Iglesia Católica.

 

 

ALTA HORA DE LA NOCHE

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscando por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendría por tu voz.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

 

 

 

 

Datos vitales

Roque Dalton (San Salvador, 1935 – 1975). Poeta, novelista, y ensayista. En 1956, junto con Otto René Castillo, fundó el Círculo Literario Universitario. En 1957, visitó la URSS para participar en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, donde conoce a intelectuales de la talla de Miguel Ángel Asturias, Juan Gelman y Nazim Hikmet. Encarcelado en 1960, fue liberado en octubre de ese año, al ser derrocado el presidente José María Lemus. Luego viaja a varios países como la Unión Soviética y Corea del Norte, y también vive en otros como México, Checoslovaquia y Cuba. Entre sus obras figuran: La ventana en el rostro (1962), El turno del ofendido (1964), Miguel Mármol (1972), Pobrecito poeta que era yo… (1975), Monografía sobre El Salvador, Taberna y otros lugares (Premio Casa de las Américas, 1969), Poemas clandestinos (1975), Historias prohibidas del pulgarcito (1975), Un libro rojo para Lenin (póstumo). Roque Dalton fue asesinado el 10 de mayo de 1975 por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla a la cual pertenecía.

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