Foja de Poesía No. 239: Daniel Fragoso

Daniel Fragoso

Una mirada a la poesía de Daniel Fragoso (Pachuca, Hidalgo, 1980). Fragoso obtuvo en 2006 el Premio de Poesía Efrén Rebolledo. Ha publicado Epílogo de insomnio (Pachuco press, 2007) y Bitácora del desánimo (HgO Ediciones, 2008).

 

 

 

De Escuela del vértigo

 

Su rostro fue una cartografía

donde podía leerse una historia,

que hablaba sólo del fracaso

de ser lo que esperaban que fuera,

un chacal enfundado

en un traje de piel de humano.

 

 

 

Me adentro

en las estepas de mi cuerpo,

las preguntas me guían 

mientras me abandono al destino:

encontrarme es detener la niebla

que etérea parte con las sombras.

 

 

 

Contemplo al silencio

desde la monstruosidad de mis labios,

en la geografía del lenguaje

el miedo me interroga:

¿cómo lograr que la voz

no sea sólo el canto insensible

de un río de palabras?

 

 

 

El primer rayo del alba

vilipendia mi insomnio,

pronto los ritmos del hábitat

vendrán a enclaustrarme,

a colocar su sentencia lapidaría:

desentenderse es la alquimia

que solidifica al hielo de las fantasías.

 

 

 

Siento en las palmas el denuedo del abandono

y en las calles la gente sale a devorarse.

 

 

 

La realidad

me impide escapar

del abismo que es mi lecho,

 

en un intervalo cada vez más largo

la jornada se construye extenuante,

 

siento el cristal del crepúsculo

trazar al periplo de las aves,

 

percibo en las motas de polvo

que no hay oxígeno que me alimente,

 

pienso en el abatimiento de los muebles,

 

observo cómo un cementerio de silencio invade mis horas,

 

no puedo evitar envenenarme de retiro  

y afuera

el mundo amplio

eterno

continúa rodando siempre.

 

 

 

Mi rostro coincide ahora con otros rostros,

mi rostro coincide con el paso

que la gubia del tiempo hiende,

en las líneas trazadas sé

que no existirá riqueza que pague

los exilios que a estos cuerpos devastaron. 

 

 

 

Me marca el punzón del segundero

que rompe la página de mi destino.

 

No hay forma de ocultarlo,

me estigma la maligna costumbre de ir tarde.

 

 

 

Inexplicables son los caminos de la tierra,

los sonidos de la esfera

y las horas del caos,

 

inexplicables son los acantilados

que la distancia forja,

 

las sendas que nacen de la oscuridad

y que a ella se entregan,

 

inexplicable es la atrocidad

de tratar de ser el destello del alba.

 

 

 

Me duele lo mismo el peso del polvo

que el caer del agua en la bañera,

el ritmo de los alimentos

descomponiéndose en mi estómago

y el ácido rugir del viento por la tarde.

 

Me lastima la facilidad con que se turban las flores de la casa,

el ritmo con que el pasto se seca en el invierno,

la disposición del jardín para desbaratarse a mi lado.

 

Me lacera no encontrar más al hombre que era.

 

Me devasta ver que no estaba apto

para el mundo en el que vivo.

 

 

Datos vitales

Daniel Fragoso Torres (Pachuca, Hidalgo, 1980) es escritor. Candidato a doctor en Literatura Hispánica y Géneros Literarios por la Universidad Autónoma de Madrid. Obtuvo el Premio de Poesía Efrén Rebolledo 2006. Es autor de Epílogo de insomnio (Pachuco press, 2007) Bitácora del desánimo (HgO Ediciones, 2008). Ha colaborado para El diario Crónica, Síntesis, Hoja por Hoja, 20 minutos (en España); así como para Latin Pulse (EUA), Tierra Adentro, Replicante, Periódico de Poesía de la UNAM, Luvina, Arenas Blancas de la New Mexico State University y Analele Facultatii de Limbi si Literaturi Straine de la Universidad de Bucarest. Es uno de los editores de la revista literaria El Perro.

 

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