A los indios, a los grandes señores

Esta revista hecha por indios llama al voto razonado, a impedir el regreso del autoritarismo y la perpetuación de la transa. Ni un voto al PRIAN. A través de textos de Rubén Bonifaz Nuño, Mario Bojórquez, Bolívar Echeverría e Ignacio Ramírez se invoca una alternativa posmoderna, sustentada en los indios, los grandes señores. 
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Cuando el sitio de la ciudad de Tenochtitlan, Hernán Cortés quiso hablar con un jefe de los indios. Y se juntaron, de un lado de un canal, los españoles, y del otro lado los indios. Cortés gritó: “Quiero hablar con uno de sus grandes señores”. Y entonces uno de los indios le contestó: “Puedes hablar con quien quieras: aquí todos somos grandes señores”. Ése es el sentimiento que pienso deben recuperar los mexicanos: todos los mexicanos somos grandes señores.
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Rubén Bonifaz Nuño
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Josefina Estrada, De otro modo el hombre. Retrato hablado de Rubén Bonifaz Nuño, México, El Colegio Nacional, 2008, 89.
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En tiempos de definición política, me declaro, prietito, naco, pobre, indio. Voy a votar por Andrés Manuel López Obrador porque me picaron los moscos, porque sufrí hambres muchas veces, porque sentí el rechazo de mi condición social, de mi color, de mi pronunciación, de mi lugar de nacimiento, porque dejé la chancla pegada en el piso lodoso, porque pedí “tortillas, sal y huesos en las cenadurías”, porque no me da vergüenza afirmar que soy un mexicano cualquiera como los millones que somos unos cualquieras, gente que hace lo que puede por sobrevivir. Estoy seguro que si juntamos a los prietitos como yo, si nos afirmamos nacos, si nos asumimos pobres, como además es la verdad, si reconocemos que somos indios, que lo somos sin duda, entonces no será una vergüenza para ninguno de nosotros, ir el primero de julio a votar como indios, como pobres, como nacos, como prietos. Andrés Manuel López Obrador es naco, es prieto, es indio, es pobre como yo. ¿Por qué habría entonces de votar por alguien que es diferente de mí, que denigra lo que yo soy, que desprecia mi existencia? Votaré por Andrés Manuel López Obrador, no por una equilibrada y solvente declinación de mis privilegios, voy a votar por él sin regatearle el valor simbólico y práctico de su lucha honesta. Soy, además de todo esto, un pelado, perdónenme por existir.
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Mario Bojórquez
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La blanquitud no es en principio una identidad de orden racial; la pseudoconcreción del homo capitalisticus incluye sin duda, por necesidades de coyuntura histórica, ciertos rasgos étnicos de la blancura del “hombre blanco”, pero sólo en tanto que encarnaciones de otros rasgos más decisivos, que son de orden ético, que caracterizan a un cierto tipo de comportamiento humano, a una estrategia de vida o de sobrevivencia. Una cierta apariencia “blanca”, que puede llegar a mostrarse de maneras extremadamente quintaesenciadas, es requerida, por ejemplo, para definir la identidad real del ser humano moderno y capitalista, que sería en principio una identidad indiferente a los colores: para construir su blanquitud.
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Bolívar Echeverría
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Modernidad y blanquitud, México, Era, 2010, 11.
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A los indios

El hacendado tiene capital y ganancias, mientras el indio, por lo común, tiene sólo un mezquino salario, que ni entre las ganancias, ni entre los capitales puede calificarse.

El rico, si pierde sus ganancias, queda con su capital; el pobre si pierde su salario, perece en la miseria.

El rico puede cambiar su capital, el pobre no puede venderse.

Ya se preparan millares de recaudadores para arrancar a los esposos, a los padres y a los hijos del seno de sus familias, o para obligarlos a huir a los bosques y a convertirse en ladrones y asesinos, para que los hacendados no paguen ni la contribución irrisoria del tres al millar. Los puros ofrecen sacar legalmente el dinero de donde lo hubiere.

Pertenecemos a las clases abatidas y es la mejor garantía que podemos daros, ¡oh indios!, para ayudaros en vuestras justas pretensiones; no volváis a contar con el puro que cuando llegue al poder no cumpla religiosamente sus compromisos.

No desesperéis por vuestro actual abatimiento, pues debéis saber que más allá de los mares por donde veis salir el sol, existen muchos pueblos, que se encuentran tan miserables como vosotros que, no obstante, se esfuerzan por alcanzar la ventura.

Los rusos son los indios del zar, los italianos son los indios del papa, los españoles, los alemanes, los franceses son los indios de sus caciques y ya no quieren serlo, que busque nuestro actual Congreso indios en otra parte.

Paz, prudencia, constancia, ¡oh indios!, y confianza en los puros, y si a nosotros nos sobreviene alguna desgracia, sabed que somos mártires, porque somos vuestros defensores. Vosotros podéis hacer mucho, ¿no fuisteis los compañeros de Hidalgo? ¡Volved los ojos al Monte de las Cruces y alentaos!

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Ignacio Ramírez

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Temis y Deucalión, Periódico Político, T. I, número 2, 6 de abril de 1850, 1-4.

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