Presentamos dos poemas de Jorge Boccanera (Bahía Blanca, 1952), una de las referencias básicas de la poesía argentina contemporánea. Ha merecido premios como el Casa de las Américas y el Internacional de Poesía “Camaiore”. Boccanera es uno de los mayores conocedores de la poesía latinoamericana del siglo XX.
Diálogo en una estación de trenes
Escribir es, de alguna manera, ir a una cita.
-¿Con quién? ¿En qué lugar? ¿A qué hora?
-La misma expectativa, el sudor en las manos,
la mente en blanco, la página igual.
-Pero él, ¿escribe?
-… y marcó el número y concretó la cita y escuchó
aquella voz como bordada en todo el cuerpo.
-¿Pero cuál? ¿Pero quién?
-Hay fotos de revistas, hay rumores.
-¿Cuándo? ¿En qué lugar?
-Él entra al baño, se peina, se despeina, se perfuma
y ya decidido va a pedir un café.
-Es temprano, ¿verdad?
-El reloj es un inválido que cuenta historias crueles.
-Siga, siga. ¿Por qué?
-Ella cruza la puerta, endiablada, entalcada, ella avanza
atareada, en fin, pintarrajeada.
-Por favor, continúe.
-No hay palabras, es única.
-¿Y él?
-Ya se puso de pie y le estira una mano.
-¿Y ella?
-Pasa ligero, dice “no lo conozco”.
¿A esto le llamas ayudarme?
Yo dije “bésale las piernas a la poesía”.
Y también “bésale las palabras”.
Yo dije “hurga su lengua”.
Y dije “hasta qye abra los brazos”.
Yo dije “bésale las piernas, las palabras”.
Y dije “hasta que no de más”.
Y “hasta que pida más”.
Y dije “hasta que cante”.
A qué alegar ahora si ella en verdad cantó.
¿Fue un sueño?
¡Qué más da si era mímica y disco, si
era patraña y ruido!
Sé que la oí cantar,
¿qué cambia que hubiera sido de otro modo?