El poeta, ensayista y traductor Mario Bojórquez nos presenta dos textos del poeta brasileño Manuel Bandeira (1886-1968) dedicados a Alfonso Reyes (1889-1959). Reyes ejerció labores diplomáticas en Brasil entre 1930 y 1939. Los poemas de Bandeira son de carácter ocasional, uno a propósito de una recepción en el Jockey Club y otro motivado por el recuerdo del amigo.
Rondó de los Caballitos
Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
Tu belleza, ay, Esmeralda
me terminó enloqueciendo.
Los caballitos corriendo
nos, caballones comiendo…
el sol tan claro allá afuera
y en mi alma —¡anocheciendo!
Los caballitos corriendo
y nos, caballones comiendo…
Alfonso Reyes partiendo,
y tanta gente quedando…
Los caballitos corriendo,
los caballones comiendo…
la Italia casi gritando
la Europa desalentando
Los caballitos corriendo
los caballones comiendo…
El Brasil politiqueando,
y nuestra poesía muriendo…
El sol tan claro allá afuera
el sol tan claro, Esmeralda,
y en mi alma —¡anocheciendo!
Rondó del Palace Hotel
En el hall del Palace el pintor
Cicero Dias entre el Pan
de Azúcar y un cajón de entierro
(¿Es un rey andrógino que entierran?)
Toca un jazz de pandero con la mano
que Blaise Cendrars perdió en la guerra.
¡Dios del cielo, qué alucinación!
Hay una criatura tan bonita
que hasta los ojos parecen estar desnudos:
¡Nuestra Señora de la Prostitución!
—“¡Garçon, cinco martinis!” Los
adolescentes inhalan éter
en el hall del Palace.
Aquí nadie pone atención a los empréstitos
(pasa un estruendo de clubes allá afuera):
Aquí se danza, se canta, se habla
y se bebe incesantemente
para olvidar el dolor aquel
por alguien que no está presente
en el hall del Palace.
*Bandeira, Manuel, Testamento de Pasárgada, Organização e Estudos Críticos de Ivan Junqueira, Editora Nova Fronteira-Academia Brasileira de Letras, Río de Janeiro, 2003, 352 pp.
**El primer poema fue escrito en ocasión de la fiesta de despedida otorgada por el Gobierno de Brasil a su embajador mexicano, don Alfonso Reyes, quien viajaba a Buenos Aires; la recepción fue en la terraza del Jockey Club, desde donde se podía ver a los caballos correr en el hipódromo de Río de Janeiro. El segundo poema al parecer fue escrito tiempo después de la partida, y aunque no está explícita la mención de Alfonso Reyes, los tres últimos versos hablan de la nostalgia por la ausencia del amigo.
Ellison P., Fred, Alfonso Reyes e o Brasil, um mexicano entre os cariocas, Topbooks-Consulado General de México, Río de Janeiro, 2002, 278 pp.