Rocío Wittib entrevista a Darío Jaramillo

Dario Jaramillo

La joven poeta argentina Rocío Wittib entrevista al poeta y narrador colombiano Darío Jaramillo Agudelo (1946). Según federico Díaz Granados, Jaramillo “es el gran renovador de la poesía amorosa colombiana y uno de los mejores poetas de la segunda mitad del siglo XX de su país. Su obra poética se caracteriza por un marcado corte intimista”.

 

 

 

¿Qué es escribir?

Para mí es una necesidad metabólica. Para entender lo que me pasa por dentro tengo que pasar por el movimiento de la mano sobre el papel. Una vía para entenderme, una vía para alucinar.

 

 

¿Qué te lleva a la poesía?

Lo dicho: una necesidad metabólica. Mirando a lo lejos, a mis seis y siete años, mi fascinación con los versos que me leía mi padre, los poemas para niños de Rafael Pombo. Durante la adolescencia, a mis trece, catorce, quince, la lectura de tres poetas: León de Greiff, Jaime Jaramillo Escobar (que no es pariente mío y en los orígenes del nadaísmo firmaba con el seudónimo de X-504) y el Canto a mí mismo de Walt Whitman.

 

 

A veces parece no servir para nada la poesía ¿para qué creés sirve?

En los términos en que se suele medir ahora, no vale nada. Ni un centavo, ni un dólar, ni un peso. No representa valor económico. Por contraste, esto le da un gran valor: para leerla, para hacerla, tenemos la más absoluta libertad. No depende de la oferta y la demanda. Depende de sí misma. Es el acto gratuito por excelencia.

Por otra parte, antes de  hablar de la poesía/arte, la de los grandes poetas, la que leemos y nos revela siempre algo, se puede hablar de la poesía  anónima e inédita, la escriben en sus cuadernos los colegiales, las amas de casa, los individuos anónimos: creo que esa poesía, la que no se añade a la historia de la literatura, tiene una utilidad catártica, sirve para que la gente exprese sus emociones o sus conflictos. Esa poesía ahorra la demanda de servicios psiquiátricos.

 

¿Qué ofrece a diferencia de otros géneros al lector?

Leer poesía es una actividad muy distinta a leer novelas, comenzando por las dosis: basta leer un poema, leerlo varias veces, detenerse en este o en aquel verso. Rumiar y saborear.  Las otras lecturas son más lineales. Los efectos también son distintos.

 

¿De dónde nacen los poemas?

No lo sé. Creo que aparecen cuando les da la gana. No es algo que uno pueda controlar. Uno no puede decir: mañana a las ocho voy a escribir un poema.

 

¿Hay algo en la poesía más allá de la literatura?

Si. La emoción poética puede surgir independientemente de las palabras. Un atardecer, un gol, una sopa de pescado, un bombón de chocolate, un rostro, una sonrisa, encontrarse con alguien que uno quiere, el verde de las montañas que ahora miro. Y etcétera. Y etcétera.

 

Escribiste sobre los amores imposibles. La poesía parece tener algo de amor imposible, no sé si porque es barata y nos hace felices o porque da dimensión de nuestra soledad. ¿Es el amor imposible del poeta?

Sí. También la poesía.

 

Por último, un consejo para los lectores de poesía.

Que lean a Watanabe, a José Emilio Pacheco, a Jaime Jaramillo Escobar, a Rafael Cadenas. Pero que no se olviden de Garcilaso, de Lope, de Quevedo, de sor Juana, de Calderón, de Juan Ramón, de Machado. Podría seguir con la lista…

 

 

Datos vitales

Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 1947) es Poeta, novelista y ensayista colombiano. Terminó el bachillerato en Medellín y posteriormente se graduó como abogado y economista en la Universidad Javeriana de Bogotá.Es el gran renovador de la poesía amorosa colombiana y uno de los mejores poetas de la segunda mitad del siglo XX de su país. Su obra poética se caracteriza por un marcado corte intimaste. También se ha destacado como brillante narrador y ensayista. Ha desempeñado importantes cargos culturales en organismos estatales y es miembro de los consejos de redacción de la revista “Golpe de Dados” y de la fundación particular “Simón y Lo la Guberek” .Su obra poética está contenida en las siguientes publicaciones: “Historias” en 1974, “Tratado de retórica” “Premio nacional de poesía” 1978, “poemas de amor” 1986, “Antología poética” en 1991, “Cuánto silencio debajo de esta luna” en 1992, “Del ojo a la lengua” en 1995, “Cantar por cantar” en 2001 y “Gatos” en 2005.

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