Foha de poesía No. 417: Ruth Patricia Rodríguez

ruth patricia rodriguezNos acercamos al trabajo de la poeta y narradora ecuatoriana Ruth Patricia Rodríguez (1966). Ganó los concursos nacionales de cuento infantil (Círculo de Lectores) y de cuento juvenil (Pablo Palacio). En 2005 obtuvo la Condecoración Pablo Palacio al Mérito Literario, otorgada por el Consejo Provincial de Loja. Sus más recientes libros son Putas de Cristal (2010, novela). La certeza de los presagios (2011, libro colectivo de cuentos). El mar en mí (2012, poesía).

 

 

 

Nuestro oxímoron

 

Chao, me voy con el Mar

Se va conmigo todo lo que llevo dentro

Esta mentira de creer que estoy cuando me pierdo

Esta comodidad de tener el día bajo control

De escribir sin estremecimiento

De enviarte cartas falsas para que veas que te pienso

 

Chao, me llevo estas ganas de pensarte simplemente

Y  de escribirte cuando ya no pueda más de tanto llevarte

Me voy, en medio del desorden que quita la cadena

Al borde de la ignorancia que me libra de importarme

 

Puede ser que el Mar me regrese lavada por su espuma

Y me ponga a secar luego entre las rocas

Entre los acantilados que cortan mi contradicción

Quizá para entonces me ría y me entristezca

Por esa cualidad tan cambiante que me vive

Y que nos muere

 

 

 

 

 

 

 

A poca elipsis                          

 

Que el rastro muera por borrarse

Que los besos se reciclen en la sangre

Que la memoria se olvide  en los libros

Que las palabras sean sonidos molestos

Que haya que alzarse de hombros cuando pesen

Que haya que aliñarlas cuando comprometan

Que el presente salve a quien más pueda

Que la decisión última prevalezca sobre la penúltima y la primera

Que nadie se entere de lo que llevamos bajo la mortaja

Que no exista un más allá para desenmascararnos

Ah!  Que esta fiesta dure cuanto pueda amortiguar

Que el total será la suma de todo lo que nos restamos

Que nadie nos obligue a alzar los ojos

Y  a ver lo alto que está el cielo

Y nosotros acá abajo rondándonos

Que no se nos estreche más la cárcel

Que es suficiente con ésta que es pensar,

Siempre,  sobre los mismos cien metros del pasillo

Que se haga, que se diga, que se mienta

Que ya no importa si total al otro lado

Estás tú que recuerdas el silencio

Que no hace, que no dice, que no miente

Aunque se vista y se desvista de palabras

 

 

 

 

 

 

El mar en mí

 

El mar me esculpe con su ola negra

En el filo de su hoja

La noche multiplica su mágica borrasca

Y estalla bajo mis párpados cerrados

 

Luminosas filas de arenques fosforecen

En el lecho en que me abismo

Será que quieren olvidar en mí

Su soledad acorazada

Será que me dejan su estela como guía

Y se pierden lejos de mi hemisferio izquierdo

 

Penetro en mi vastedad, el mar es tibio y quieto

De tiniebla perturbada sólo por relámpagos

De peces transparentes

 

Así debía ser tu muerte apresada en la marea

Devuelta de olvidos, perfumada de sal

Yo debía así sentirte en tu silencio

Y debía recordar que vendrías

Trocando tu fantasma oceánico en azufre encendido

Ahora que estás ya para siempre

No temo despertar en tu negrura:

Infinita galaxia de mi cuerpo sin sombra

 

 

 

 

 

Los pseudos

 

Aquí están quienes se han perdido

Miran con la sombra del mar lo que es de tierra

Y arrastran una red llena de pájaros que ya no cantan

Tocan su cuerpo y buscan una extremidad

Es la cabeza y con ella su corona

 

La estrella igual que el corazón

Recobró su compás de máquina

En el caudal silencioso de la sangre que ya nadie escucha

 

Se ponen a sí mismos en las manos sin pensar

Se dejan tostar al sol y ser carroña

Luego se lamentan, justifican su entrega ingenua

Como el idiota que se amamanta  de la luna

 

Aquí están ellos, los que no supieron cómo amar la vida

Y se endulzaron con la palabra

Y fueron seducidos por la estética

Los que escudriñaron en modas desechables

Quieren, dicen, entregar su caza a la mejor puta de la noche

Son caballos de fuego sofocado

Vida de un día

Que se regalan sin haberse  pertenecido

 

 

Tienen el alma azul como la de un gnomo

Tienen los pies suaves de los sedentarios

Tienen la desazón de los que no pudieron huir

De los mismos trechos

Tienen las orejas como arbustos cargados de manzanas y babosas

Tienen cuatro ases bajo la manga

Tienen hijos que jamás les darán nietos

Porque aprendieron a temer en sobrevivencia

 

Creen que tienen todo si tienen una red

Con pájaros de cristal

Con pájaros que no vienen del mar

Ni del cielo

Con pájaros desprendidos de una tarde lila

 

Ellos sufren de verdad y se curan fantasiosamente

Y vuelven a sufrir para curarse de tanta importancia

Y así  tener más importancia

Y se pierden creyendo encontrarse

Y escriben y son sabios

Y saben que todo lo que saben nunca lo aprendieron

Y que a fin de cuentas nada importa

Porque es así como se vive

En el mundo de las perdices que comen perdices

 

 

 

 

Impaciencia

 

Pasa seguido que  somos lo que no queremos

Pasa que  cuando lo que deseamos no se alcanza

Sembramos en el patio árboles ajenos al alma

Para decir que los tenemos simplemente

Para decir que lo importante era sembrar

 

Pasa seguido  que  pintamos la casa de verde

Por no encontrar  el turquesa  en la ferretería  más cercana

Pasa que al quererlo todo tan rápido,  se pierde

Y se gana lo que  parecía  ser

 

Pasa  también que la suma de  silencios

Es la suma de los deseos irrealizados

Y dejamos de escribir

 

Fuera de los fracasos por encontrar lo buscado

Nos  abismamos  en la negación de la palabra

Nos adelantamos al tiempo de recibir

Nos convertimos en cobardes

 

 

 

 

 

 

Ser y no ser

 

Esto de bajar y subir las escaleras

Como si hubiésemos olvidado la llave otra vez

En el cuartito del fondo donde se va y se nostalgia

Ir por un disfraz y no escogerlo

Salir vestido de uno mismo siendo otro

Extrañados de nuestra inconstancia

 

Esto de querer retenerse

Y luego buscarse en la palabra ajena

Aquella que nos devuelva

El sentido de estar pertenecidos

Aunque sea a algo transitorio

 

Esto de saber que se está solo y desestimarlo

Y esconderlo tras el ruido de la radio

Decir sí quiero y luego no

Sufrir de amnesia por lo que se ha querido

No llorar cuando se pudo

Y hacerlo de repente sin saber por qué

 

Esto de declararnos cuerdos  a la entrada  del hospicio

Asir una bandera

Cantar el himno sintiendo un corazón avergonzado

Por la patria hipotecada

 

Esta bipolaridad de los días del siglo último

Nos tiene a todos apostando

Perdemos cuando creemos ganar

Nos acostumbramos a pensar que todo vale

Que incluso hay que matar para vivir

Pero en la noche, cuando buscamos el pijama

Oímos gritos, intuimos despojos  en el interior del closet

Y no lo abrimos por temor a que reboce y nos aplaste

Dormimos con jean

 

 

 

 

 

 

 

Alquimia

 

Una flor, pero no una flor cualquiera

Sino aquella de ecos encerrados bajo su cristal

Yo la tuve flotándome en la mano y vi a mis muertos

Como si fuera ayer,  paseaban por los callejones

Llevaban luces encendidas hacia el fondo

Se perdían, se enterraban en la arena

 

Una flor, que parecía estar a punto de quebrarse

Una amenaza del sueño que a sí mismo se presagia

Yo la tuve inundándome la palma y me vi

Temerosa de perder a mis vivos

Como si alguna vez hubieran estado

Como si hubieran sido míos

O me hubieran soñado solo para ellos

 

Una flor de mar

Cuarzo y  granizo de un cielo invertido

Yo la llevé lejos por toda una noche

Hacia el naufragio de mi séptima estrella

Allí nos vaciamos, nos supimos inasibles

Sin dolor ni pertenencias

Fuimos Otra

 

 

 

 

 

 

Atropello

 

Loba que llamas cuando me lleno

Grulla que deja su huella de luna

Sobre la llanura de casas lluviosas

Más allá del muelle que se calla

En las calles que soy y que padezco

En la muralla de esta soledad sin estrella

Llegas loba grulla a abrir la puerta

Con la llave de mis propios dedos

Llegas y esparces las últimas llamas del deseo

No es tarde, Llorona, yo soy tú

Llámame que apareceré desde los cuartos vacíos

Llorona loba grulla

Llamarada, cremallera, toalla roja

Estalla en mi  oscuridad,  purga mis llagas

Me dejaré llevar como una ciega

Cuando beba de mis senos llenos

 

 

 

 

 

 

 

Turquesa

 

 

Hola, Libertad mía

Cada vez que acudo a ti

Parezco salir de un bosque en llamas

Corro a tu playa a refrescarme

Mi alma se desata de este cuerpo

Que desde hace tiempo anda pateando una piedrita:

 

Es una turquesa que rumora en cada salto

Las vidas que he venido dando vueltas

 

En la pizarra de su cielo duro

Se revientan mis recuerdos como venas

Bella piedra de Sísifo encadenada a la ciudad

Desprendida de la lluvia, chispa de aire

Huérfana extraviada

 

Tú, Libertad, quieres que ahora sea lo perdido

Que vuele bajo, bajo, como la piedra

Que me golpee, que no pueda asirme

Que me vuelva indemne en mis adentros

Que de tanto ir de esquina a esquina

Me habitúe a buscar hasta encontrarme

 

 

 

 

 

Resaca

 

Quería morderte, fruta azul

Quería habitarte, pueblo fantasma

Quería escucharte, ronco torbellino

Quería hundirme, abismo

Para hacerlo me senté en tus orillas

Te miró el único ojo de la frente

Y me apareé diluida y absoluta

Disfruté de tu fiesta pagana

Imploré tu misma suerte

Me arrepentí ante ti de mis delitos

Ahora que he probado a lo que sabes

Que he sido huésped de tu profunda torre

Sin que haya podido nombrarte una palabra

Un cataclismo me expulsa de tu centro

Un sabor a petróleo y pesticida me quema las papilas

Una visión de muerte me horroriza

Ya no eres memoria de la luna

Tu superficie es mortaja de peces y moluscos

Tu bramido es eco, un golpear de tarros de basura

Y aunque en el fondo te habites, afuera no reflejas

Ya no eres el sueño diluido

Hace tiempo que dejaste de ser mar

 

 

 

 

Datos vitales

Ruth Patricia Rodríguez (1966) Escritora de novela, cuento y poesía. Ganadora de concursos nacionales de cuento infantil (Círculo de Lectores) y de cuento juvenil (Pablo Palacio). Representante del Ecuador ante la Asamblea Mundial de Jóvenes Artistas por la Paz, en la República de Bulgaria.  En 2005 obtuvo la Condecoración Pablo Palacio al Mérito Literario, otorgada por el Consejo Provincial de Loja. Entre sus obras se cuentan: Algo más que un sueño (1978, cuento), Desde el barro azul (1988, prosa poética y cuento). El balcón de los colores (1990, cuento), Lengua de siervo (Poesía). Al filo de Clepsidra (1995, novela).  Deseábulos (1998, libro colectivo de cuentos de la Red Cultural Imaginar). Impúdica (2007, poesía). Escribir es Formidable (2008),  (texto de estudio para el área de composición escrita).Putas de Cristal (2010, novela). La certeza de los presagios (2011, libro colectivo de cuentos). El mar en mí (2012, poesía).

 

 

 

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