Foja de Poesía No. 438: Juan Carlos Garzón

Juan Carlos Garzón

Presentamos algunos poemas de Juan Carlos Garzón (Distrito Federal, 1986) es licenciado en Filosofía por la UNAM, donde actualmente estudia la maestría. Publica poesía periódicamente en Revista Síncope, en Dixo y en Letras Explícitas. Ha publicado también en Etcétera, Punto de Partida, Mil Mesetas, Letralia, Radiador, Garuyo, Y los rinocerontes bostezan y Replicante. Ganó una mención honorífica en el concurso 39º de Punto de partida.

 

 

 

Lo que viene

 

Lo que viene no vendrá como un gorrión

que se deje ver venir a la distancia

puntual en el centro del aire y haciendo un escándalo

 

no se parece a un barco

con sus bultos patentes sobre el lomo

rectilíneo cuando embona en una rada

 

lo que viene no es una palabra

que está callada y callada y callada y se dice de pronto

 

no es un signo que desciende como un copo

desde un almacén celeste

para tatuarse en la piel de los objetos

y cambiarlos por otros con una alquimia súbita

 

tampoco es una fina membranita

como la lluvia mustia y sus vapores

que se atraviesa con los hombros tensos

y que divide el aún no del ya por fin

 

no es un vaso que se derrama

por la gota que derrama el vaso

ni es la gota

 

tampoco es un punto crucial de ebullición

que está pendiente de un grado que no llega

pato pato pato pato oca

no es leche a la espera del descuido

para hacer en la estufa un cochinero

 

lo que viene no es el casco de una sílaba

no empieza con la letra f

que delimita las hectáreas del presente

 

lo que viene

esa vejez implausible

esa guerra civil que está tardándose

ese cáncer de pulmón con sus postales

el final de ese amor de cuatro letras

el derrumbe de los usos y las modas

el revés de las cosas de este mundo

lo que viene

lo que viene ya empezó

es justo esto que está pasando ahorita.

 

 

 

 

Soneto del volado

 

¿Por qué, si la razón con que se hace

exige otra razón? ¿Y así? ¿Y a ultranza?

¿Por qué, si este motivo no me alcanza,

y nunca puedo ver en dónde nace?

 

¿Por qué, si puede ser que el desenlace

sea atroz? ¿Por qué, si tal vez con mi lanza

mate a Layo, y mi lote en la balanza

va a ser de polvo, pase lo que pase?

 

Calculo, austero, y cuento mis respuestas –

tintinan en mi mano todas juntas.

Pero son infinitas las preguntas.

 

Se devoran las sumas y las restas

y queda el cero, que es pregunta, y queda

mi mano en quiebra. Lanzo una moneda.

 

 

 

 

[Esto ya no tarda en estallar]

 

Esto ya no tarda en estallar, dijo

con el aire en paz y con los ojos fijos

en un roto renglón de la Jornada

vimos las señales y no hicimos nada

la garganta se le enreda de un rencor que le gusta sentir pues

no hay cosa más dulce que saberse previsor tras los desastres

no existe una palabra que te vaya a preparar para esto, y es

que un coagulado tremor germina en el fusil de los gendarmes

y qué cosa es ésta que debimos de haber hecho desde antes

si es el tiempo solo quien convierte las señales en señales

 

y luego dijo que

 

México es un país de analfabetos

y quién lee si los signos no se están quietos

nos adoctrinan con la tele, dice

y no sé si me reí o si sólo quise

y algo tiembla y algo crepita y algo

se repudre en el subsuelo cuando salgo

a la calle que grita hasta en sus bardas

que esto está por estallar, que ya no tarda

y hay algo que tienen de idénticas todas las generaciones

la ilusión de ser únicas por ya conocer los desenlaces

de que el presente es el after de la Historia y que todo por fin es

un relato consumado y que al fin ha fijado sus lugares

hay armas largas donde no había dinero ni para frijoles

pronto no tendrá sentido hablar ni de versiones oficiales

 

y luego dijo que

 

es ésta la señal y es éste el ruido

y va a hincarse el jodedor ante el jodido

si acaso nosotros estamos del lado de los jodedores

leer la Jornada no va a hacer que te perdonen tus deslices

que este ciclo se acaba y que la gente

pronto va a afirmarse hegelianamente

pero el mal no garantiza que las cosas puedan ser mejores

ser ‘justicia’ una palabra no la incluye en las cosas posibles

que esto no tarda en estallar, insiste

y lo alumbra como un fuego pero triste

y habla y habla y habla lo que quieras de las cosas previsibles

seguiremos hablando cuando el mundo se salga de sus goznes

y entre que si dialoga o monologa

juzga sabio no hablar ya y me vende drogas.

 

 

 

 

La cama y el tiempo

 

Qué bueno que tengo una cama y que no soy un nómada.

Qué bueno que ignoro qué cosa es el tiempo,

que pienso que es el curso de las cosas.

Creo que ha sido un día lo que recién pasó

porque empezó en la cama y terminó en la cama.

Y entre esos dos momentos fui al trabajo y ocupé una silla,

y después utilicé mi tiempo libre

para ocupar otros lugares con mi nombre.

Voy a su encuentro y les suplico que me digan esto eres,

alguien que hace esto y que hace aquello,

que come en una mesa y que usa ropa,

que dice estas palabras y que duerme en una cama,

en esta cama.

Y vuelvo al final a esta cama.

Y cierro los ojos, me interrumpo.

Una piedra da una vuelta frente a un astro grande,

y por ende pienso

que con esto recomienzo.

Y vuelvo al mundo:

un mundo que está lleno de nichitos

moldeados con la forma de mi cuerpo

moldeado con la forma de los nichos.

Igual que mi cama.

 

Qué bueno que tengo una cama y que no soy un nómada,

qué bueno que ignoro qué cosa es el tiempo.

El nómada no tiene cama: tiene camino.

El nómada, el sin cama, duerme al margen del camino

y despierta al margen del camino

y se levanta a continuar su recorrido.

Lugares siempre cambiantes, siempre nuevos,

lugares que no son lugares sino caminos,

como él mismo no es lugar sino camino,

línea que se extiende sin comienzos ni finales,

sin interrupciones y sin recurrencias,

sin nichos que la inviten ni la acojan

y con todas las posibles desviaciones.

Sólo puede el nómada saber

que todos somos nómadas.

Sólo puede el nómada saber

qué cosa es el tiempo:

es él mismo.

Y éste es un saber que sólo puede

llenar de pesadillas una cama.

Qué bueno que tengo una cama y que no soy un nómada.

 

 

 

 

Soneto de Pablo

 

…Festo dijo a grandes voces: ¡Estás loco, Pablo!

Las muchas letras te han vuelto loco.”

 

Hechos, 26:24

 

Las letras, Pablo, al fin te han vuelto loco.

Las grámmata tornáronte a manía.

Hablas de un lógos que no moriría

ni con todas las muertes. ¿Me equivoco?

 

Pero perdiste el lógos poco a poco:

le diste la razón a la graphía.

Si vida eterna escrita es biología,

yo sólo soy lector de lo que toco.

 

Les rindes a las grámmata tu lógos

buscando sempiternos desahogos:

ya no puedes cerrar las puertas que abras.

 

¿Creíste la promesa de las letras?

¿De verdad crees que en ellas te perpetras?

Las letras te han dejado sin palabras.

 

 

 

 

[Cállate]

 

Cállate

me voy a callar yo también y que todos se callen

que esté callado el treno tonto de los que se explican

y que el mórbido frufrú de las mentiras se calle y se calle

también el tintineo de las anécdotas que suena

como golpecitos en cantimploras huecas

y que se calle en la calle el sonoro peatón con manos libres

y que los tiernos amorosos ya se callen sus boquitas

y que se callen las pláticas a medio ya supiste

y que ése que está por decir algo muy sabio no lo diga

y que el padre reparta las hostias pasada media hora de silencio

y que sigan su ejemplo sapientísimo sus fieles

y que se calle aquél que está elogiando a un perro

y que el que tiene un secreto que lo oprime se lo calle

y que se calle el que acusa

y que se calle el que se excusa

y todo aquello cuyo ruido sean palabras

y que se quede callado el planeta

como piedra que no sabe hablar y que flota y que flota

 

Sí, que todo esté callado

y ya me callo

escucha:

 

 

 

 

 

Pero es inútil

ni así se calla el mundo

lo pusimos a hablar y no se calla

le dimos cuerda y con su cuerda

se vuelve a dar cuerda él solito

trae las letras tatuadas a lo largo de su tiesa piel

y las trae hasta en los dientes y en el hueso

ya dimos con la forma de escribir hasta el silencio

el naufragio genocida de los libros

y sangra el graffitti en las muertas paredes

y pantallas gigantes en calles con nadie

repiten lo que algún día pronunciamos

espectaculares como graves oleos

de los muertos ancestros de un muerto

y cartas y etiquetas y volantes en el suelo

palabras ya vueltas carroña parlante

y la playlist en repeat sigue sus ciclos

y youtube sigue contando sus anécdotas

el mundo va seguir hablando cuando ya no estemos

va hablar de nuestro lóbrego episodio entre las eras

va a seguir hablando solo como un loco

sin gramática ni idioma

como un coche después de un atroz accidente

garabato de hierros torcidos y rojo entre el polvo de los vidrios

con su estéreo que insiste imbécilmente en reiterar

que Johnny, la gente está muy loca o una densa reflexión

de Toño Esquinca acerca de la culpa y el perdón

en medio de trizas en llamas y de un amasijo de carne

sin nadie que viva ni escuche ni perdone ni sea Johnny

y el estéreo no se calla

ya no dice nada

pero no se calla.

 

 

 

Datos vitales

Juan Carlos Garzón (Distrito Federal, 1986) es licenciado en Filosofía por la UNAM, donde actualmente estudia la maestría. Trabaja como guionista de televisión, y publica poesía periódicamente en Revista Síncope, en Dixo, en Letras Explícitas y en su blog personal www.ahilesvaunsoneto.com. Ha publicado también en Etcétera, Punto de Partida, Mil Mesetas, Letralia, Radiador, Garuyo, Y los rinocerontes bostezan y Replicante. Ganó una mención honorífica en el concurso 39º de Punto de partida. Miembro fundador del colectivo de comedia Santo Puerco A&R (www.youtube.com/santopuerco).

 

 

 

 

También puedes leer