La otra cara de Mark Twain

En esta nueva entrega de El síndrome de Esquilo, Vicente Alfonso nos presenta una brillante reflexión sobre Huckleberry Finn, la famosa novela de Mark Twainy el tema del doble, una de las obsesiones del autor norteamericano.

 

 

 

 

La otra cara de Mark Twain
por Vicente Alfonso

 

 

Uno de los autores que más han jugado con las posibilidades del doble y la impostura es Mark Twain. Es célebre aquella entrevista en la que afirmó no saber si aún estaba vivo porque en su infancia su madre lo había mezclado en el baño con un hermano gemelo, quien había muerto mucho antes que él. En la entrevista, Twain anciano responde a los cuestionamientos de un joven reportero: “Verá, éramos gemelos, el muerto y yo. Nos metieron juntos en la bañera cuando sólo teníamos dos semanas y uno de nosotros se ahogó; pues bien, nunca hemos sabido cuál de los dos era el ahogado. Hay quien piensa que era Bill y hay quien piensa que era yo… Este decisivo y terrible misterio ha envuelto en tinieblas mi vida entera”.
La entrevista jamás ocurrió: es una invención de Twain. No obstante, la anécdota contiene las claves para comprender buena parte de su obra. El supuesto entrevistador se llama Sam Clemens, nombre real de Twain: Samuel Langhorne Clemens. Y aunque algunos críticos han escrito que nunca fue un escritor “que se asomara obsesivamente a los abismos del alma”, no puedo estar de acuerdo. Parapetado tras el seudónimo Mark Twain, escribió obras que revelan que, aunque aquello del gemelo muerto era una invención, el asunto de la identidad sí fue un decisivo y terrible misterio que envolvió en tinieblas su vida entera.
Quizá ningún novelista haya utilizado tanto el motivo del doble: tres de sus novelas y muchos de sus cuentos y artículos periodísticos son protagonizados por gemelos, mellizos, dobles e incluso siameses. Más aún: el primero de enero de 1907, The New York Times consigna en su portada que, como parte de las celebraciones de año nuevo, el escritor ofreció una fiesta y como número principal contrató a un actor para que se hiciera pasar por su hermano siamés, uniéndose a él por un listón.
Publicadas en 1894, Puddnhead Wilson Los extraordinarios mellizos son dos novelas que disfrutaron, en su momento, de extraordinaria popularidad. Se trata de dos ficciones que han estado ligadas entre sí desde su escritura, pues como Twain lo explicó en vida, surgieron de una idea embrionaria que se dividió para dar origen a dos novelas distintas. Así pues, ambas novelas comparten época y entorno, algunos personajes, e incluso es común que se publiquen en un solo volumen. En los dos libros destacan los gemelos Ángelo y Luigi Capello. Hay, no obstante, diferencias entre ambas obras: mientras en Puddnhead Wilson los hermanos son gemelos idénticos, en Los extraordinarios mellizos son hermanos siameses, unidos por el tórax.
Este uso reiterado del tema del doble no es, como muchos piensan, un recurso fácil. Es una obsesión de escritor: en los años en que escribió estas dos novelas, el autor era en sí mismo un personaje dual. Bajo el seudónimo Mark Twain gozaba de popularidad mundial, y se le consideraba el mejor humorista de América. Pero al mismo tiempo era Samuel Clemens, un hombre cuya vida privada estaba llena de conflictos y sombras, pues en esa década morirían dos de sus hijas, su mujer estaba enferma (poco después también perdería la vida), y además había caído en bancarrota por malas decisiones de negocios.
      Una carta que escribió a su hermana en 1900, da una idea del estado de ánimo que aquejaba al autor en sus peores momentos. Clemens escribe: “No entiendo por qué Dios, en un momento de ocio y necedad, inventó esta bastarda raza humana, y por qué, después de inventarla, decidió hacer de cada uno de sus individuos un nido de repugnantes e innecesarias enfermedades, un tonel de desperdicios pútridos”. En junio de ese año le escribe a la viuda de Bill Bowen, uno de sus amigos de la infancia: “Me gustaría llamar otra vez a este mundo a Bill, y a John Garth, y a los demás, y vivir la vida y ser como éramos, y divertirnos hasta los 15… y después, ahogarnos todos juntos”.

 

 

Twitter: @vicente_alfonso

 

 

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