Poesía mexicana: Febronio Zatarain

Presentamos algunos textos del poeta sinaloense Febronio Zatarain. Estudió sociología y en 1989 emigró a Estados Unidos. Actualmente vive en Chicago. Es colaborador activo de Contratiempo, una de las revistas literarias más significativas de Estados Unidos escrita en español.  Ha publicado, entre otros, los libros Faltas a la moral (Editorial Moción, 1991), Desesperada intencón y otros escritos (Editorial Universidad de Guadalajara, 1994 , Y nos vinimos de mojados (with Raúl Dorantes) (Editorial UACM, 2007). Estos poemas pertenecen a El ojo de Bacon.

 

 

 

 

 

 

Lluvia

 

Tu paraguas

siempre te acompaña

caminas

y las gotas de la vida

resbalan sobre su impermeable

 

Temes al asalto de una gripe

o incluso de un resfriado

desde cuándo no has sufrido

el rubor desvergonzado de un estornudo

 

Que llueva que llueva

gritabas hace mucho

y sin hacer caso a los remilgos de tu madre

te aventurabas por los charcos de tu calle

sin importarte la espina

o el trozo de vidrio a flor de tierra

 

Pero siempre soñaste

con el estatus del paraguas

querías quitar de tus espaldas

el pasado de carnicero de tu padre

Hay que aprender un oficio mijo

Y en tu adolescencia

cargaste a lomo

primero canales de cerdos

ya más embarnecido

fueron de reses

 

Al principio los otros se asombraban

Mira a ése

y era natural

porque aunque lo abrías

y lo empuñabas

no lo traías

sentías que al abrirlo

aparecía un canal partido

que te perseguía

 

Te costó mucho

borrar ese tatuaje de la espalda

y empuñar realmente tu paraguas

pero ahora que lo llevas

has empezado a oír

la voz raspada de tu abuelo

Un paraguas

tarde o temprano

aburre

 

 

 

 

 

 

 

Avanzo por la vida de costado

Aunque ya he perdido un botín

de vez en cuando me pongo el traje de boxeador

 

Hace tiempo que no peleo

Llegué a ser campeón de los guantes de oro

y gané la medalla de bronce en los Olímpicos

 

Toda la culpa fue de mi manager

me vio cara de costal

Es necesario que te noqueen antes del quinto

Quizá para la próxima

 

Nunca volví a saborear el gane

Al máximo round que me dejó llegar fue al octavo

 

Su actitud cambió al año y medio de haber vuelto de Munich

Ahora sí éntrale con todo

Se veía grandote el contrincante

Es pura paja

Le tiré un yabcito a la nariz nada más para calar

y ya no supe de mí

 

Del hospital me llevaron a la vecindad donde vive mi jefecita

No tuve problemas con los seis escalones

pues los huesos quebrados

eran dos costillas y la clavícula izquierda

 

La puerta estaba entreabierta y quien me recibió

fue una foto tomada antes de subirme al primer avión

Era como la luz de la sala

 

Con el paso de los días

la foto se fundió

y ahora nos alumbra una bombilla de cuarenta vatios

 

 

 

 

 

 

 

Daño colateral

 

Me han destrozado

 

A tientas

encontré los pedazos

que conforman mi ojo derecho

 

Ahora busco los otros trozos

desperdigados en el piso

 

No sé cuánto tiempo ha pasado

 

Yo estaba en un restaurante fino

saboreando un Rémy Martin

y de súbito

tres sujetos con metralletas

irrumpieron

 

Uno de ellos se jaló algo del chaleco

y lo lanzó a la mesa de al lado

Vi una llama naranja

y me desvanecí

 

No he descansado

 

Me hallé perdido en un bosque

lleno de pinos y de niebla

donde cada punto distinto

era el mismo

 

Busqué con insistencia la salida

y no la encontré

 

Agotado me dormí

y en mi sueño

era un cuajo de sangre

en el pavimento

luego fui algo como perro borroso

que reposaba en un heptágono de arena

 

como pude me levanté

y empecé a buscarme

 

 

 

 

 

Yacemos bajo escombros

Construimos edificios y avenidas

sobre grietas

 

Nos hemos comido nuestras vísceras

y soñamos

que frente a nosotros hay niños

en columpios y en resbaladeras

 

Mas el iceberg emerge

y el Titanic en el que viajamos

se hunde

 

 

 

 

 

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