Un poema de Charles Bukowski (1920–1994)

Charles Bukowski (1920–1994) fue un poeta y narrador  norteamericano. Prolífico y subterráneo, usó su poesía y su prosa para retratar los vicios de la vida urbana y la degradación de la sociedad Americana. Un héroe de culto, Bukowski se apoyó en sus experiencias, emoción e imaginación para realizar su trabajo. El poema que presentamos fue traducido por el poeta Moisés Villavicencio Barras.

 

 

 

 

 

 

el hombre de los ojos hermosos

 

cuando eramos niños

había una casa extraña

todas las persianas estaban

siempre

cerradas

y nunca escuchamos voces

que vinieran de ahí

El patio estaba lleno de

bambú

nos gustaba jugar entre

el bambú

fingíamos ser Tarzán

( pero no había una Jane)

había un estanque

grande con peces

tan gordos

como nunca has visto

dóciles venían a las superficie

para comer pan de nuestras manos

 

nuestros padres

nos dijeron

¡nunca  se acerquen

a esa casa!

de todas maneras

lo hicímos

nos preguntabamos

si alguien vivía ahí

las semanas pasaron

y nunca vimos

a nadie

 

entonces un día

escuchamos

una voz

vino de la casa

–¡DIOS MALDITA PUTA!–

era la voz de un hombre

 

la puerta

se abrió de golpe

y el hombre salió

 

tenía un vaso de whiskey

en la mano derecha

tendría

unos 30 años

llevaba un cigarrillo

en la boca

necesitaba una afeitada

su cabello era salvaje

sin peinar

andaba descalzo

con una camisa

y pantalón

sus ojos eran brillantes

respladecían

con su viveza

Nos dijo

–hey, pequeños

caballeros ¿Se están divirtiendo?

eso espero–

 

entonces

se río brevemente

y volvió a entrar

a la casa

 

nos fuímos

al patio de mis papás

y pensamos en ello

 

nuestros padres

concluímos

intentaron

mantenernos

alejados de esa casa

porque nunca quisieron

que viéramos

a un hombre como él

un hombre natural y fuerte

de ojos hermosos

 

nuestros padres

estaban avergozados

porque no eran así

era la razón

por la que quisieron

mantenernos alejados

 

pero regresamos

a la casa

al bosque de bambú

y los peces dóciles

regresamos muchas veces

por muchas semanas

pero nunca escuchamos

o vimos al hombre otra vez

 

las persianas

permanecieron cerradas

como siempre

y en silencio

 

un día

cuando regresabamos

de la escuela

vimos la casa

 

se había quemado

no quedaba nada

sólo los restos

negros retorcidos

de los cimientos

fuimos a mirar

el estanque

no había agua

y los peces gordos anaranjados

estaban muertos

y secos

 

regresamos

al patio de mis padres

para conversar sobre el asunto

concluímos

que nuestros padres

quemaron la casa

y asesinaron

también a los peces

y el bosque de bambú

porque eran demasiados hermosos

ellos

habían temido

del hombre de los ojos hermosos

 

toda nuestra vida

tuvimos miedo

que cosas así pasarían

que nadie quería

que alguien fuera

bello y fuerte

que otros nunca lo permitirían

y toda esa gente tendría

que morir

 

 

 

Librería

También puedes leer