Dossier de Poetas Nobel: Sully Prudhomme, 1901

 

Presentamos un soneto del primer poeta que mereció el Premio Nobel de Literatura: Sully Prudhomme (1839-1907). Prudhomme abandonó la educación básica por problemas de la vista y se convirtió con el tiempo en un ingeniero que claudicó de la ingeniería para estudiar Filosofía y más tarde escribir poemas. Es un destacado traductor de Lucrecio al francés y fue miembro de la Academia Francesa. Además, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor. La traducción del francés es de Roberto Amézquita.

 

 

 

El Premio Nobel de Literatura 1901 le es conferido a Sully Prudhomme:

 «En especial reconocimiento por su composición poética, la cual arroja evidencia de un elevado idealismo, perfección artística y una rara combinación de cualidades del corazón y el intelecto»

 

 

 

 

 

A Ronsard

 

Ô maître des charmeurs de l’oreille, ô Ronsard,

J’admire tes vieux vers, et comment ton génie

Aux lois d’un juste sens et d’une ample harmonie

Sait dans le jeu des mots asservir le hasard.

 

Mais, plus que ton beau verbe et plus que ton grand art,

J’aime ta passion d’antique poésie

Et cette téméraire et sainte fantaisie

D’être un nouvel Orphée aux hommes nés trop tard.

 

Ah ! Depuis que les cieux, les champs, les bois et l’onde

N’avaient plus d’âme, un deuil assombrissait le monde,

Car le monde sans lyre est comme inhabité !

 

Tu viens, tu ressaisis la lyre, tu l’accordes,

Et, fier, tu rajeunis la gloire des sept cordes,

Et tu refais aux dieux une immortalité.

 

 

 

 

A Ronsard

 

Oh maestro de encanto al oído, oh Ronsard,

yo amo tus viejos versos y el tono de tu genio

ley de un justo sentido, de una extensa armonía

conocedor del juego en las palabras y el riesgo.

 

Pero más que belleza del verbo y tu gran arte

admiro tu pasión por la antigua poesía

esa temeridad y esa santa fantasía

de ser nuevo Orfeo para hombres nacidos tarde.

 

Ah, después que los cielos, los campos, las olas

se vieron sin tu alma, todo fue luto y sombra,

puesto que inhabitada está sin lira la tierra.

 

Tú vienes, tú recobras la lira, los acordes,

y orgulloso las siete cuerdas rejuveneces,

restauras en la inmortalidad a los dioses.

 

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