Apuntes para una literatura ancilar: Nicolò Machiavelli

Presentamos al pensador renacentista y diplomático Nicolò Machiavelli  en una nueva entrega de Apuntes para una literatura ancilar. En esta ocasión, Mario Bojórquez nos acerca a lo tratado por el ministro Maquiavelo (1469-1527) en el  Capítulo XVII [De crudelitate et pietate; et an sit melius amari quam timeri, vel e contra], en su célebre El Príncipe.

 

 

 

 

 

 

 

Nicolò Machiavelli nació en Firenze, Italia el 3 de mayo de 1469; durante la república florentina fue designado Segundo secretario y sus aportaciones al gobierno se fundaron esencialmente en el campo de las relaciones exteriores, logrando acuerdos con el rey de Francia Luis XII y con la Santa Sede, así como conformando un ejército de hombres naturales de la región evitando la contratación de mercenarios, como era usual en aquellos días. Con la recuperación del poder por parte de la familia de los Medicis y la desintegración de la república en 1512, es relevado de su cargo y puesto en prisión con la denuncia de una presunta conspiración. Al salir de prisión se retira a las afueras de Firenze y escribe su famosa obra de política El Príncipe dedicada a Lorenzo de Medici, quien de cualquier modo no lo considera para ocupar una posición de gobierno, el otro personaje de quien toma ejemplo es Cesare Borgia, hijo de Alejandro VI quien al recibir el poder de alguien más, en este caso su padre, es un tipo de Príncipe singular, pues no teniendo el poder por mano propia debe labrar su trayectoria a la sombra de otro. Las figuras son verdaderamente poderosas, Lorenzo el Magnífico escribía poemas (Questo lieti satiretti / delle ninfe innamoratti / per caverna e per boschetti / han lor posto cento agguati:…) y Cesare es la imagen de Jesucristo que prepara Leonardo da Vinci y que, en general, adoramos los cristianos del mundo. En 1527 regresa la república y nuestro autor queda bajo sospecha como un traidor por sus esfuerzos de acercarse a la familia Medici. A pesar de ser un conocedor profundo de las razones de Estado, su funcionamiento, la personalidad del gobernante y de sus súbditos, nunca pudo regresar al ejercicio del poder. Muere en junio de ese mismo año.

“Nace de esto una disputa: es mejor ser amado que temido y viceversa. Responderíamos que se puede ser las dos cosas al mismo tiempo; pero siendo probable que se le pueda acosar fácilmente, es más seguro ser temido que amado si hubiera de escogerse entre estas dos opciones. Porque de los hombres se puede siempre decir que son ingratos, volubles, simuladores, disimulados, rehuidores del peligro, ensartadores de la guadaña; y mientras les hagas el bien te son fieles y te ofrecen su sangre, sus ropas, la vida y hasta la descendencia; más como de sobra se dice, cuando la necesidad dispone; o cuando se te apresa, pues te rebelas. Y aquel Príncipe que ha fundado su poder solamente en su palabra, encontrándose desprovisto de cualquier otra preparación, encuentra la ruina; porque las amistades que ha conquistado con dádivas y no con grandeza y nobleza del ánimo, si llegare a necesitarlas y no las tuviere, tendrá poco tiempo para comprarlas.”

 

 

El Príncipe
Nicolò Machiavelli
Traducción del italiano Mario Bojórquez

 

 

Nasce da questo una disputa: s’elli è meglio essere amato che temuto, o e converso. Rispondesi che si vorrebbe essere l’uno e l’altro; ma perché elli è difficile accozzarli insieme, è molto più sicuro essere temuto che amato, quando si abbia a mancare dell’uno de’ dua. Perché delli uomini si può dire questo generalmente: che sieno ingrati, volubili, simulatori e dissimulatori, fuggitori de’ pericoli, cupidi di guadagno; e mentre fai loro bene, sono tutti tua, ófferonti el sangue, la roba, la vita e’ figliuoli, come di sopra dissi, quando il bisogno è discosto; ma, quando ti si appressa, e’ si rivoltano. E quel principe che si è tutto fondato in sulle parole loro, trovandosi nudo di altre preparazioni, rovina; perché le amicizie che si acquistano col prezzo, e non con grandezza e nobiltà di animo, si meritano, ma elle non si hanno, et a’ tempi non si possano spendere.

 

 

Capítulo XVII
De crudelitate et pietate; et an sit melius amari quam timeri, vel e contra.

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