Muestra de poesía italiana contemporánea: Luca Benassi

En el marco de nuestra muestra de poesía italiana contemporánea preparada por Gustavo Osorio y Andrea Rivas, junto con Salvatore Ritrovato, presentamos a Luca Benassi. Benassi nació en Roma en 1976, donde actualmente vive y trabaja. Ha publicado las colecciones poéticas Nei Margini della Storia (2000), I Fasti del Grigio (2005), L’onore della polvere (2009) y las colecciones breves Di me diranno (2011) y Il guado della neve (2012). También ha traducido De Weg, del poeta flamenco Germain Droogenbroodt, bajo el nombre de Il Cammino (2002). Asimismo, editó las antologías Magnificat. Poesia 1969-2009 (2009), la cual recoge la obra completa de la poetisa Cristina Annino; Percorsi nella poesia di Achille Serrao (2013) y La casa dei Falconi. Poesia 1974-2014, que reúne los poemas de Dante Maffìa. De igual modo, ha publicado la colección de ensayos críticos Rivi strozzati poeti italiani negli anni duemila (2010). Puede encontrarse en la dirección electrónica de «Punto. Almanacco di poesia italiana». Las traducciones corren a cargo de Savvey Valderrama.

 

 

 

 

 

 

* * *

 

(poesía volviendo a casa al atardecer)

No alces el mentón hacia el cielo domesticado

a la penumbra salvaje de los edificios,

no esquives el impacto de los pedruscos

del buscarse en el extravío de los ojos

de los que regresan por la noche y sonríen a la nada

al vacío que separa del día.

No agaches la cabeza ante la fiebre

ante la noche que trunca el sueño,

al sabor de la mirada.

No tengas miedo,

ten certeza, en lugar

del claro azul del sueño, del púrpura del

corazón.

 

 

(poesia tornando a casa la sera)

Non alzare il mento al cielo addomesticato

alle ombre selvagge dei palazzi,

non schivare l’impatto dei ciottoli

del cercarsi nello smarrimento degli occhi

di chi torna la sera e sorride al nulla

al vuoto che separa dal giorno.

Non chinare il capo alla febbre

alla notte che sbarra il sonno,

al sapore dello sguardo.

Non avere paura,

abbi certezze, invece

nell’azzurro del sogno, nel viola del cuore.

 

 

* * *

 

 

He visto la belleza en la línea de los ojos

que se posan sobre los guijarros, en el cruce de los andenes,

– la gloria de las manos entrelazadas,

del pudor que enrojece la mirada

y parece casi disculparse –

y he visto la inocencia de los niños

sobre los bancos de piedra entre los besos

robados, en la certeza del tiempo

que agujerea el futuro y lo devuelve intacto.

 

Estoy aquí, a medio camino de todo,

en el juego feliz de los apostadores

en el dolor de los adioses

para reclamar mi pedazo de paraíso,

mi fondo para el futuro

con los ojos olvidados en el asfalto

y un corazón azul oscuro, henchido de turbación.

 

 

Ho visto la bellezza nella linea degli occhi

posati sui ciottoli, sull’incrocio dei marciapiedi,

– la gioia delle mani intrecciate,

del pudore che arrossa lo sguardo

e sembra quasi chiedere perdono –

e ho visto l’innocenza dei bambini

sulle panchine di pietra fra i baci

rubati, nella certezza del tempo

che buca il futuro e lo ridona intatto.

Io sono qui, a metà strada da tutto,

nel gioco felice dei partenti

nel dolore degli addii

a chiedere il mio angolo di paradiso,

il mio acconto di futuro

con gli occhi lasciati sull’asfalto

e un cuore blu, pieno di tumulto.

 

 

* * *

 

 

De mí no pueden amarse

el empalme de las venas

las nervaduras verticales de los vasos

donde la dulce sangre se come la carne

durante el declive de los asteriscos.

 

Hay quienes me leen así:

en el equilibrio de los números, de la unidad,

en el plástico afilado de los catéteres

en la guerra de los órganos,

en el sueño cristalizado de las prohibiciones.

 

Mejor que nadie me aman las agujas

su disparo sometido

a la cavidad cedida por la piel.

Saben entrar sin prudencia

con la fe tibia del perdón

lo suficientemente precisas

para decirme que tampoco tú tienes el coraje

para mirar donde son peores

para comprender a conciencia el dolor

que se anida en la orilla

en el resplandor sintético de la ampolleta.

 

 

Di me non si possono amare

gli incroci delle vene

le nervature verticali dei vasi

dove il sangue dolce si mangia la carne

nel precipitare degli asterischi.

C’è chi mi legge così:

nell’equilibrio dei numeri, delle unità,

nella plastica affilata dei cateteri

nella guerra degli organi,

nel sogno cristallizzato dei divieti.

Più di tutti mi amano gli aghi

il loro scattare sommesso

nel tondo concesso della pelle.

Sanno entrare senza giudizio

con la fede tiepida del perdono

precisi quanto basta

a dirmi che neanche tu hai il coraggio

di guardare dove sono peggio

a capire fino in fondo il dolore

che si annida al bordo

nella lucentezza sintetica della fiala.

 

 

* * *

 

Existen pensamientos escritos en los ojos

de una anciana que ayudas en la calle,

alas que afectan la espalda de la mujer

respiraciones floridas como las espigas

existen mariposas ligeras, y esperanzas

que se deslizan en el borde de los andenes

en las palabras trazadas en el monitor:

son los centinelas del ánimo

las del “por siempre”

o de los “nunca”, sus hijos cuidan del

futuro

aquéllas que construyen sin ladrillos

la cicatriz de una ventana

el azul artificial de un cielo

que de súbito se vuelve cuarto.

 

 

Ci sono pensieri scritti negli occhi

di una vecchia che aiuti nella strada,

ali che incidono schiena di donna

respiri fioriti come le spighe,

ci sono farfalle lievi, e speranze

che corrono sul filo dei binari

nelle parole tracciate dai monitor:

sono le sentinelle del coraggio

quelle dei “per sempre”

o dei “mai”, dei figli accuditi dal futuro

quelle che costruiscono senza mattoni

la cicatrice di una finestra

il blu di un cielo

che si fa subito stanza.

 

 

* * *

 

Ocurre a veces – el filo del cuerpo

curvo en el placer de las manos,

los ojos abiertos a la oscuridad del respiro –

que te encuentras sobre el acantilado, los pies sobre el lavajo

blanco de las rocas, los brazos abiertos

al borde de las cimas, entre los barrancos

rebosantes de silencio.

Es allí donde intentas los pasos dudosos,

– por una parte el lirio de la nieve;

por otra, el negro de la piedra –

y tiemblas ante la palabra, el sonido

del guijarro que cae ante la escarpadura

ante la pregunta no formulada, ante el eco

del amor evaporado dentro del vaso:

elegir es encontrar una mano tensa

el resplandor de la cruz, un rosario

en el aire enrarecido de la voz.

No importa la senda, la vertiente

la cima corroída por el musgo,

importan los dedos que sostienen la cuerda

la presión de la piel contra el vacío

el regalo de la fe que pinta

el alba sobre tu rostro.

 

 

Accade a volte – il filo del corpo

curvo nel piacere delle mani,

gli occhi aperti al buio del respiro –

che sei sul crinale, i piedi sulla lama

bianca delle rocce, le braccia aperte

all’orlo delle cime, fra i valloni

pieni di silenzio.

È lì che tenti il dubbio dei passi,

– da una parte il giglio della neve

dall’altra il nero della pietra –

e tremi alla parola, al suono

del sasso che cede alla scarpata

nella domanda non posta, nell’eco

dell’amore evaporato nel bicchiere:

scegliere è trovare una mano tesa

l’argento della croce, un rosario

nell’aria rarefatta della voce.

Non importa il sentiero, il versante

la cresta corrosa dai muschi,

importa le dita che tengono il filo

la stretta della pelle contro il vuoto

il dono della fede che dipinge

l’alba sul tuo volto.

 

 

 

 

 

 

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