Poesía chilena: Malena de Mili

Presentamos una serie de textos de la poeta chilena Malena de Mili (Santiago de Chile, 1989). Es Licenciada en Antropología Social por la Universidad de Chile y Diplomada en Estudios Griegos por la misma casa de estudios. Premio Juegos Florales Gabriela Mistral 2005. Ha publicados los libros de poesía “Elegías” (2013) y “Lacrimal” (2014).

 

 

 

 

 

 

 

 

Prometo, propongo

 

Ofrendo la mía a tu belleza,

doy mi sangre por hacerte inmortal,

te cubro, si quieres, de indecencia

con mi lengua.

Propongo algo del todo arrogante,

crear palabras impronunciables

para nombrar de otra forma al amor,

revelarnos hermosos e insolentes,

excomulgar de lo bueno,

consagrarnos sólo a lo verdadero.

Pero no me pidas el corazón.

 

Prometo hacerte infeliz,

porque sólo en la infelicidad

puede amarse correctamente.

 

 

 

 

 

 

Ambigüedad

 

Acordamos tácitamente

movernos al ritmo de la ambigüedad,

dirigirnos la palabra sin mencionarnos,

respondernos sin nombrarnos.

Implícitamente

llegamos

sin premeditarlo, sin quererlo,

a una alarmante intimidad,

en donde las verdades demasiado atrevidas

y las apelaciones muy directas

estuvieran prohibidas.

 

Tal vez a riesgo de equivocarnos

aceptamos

jugar este juego de perfidia

de roces de telas y miradas furtivas,

de confesiones con antifaz

en un baile de máscaras.

 

A riesgo de confundirnos

mantuvimos

una sospechosa correspondencia:

cada noche era tu voz la que venía a cerrarme los párpados,

mis palabras, las que se iban contigo a la cama.

 

Alguien debió advertirnos

que este juego era malsano

-¿pero cómo, si era sólo nuestro?-

 

Perdóname,

porque

Ahora,

sola con el caleidoscopio de tus palabras

se decodifican cada una de las figuras ante mis ojos,

se devela todo el significado oculto que entrañaban

y no quiero quedarme más

junto a este mensaje que de pronto está desollado,

junto a este papel todavía caliente y palpitando.

 

Ven,

quiero pedirte perdón

por no entender,

por no haber querido entender

porque aun habiendo entendido

me incliné por la ignorancia.

Si no respondí,

si seguí danzando

y derramando suave lascivia al girar,

si no me atreví a aventurar

que tu llamado era para mí…

fue por miedo y por orgullo.

 

Esta noche detendré mi baile,

bajaré los brazos extenuados,

avanzaré hasta tu sitio

pese al miedo sofocante

pese a las dudas oprimiendo mi talle,

y te daré a probar dos reservados favores:

 

te silenciaré

con uno de mis dedos sellando tus labios

y levantaré mis ojos

hacia ti.

 

 

 

 

 

 

Labios Lábiles

 

Al final, todo se resume

a unos labios entreabiertos

– los míos-

contra mis comisuras

se agolpa tu jadeo,

tu respiración.

Mis labios emergen

irritados por el roce

enrojecidos e inflamados

de tus mordidas y tus besos.

¡Ah, Labilidad…!

 

 

 

 

 

 

Guante

 

Duele. Duele.

Rozo tu mejilla como si marcara la línea

por donde te fuera a cortar,

y de inmediato cae una lágrima.

Entre tu piel y yo

la tela infinita de mi guante.

La lluvia canta un eco blanco y catedral

reverberando adiós.

Tanto impúdico recato en el dolor.

Y yo me doy vuelta

y camino. Me voy de ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

Preciosas obscenidades

 

Lubrico mi agonía libidinal

para no sucumbir:

 

Sobre mis sucias fantasías

dejo caer pétalos de flores…

 

… y entonces

las solvata el perfume,

el matiz, destellos de tenue luz

y una tersa suavidad.

 

Entre arabescos y detalles de escarcha,

con adornos en sepia y plata

mi mente se incendia,

arde y se consume

en los peores escándalos.

 

Y tú

te estás volviendo el protagonista favorito

de mis preciosas obscenidades

 

 

 

 

 

 

Vibración

 

Me gustaría callar,

callar,

y en el silencio absoluto

poder percibir

el vibratto al interior de tus testículos

en toda su pureza,

tu semen en punto de ebullición

desgarrando la luz de sus cuerdas.

 

Y vibrar al fin

contigo derramado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exorcismo

 

Si no me levanto y curo mis heridas

es para desangrarme,

para que te vayas con mi sangre,

demonio,

de mi cuerpo.

 

 

 

 

 

Un sentimiento violento

 

No tolero tu suavidad.

Lo que yo pido, busco,

imploro

es un sentimiento violento

 

Tu dulzura es la luz solar

que me quema,

es la bendición que me llaga e incinera.

Y yo soy una criatura nocturnal.

 

Tanto bien me hace daño.

 

 

 

 

 

 

Lamia

 

No te resistas más.

Tú sabes que tu vida

luciría preciosa

en mi boca

 

 

 

 

 

 

 

Medusa

 

No es infundado este miedo:

Espoleados por tu furor

se vuelven sierpes

mis cabellos.

 

Tanto tememos

acabar fulminados

que para mirarnos a los ojos

necesitamos un espejo

 

 

 

 

 

Abusa de mí

 

Oblígame,

fuérzame,

violéntame,

ultraja mi orgullo,

viola mis caprichos,

desobedece mi voluntad,

dóblame la mano,

arráncame las riendas,

tómame un poco por la fuerza

y oblígame a vencerme a mí misma.

Sé más fuerte que yo,

y te perteneceré por siempre.

 

 

 

 

 

 

Átame

 

Necesito que me impidas la salida

y tras mi espalda desnuda amarres tus brazos;

en este instante, créeme, necesito

más que nunca

tu sexo.

 

No intentes curarlas,

no las quieras limpiar,

mis heridas son antiguas,

mucho más antiguas que tú

y que yo.

 

Escóndeme esta noche,

por favor,

desde hace muchas generaciones

me persiguen las Furias

¡y estoy cansada de correr!

 

No importa que no puedas sanarme,

tan sólo acaricia mi pelo…

Quiero quedarme abrazada a tu pecho

soñando que me duermo.

 

Si protesto no me escuches,

pon cera en tus oídos o átate al mástil,

mira que ni yo me puedo resistir a mí.

 

Átame a mí, mejor,

a tu dosel,

me estoy volviendo

una experta en huidas

y comienzo a tener miedo

de mí misma

 

 

 

 

 

Himen

 

Guardo un instante de silencio

por cada vez que dejé de ser virgen,

cuando un hombre penetró en mí

y quedé sangrando

después del frenesí

 

 

 

 

 

 

También puedes leer