Poesía colombiana: Darío Jaramillo Agudelo

Presentamos algunos textos del poeta colombiano Darío Jaramillo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 1947) pertenecientes al volumen El cuerpo y otra cosa (Premio Nacional del Ministerio de Cultura) que se ha publicado bajo el sello de Luna Libros. Darío Jaramillo, además de poesía, escribe narrativa y ensayo. En 1986 publicó el ya clásico Poemas de amor. Algunos de sus recientes libros de poesía son Del amor, del olvido (Pre-Textos, 2009) y Basta cerrar los ojos (Era, 2015). Jaramillo es una de las referencias fundamentales de la poesía colombiana contemporánea.

 

 

 

 

 

7

 

Yo soy mi cuerpo, me dicen. Lo otro que me habita no soy yo y no llevará mi nombre cuando muera, será parte de un todo sin memoria y yo no seré ni la sombra de lo que fue mi alma. Yo moriré, yo moriré como carne y como yo, pobre y efímero animal, bestia gozosa, y esa otra cosa que es el alma, seguirá sin recordarme más.

Mi fantasma no dirá que fui yo porque yo estaré más allá de sus recuerdos. El cuerpo de mis gozos se extinguirá entre la tierra, será ceniza, y lo otro que estuvo dentro de mí será aliento de otro ser, será parte de otra nada.

 

 

 

 

8

 

Siempre fue uno solo el cuerpo, envejeciendo, exuberante o enfermo, mutilado o entero, devorado por visiones y músicas, siempre fue el mismo cuerpo creciendo o en plenitud. Ese cuerpo gozó los réditos del amor y el alma pagó el precio, cargar todas las miserias, el desamor, el lento olvido, cierto rencor gris extinguiéndose, todo eso lo paga el alma, el alma que olvidará todo, hasta mi nombre, cuando se vaya de mí.

 

 

 

 

11

 

El cuerpo está hecho de tiempo, tiempo inexorable, absurdamente simple, tiempo que no entiendo, tiempo curvo, tiempo hueco, ahora mismo hueco.

Tiempo con pasado y con mañana y con un hueco, tiempo con nada, tiempo sin hoy, en mis narices el hueco del presente capaz de no existir y de ser mi única existencia.

Eso es el cuerpo, el cuerpo hecho de tiempo.
El cuerpo y esa otra cosa y esa otra.
El cuerpo y el alma y esa otra.
El cuerpo y el alma y la muerte.
La muerte que es cuando el tiempo ha dejado de pasarnos.
El tiempo, que es el cuerpo.

 

 

 

 

14

 

Los recuerdos son una manera despaciosa de la muerte.
El pasado debe yacer a la intemperie, olvidado, en el patio de atrás, sin cuentas pendientes, lejos de cualquier rencor,
silencio sin historia, silencio hecho de silencio, uno mismo hecho de silencio.
Atrás persiste el ronroneo de la ciudad, ese murmullo leve que no debo oír, que podría enloquecerme si invadiera mis tímpanos, atrás queda el ronquido
y aquí está alimentándome el silencio que viene de mi adentro.

 

 

 

 

29

 

Esto es el amor: apariciones,
destellos de otro tiempo, visos del origen.
Aquí debo escribir la palabra plenilunio,
invocar la luz de plata de mejores noches
sin poder repetir su jadeo
ni repetir la risa que era la música entonces.
Esto es el amor,
esto fue, diré más bien,
esto fue el amor:
una constelación distinta
donde queda lo mejor de mí.

 

 

 

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