Nueva poesía europea: Aurélia Lassaque

Versopolis es un programa que cuenta con el apoyo de Europa Creativa, el propósito que tiene es el de promover la poesía escrita por los jóvenes poetas europeos a través de una serie de festivales con distintas sedes en Europa como los que dirigen nuestros amigos y colaboradores Ales Steger y Mite Stefoski, directores de los festivales Days of Poetry and Wine, en Eslovenia, y el Struga Poetry Evenings, en Macedonia, respectivamente; en Círculo de Poesía creemos en la literatura que están escribiendo estos jóvenes poetas y hemos decidido presentar a cada uno de los poetas que han sido seleccionados en este programa. En esta ocasión presentamos, en versión de Raúl Durán, a Aurélia Lassaque (Francia, 1983) es poeta bilingüe, escribe en francés y occitano. Interesada en la interacción entre varias formas de arte, ha colaborado con artistas visuales, cineastas, bailarines y músicos. Participó como jurado en el festival “Paroles Indigo” (Arles) y el “Premio Ostana Scritture in Lingua Madre” (Italia). Su libro Pour que chantent les salamandres (Editions Bruno Doucey, 2013) ha sido traducido al noruego, hebreo, alemán e inglés.

 

 

 

 

Fantasma

 

Hace frío en mi alma

Es anticuado y romántico

Yo

Tomaría el barco en Grecia

En Santorini me deslizaría

Hasta el mar

Colgaría mi lámpara

En la rama de un olivo

Y en una casa blanca

Amaría altos pecadores

y frailes apóstatas.

 

 

 

Fantasme

 

Il fait froid dans mon âme

C’est romantique et désuet

Moi

J’aurais pris le bateau en Grèce

À Santorin j’aurais glissé

Jusqu’à la mer

J’aurais pendu ma lampe

À la branche d’un olivier

Et dans une maison blanche

J’aurais aimé des pécheurs spirituels

Et des moines défroqués.

 

 

 

Apocalipsis

 

El cielo aquella noche

Se había tragado la luna

El hombre amaba

El cuerpo de su mujer

El niño jugaba a la pelota

Contra el muro        

Sólo la vieja

Y el perro

Comprendieron

Aquella noche

La inminencia del fin.

 

Sus bocas callaron.

 

 

 

Apocalypse

 

Le ciel, cette nuit-là,

Avait avalé la lune.

L’homme aimait

Le corps de sa femme.

L’enfant jouait à la balle

Contre le mur.

Seuls la vieille

Et le chien

Avaient compris

Cette nuit-là

Que la fin était proche.

 

Leurs bouches sont demeurées closes.

 

 

 

El tiempo se ha perdido…

 

El tiempo se ha perdido

En los caminos del aire

Donde, ave sin cuerpo,

El rostro de una joven

Toma vuelo.

Una perla negra en sus ojos

huye hacia el cielo de Ícaro.

Es hija de la nada

Que le dejó en herencia

El borde de una noche sin luna

En los labios.

Nunca tocará tierra,

Nunca nombrará la piedra,

Ni los árboles

Ni el agua que los bate.

Abrazó una quimera

que se perdió en el viento.

 

 

 

Le temps s’est perdu…

 

Le temps s’est perdu

Dans les chemins de l’air

Où, oiseau sans corps,

Un visage de jeune fille

Prend son envol.

Une perle noire dans ses yeux

S’échappe vers le ciel d’Icare.

Elle est fille du néant

Qui lui laissa en héritage

Un bout de nuit sans lune

Sur les lèvres.

Jamais elle ne touchera terre,

Jamais elle ne tutoiera la pierre,

Ni les arbres

Et l’eau qui les affole.

Elle a épousé une chimère

Qui s’est perdue dans le vent.

 

 

 

Una casa de piedra…

 

Una casa de piedra y cortinas de lino coloreadas por la mezcla de la luz y el polvo.

El océano, vasto horizonte, mira por la ventana.

En la casa, una mujer aún virgen; su cabello de ceniza que punza el viento de alta mar danza con la noche.

Sobre la mesa, sus viejos muebles plegados atraen su mirada cuando las aves nocturnas comienzan a cantar.

 

 

 

Une maison de pierre…

 

Une maison de pierre et des rideaux de lin colorés par la lumière et la poussière mêlées.

L’océan, jusqu’à l’horizon, regarde par la fenêtre.

Dans la maison, une femme encore vierge ; ses cheveux de cendre que taquine le vent de la haute mer dansent avec le soir.

Sur la table, son vieux trousseau bien plié attire son regard quand les oiseaux de nuit se mettent à chanter.

 

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