Poesía de Puerto Rico: Alexandra Pagán Vélez

Presentamos, dentro de la muestra actual de Puerto Rico que prepara Rubén Márquez Máximo, una serie de poemas de Alexandra Pagán Vélez es profesora de la UPR de Río Piedras y de la UMET de Cupey. Es autora de El diccionario y el Capitán (cuento juvenil, 2010), Del Alzheimer y otros demonios (poesía y crónica, 2014), Relatos de domingos (cuentos, 2014), Amargo (cuentos, 2014), Cuando era niña hablaba como niña (poesía, 2014) y Horror-real (cuentos, 2016). colaboró en las antologías Plomos, Convocados, Los rostros de la hidra y Los otros cuerpos. También publica en las revistas cibernéticas 80grados, Cruce y Visión Doble. La Academia Puertorriqueña de la Lengua galardonó su investigación doctoral en Literatura Puertorriqueña, “Apropiación y parodia del discurso mediático en tres poetas puertorriqueños contemporáneos…” (2013). Administra el blog http://alexandrapagan.blogspot.com/.

 

 

 

***

 

Cuando solo puedes escribir tu pasado

sientes que no te pertenece el futuro

Qué alivio tan extraño ser tan ajena de mí misma

 

 

 

Gretel

 

Busco las migajas que me llevan

de vuelta

allá a lo lejos veo la casa

la bruja y el horno

las migajas son un acertijo y un mapa

¿quién hubiera pensado?

 

Las migajas se las comió

un pájaro

era pequeño y de sus picoteos

salía música que me empeño en tararear

 

Veo la ofrenda que me deja el tiempo

vuelo a ella y la como

estos pequeños manjares

aunque no sean crujientes

saben a esperanzas saltarinas

 

 


 

Adulta

 

Cuando era niña pensaba como niña, hablaba como niña

Ahora que soy adulta, escucho a la niña todavía hablando

y con mi voz de adulta tengo que decirle shh shh

tantas preguntas que hace, tantos reproches y berrinches

la lógica de madre adulta y la voz de la niña

antagonistas,

las trato con respeto, con cortesía

cordialidad que aprendí en la escuela:

cuando la maestra me dio con la yarda en la espalda

al otro día la saludé como si nada,

aunque por dentro la mataba un poco

día a día

 

 

 

***

 

A veces me descubro en el gesto de la que mira de reojo

para saber si soy yo

 

 

 

¿Por qué será que el vacío nos llena tanto?

 

Nos hemos llenado de hambre por tantos siglos

nos da una sensación milenaria de certezas

Creemos en la plenitud del hambre

Creamos fórmulas

las llevamos por milenios

creemos que ese es el siempre nuestro

no entendemos que al decir siempre

también decimos futuro

siempre es más que pasado

 

 

 

Barco de papel

 

Nunca he dejado de sentirme como polizonte en este mundo de adultos

algunas veces me llena de orgullo, de un sentido de dignidad

otras, hacen que me esconda horrorizada

presa del temor de ser vista

de ser descubierta

como polizonte al fin

 

 

 

***

 

¿Cómo es posible que haya tanta luz

en un paraje oscuro?

La luminosidad que reside en las sombras

es un gran secreto nuestro

 

Somos cómplices de esa chispa

emanamos luz

juntos

siempre

o distantes

basta con que lo sepamos

somos luz

brillamos en la oscuridad

 

 

 

Onda tropical

 

Hay veces que te veo niña frente al mar

Trato de retomar la arena y sal

de estos encuentros

perdí la brújula y con ella el sentido

de ver reflejo mío en esos pequeños caminos

trazados en una orilla la orilla mi orilla

que a veces se mojan con olas de furia salada

 

Estaba segura de mis certezas, segura de mis angustias

pero las trombas marinas me auguran la calma

y en medio de la tempestad recuerdo que no hay brújula que valga

para entender el designio del viento

 

Ya verme y no ver

te digo que es cuestión de costumbre

a veces la arena molesta y me dan ganas de naufragar

 

 

 

La ciudad del hambre

 

El hambre es el primero de los conocimientos:

tener hambre es la cosa primera que se aprende.

Miguel Hernández

 

No soy yo quien mata el hambre

esta noche en esta mesa;

no, hermanos; es nuestra especie

la que se cena esta cena;

toda nuestra especie humana

en su hambre de ser eterna.

Luis Lloréns Torres

 

A Mara Pastor y Xavier Varcárcel

 

Y así de pronto nos comunicamos un reguero de cosas que sirven para rellenar esa fosa común que es el olvido: el carro, el pelo, el orgasmo, la luz, el cable, el tapón, el viaje, el vicio, la pelea, el concurso, la radio, el calor, la huelga, las nalgas, los logros, el hambre que nos da tener hambre en estos tiempos de ayunas. Nos sonreímos, hacemos chistes, como ese del poeta que va a salvar el mundo con una huelga de hambre que suponga la paz mundial, la excarcelación del Oscar López y la amnistía de todos los préstamos universitarios del mundo. Estamos convencidos de que en estos estamos juntos, menos el banquero, el hijo del exgobernador, el dueño del centro de todo, y la hija del dueño, el sobrino y la nieta del que hizo de su colección privada un museo.

Nos hermanamos por exclusión y excluimos por convicción, como si en eso pudiéramos crear un tipo de cofradía de secretos inmunes al tiempo y al deseo. Entonces así, como por uso y costumbre, enmarcamos las tarjetas de crédito, los sobres de cartas de cobro, los anuncios del Mall of San Juan y las tarjetas de Navidad del alcalde aquel que decían que era algo de eso que no somos; y no era banquero, pero lo que era, lo era así sin verse, sin vernos, sin convencerse de que no era nuestro ni era suyo ni de aquellos. Él no era, no fue y no será, rezamos.

Nuestras ventanas tienen rejas y los bancos tienen cámaras grabando a sus empleados; por si acaso cuando los cajeros salen de la tiendan, los espulgan, y los políticos hacen coreografías vitoreadas por algo parecido al asfalto. En esto somos dioses del espanto, asiduo al derecho a existir en medio de esta amalgama de cosas como el periódico, la casa, el reloj, el anillo y el día, sabemos de servicio, del ser atentos al holocausto y sabemos que hay estatuas en medio de la ciudad que nos recuerdan que tenemos hambre.

Esas estatuas y esos bustos son parte de una comedia, de un entremés en el discurso de la señora que vende alcapurrias. Ella también es nuestra, es profeta de caras vacías por esa hambre tan grande que nos llena la mirada de escaparates recogidos todos para el desfile de pelucas y dientes de oro.

Las esquinas, las cuentas, las paradas y los terminales; las oficinas, los hipódromos y las universidades. Somos nada de eso que proclama el hambre. Somos el hambre y el reguero de cosas que comunican la cercanía de algo que no acaba de llegar. Y así de pronto nos comunicamos un reguero de cosas, cosas, cosas; no ideas ni sentimientos ni personas, ni acciones ni lugares ni cuentos ni nada; un reguero de cosas puras, sucias, denominadas comúnmente como hambre. Hambre de ciudad, hambre de sentido, hambre de ser hambre.

 

 

 

Puerto Rico Does It

 

Puerto Rico Isla estrellada

Conquista esclava

 

Qué cosa más servil que creérselo

que dar gracias

 

El latifundio gringo más caluroso

arrimados en la tierra que trabajamos

les dejamos las ganancias a Walmart

a la farmacéutica que está de moda

a la moda,

nuestros míseros sueños

a Mc Donalds

 

Y si de algún modo queremos despegar y partir

salir y seguir

vamos a Disneyland

 

 

 

***

 

Y decidimos amarnos en medio de todo esto

no teníamos cómo ni por qué

se nos hace difícil muchas veces

esas ganas de darnos cariño se olvidaban

en medio de las matanzas y los ajustes

nos bombardeaban de amenazas y miedos

y por puro instinto de supervivencia

nos decidíamos a darle techo a nuestros hijos

a darle amor, a cuidarlos, a darles todo cuando podíamos

aunque la frustración y el enojo

no nos dejara amarnos por las noches

pero decidimos que nos amaríamos

juntos y molestos

juntos y cansados

juntos y a punto de decirnos ya

pero juntos por convicción de que hay algo

en nosotros

en nuestros hijos

hay algo así

que decidimos llamarlo amor

y mirarlo a los ojos

y tratarnos con dulzura

aunque me enojes tanto

aunque te enoje tanto

aunque toda esta maraña de absurdos

nos haga discutir y reprocharnos tanto

esta capa de imposibilidades con las que la radio nos adormece

cuando vamos a llevarlos a la escuela no es tan grande como nuestro amor

este amor tan raro, a veces tan silencioso y monótono

tan eterno

hay una calma muy quieta en esta sensación de certeza que nos brindamos

a pesar del tiempo

y de la política

y del clima

y de la economía

a pesar de nosotros mismos

este amor es muy grande

 

 

 

Super Nova

 

Aunque duela el

Universo comprimiéndose

CHorrea luz por las esquinas

 

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