Algunos poemas de Jovan Dučić

Presentamos, en versión del poeta y periodista Javier Gutiérrez Lozano (Puebla, 1988) algunos textos de Jovan Dučić. Nacido en 1871, es sin duda uno de los poetas más destacados de la época dorada de literatura yugoslava. El diplomático serbio nacido en la región de Herzegovina, fue autor de 19 libros relativos principalmente a la poesía. Exponente del modernismo, Dučić denota una influencia de los versos de Rodenbach, Verlaine y Baudelaire. Este poeta yugoslavo es recordado por su expertise en temas históricos y políticos de los Balcanes, además de su admirable poesía amorosa y de denuncia social.

 

 

 

El sauce del mar

 

La cumbre del mundo es un sauce sobre el mar,

sus ramas trenzadas son largas, verdes, frescas.

Semblanza de una ninfa que ha sido maldecida

para convertirse en un melancólico árbol que cruje.

 

Ella escucha la melodía de la montaña en la alborada,

la agonía del mar durante tardes silentes.

Situada y penetrada entre promiscuidades:

las nubes y el viento, las olas y el tiempo.

 

Y ella les susurra, cediendo lentamente

una hoja al aire, una rama a la mar,

y  como un corazón desgarrado, quebrándose,

ella triste murmura una vida –el sauce se mira solo.

 

 

 

 

(Poema sin título)

 

El desierto se extiende largo y ancho-

En el ocaso, el oeste resplandece…incandescente en un destello…

Pero sobre él, nadie –sólo esqueletos

diseminados y expuestos en la arena.

 

Así, el alma de un hombre se enciende en un destello,

y el ánimo esparce su luz secreta;

un ánimo que usualmente nada ilumina

salvo un cementerio y un páramo interminable.

 

 

 

 

Los álamos

 

¿Por qué los álamos murmuran así esta noche,

con tan extraña y entera pasión? ¿Por qué murmurar así?

Una luna amarilla se ocultó detrás de los montes

distantes y oscuros como un presagio; como los sueños.

 

En esa muerte de noche que cayó sobre las aguas,

calmas y grises fueron la guía en la penumbra.

Sólo los álamos por encima de los aires

murmuraron, extrañamente murmuraron y temblaron contra el cielo.

 

…solo, junto a la noche de las aguas calmas, existo,

como el último de los hombres. En la tierra, frente a mí,

yace mi sombra. Asustado de mí esta noche,

asustado de mi propia sombra.

 

 

 

 

El encuentro

 

Cuando por primera vez la vi, el cielo era pálidamente gris,

y las últimas rosas morían silenciosamente.

Aguas de otoño murmuraban una duda abominable;

yo soñaba noche y día, yo era la melancolía.

 

Cuando mi juventud perdió la destreza

del gozo de pasiones y anhelos;

dentro de mi alma se situó la sombra de su ser;

tan pálida como la muerte, suave brillo de la luna.

 

O como el destello que penetra una catedral,

a través de las paredes que supuran agua

y vitrales multicolores que asemejan las olas,

cae el frío de una bóveda de otoño.

 

Su voz era música del quebranto

por ello pensé -escuchando continuamente-

sólo en el pasado y en el perene otoño

de cielos fríos y de un “adiós” amargo.

 

Su beso fue tan calmo como frío,

un gélido mármol; mientras su cabello rubio

propagaba melancolía en su fragancia

de un rosal cubierto por flores marchitas.

Y muchas veces, en mañanas pintadas de gris,

yo desperté de mis sueños- encadenado

o situado debajo de una cubierta de plomo,

nublados mis ojos, colmados de lágrimas.

 

 

 

Datos vitales

Javier Gutiérrez Lozano (Ciudad de Puebla, México. 1988) Poeta, periodista y editor de Revista Reflejo (Belgrado, Serbia). Becado del Ministerio de Educación del Gobierno de la República de Serbia para realizar estudios sobre la región Sureste de Europa. Sus artículos han sido traducidos al idioma inglés, griego y serbio. Representante de México en el Festival Internacional de Cine y Arte de Prijepolje. Orador en la Feria Internacional de Literatura Bayelsa Book & Craft, Nigeria 2013. Poeta participante en el Festival Internacional de Poesía en Granada, España 2013.

 

También puedes leer