Poesía panameña actual: Lucy Cristina Chau

Volvemos al dossier Muestrario de Panamá o poesía en las esclusas. 13 poetas Caribe Istmo-Pacífico 1949-1987, preparado por Javier Alvarado. Leemos la poesía de Lucy Cristina Chau (Panamá, 1971). Mereció el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2009-2010, el Premio Ricardo Miró 2008 y el Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño en el 2006.

 

 

 

 

 

 

Tanto

“mi canto está conmigo
no tengo soledad.” 

Silvio Rodríguez

Fuimos tan una sola piel
que me llegaron a doler tus heridas.

Fuimos tan una sola forma
que no me reconozco en el espejo.

Tu risa y la mía se acoplaron tanto
que a falta de la tuya
nadie pudo entendernos.

Y yo, que tanto gocé sobre tu lecho
ya no encuentro disfrute en el deseo
Porque tan, tanto y tanto y tan y tanto
no lo puedo inventar
sino en tu cuerpo.

 

 

 

 

 

La negra

Hay una negra detrás de mis años
que mueve mis caderas cuando bailo.
Hay un hechizo que sucumbe a mis ojos:
la magia de la isla y el continente.

Me rindo con mi pelo rizado,
no le doy vueltas a mis labios carnosos.
Cualquier clase de tambor me pone el toque
yo le contesto con aromas diferentes.

Diosa, cumbia, samba, mambo,
no tiene nombre todo el ashé que enciende.
Acá llegó mi mama diciendo que era blanca,
y nadie le creyó cuando nació la negra.

 

 

 

 

 

 

La noche

 

Tú no sabes lo que es la noche, Niko,
hasta cuando anuncian que no pasarán la pelea del Kid Wilson,
y tu padre no sabe qué hacer con sus cervezas heladas
y es entonces, Niko, que todo oscurece;
es entonces cuando el silencio te penetra y se aloja en tu costado sonriente,
es entonces cuando llegas a pensar en el miedo
como un extraño que llega y se sienta en tu cama.

Y tú, Niko, pensando lo distinto de ese amanecer
con el recuerdo del Kid Wilson dentro de su bata,
dando pasitos de baile
al tiempo que sus puños cortaban el aire a golpes.

Tú, imaginando la fiesta de un knok out, Niko,
dejándote abrazar por tu padre
como un amigo bueno que festeja otra cosa, Niko,
que festeja la cosa más grande,
más hermosa, más linda;
y a la vez sabes que Kid Wilson eres tú,
es tu padre el día de tu parto,
y lloras,
lloras como el día en que naciste,
porque no sabes quién es Kid Wilson
ni su madre
ni la madre de su madre,
pero te aferras, Niko,
porque es el único modo
de no cargar el peso de la noche.

 

 

 

 

 

 

Noticiero

Aquella voz
que nunca tuvo miedo
hoy cuenta mis tragedias
en términos de daños materiales,
por eso me dan sábanas nuevas
y un colchón
en el que no están tus sudores,
ni mis sueños.

 

 

 

 

 

 

Llovizna

 

Ahora que ha parado de llover,
que las tormentas duermen
y los mares no se derraman,
el cielo vuelve a descansar
sobre las montañas.

Ahora que se escurren los miedos,
con este sol que no parece invierno,
la ciudad,
aún dormida,
camina entre el café colado
y la indiferencia.

 

 

 

 

 

Bruma

En este país
hay ciertas lluvias
cuyo oficio es borrar el mundo
gota a gota.

Y nunca falta quien reclame
haber sido olvidado.

 

 

 

 

Icebergs

Danzan las ganas
por todo el continente.

Si te sumerges,
entiendes como finge
la cumbre
su inocencia,
mientras en el fondo
se arrastra el deseo,
incluso, de la muerte.

 

 

 

 

De Noche

 

Salgo de noche
y llevo puesto mi traje de locura.

Sólo así puedo
lanzarme a la jauría.

 

 

 

 

 

La casa que fui

La casa que fui
no tiene puertas
ha dejado salir
al habitante.

 

 

 

 

 

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