Un amoroso adiós a Ulalume González de León

Ulalume González de León

Edgar Amador escribe la siguiente necrología sobre la poeta y traductora Ulalume González de León (Montevideo, 1932-Ciudad de México, 2009).

 

Sigue sin haber en la lengua castellana, una colección de poesía tan bella en términos de imprenta, como “Las Dos Orillas”. La legendaria colección de poesía de Joaquín Mortiz, con un solo color en las dos portadas, y con un canto blanco, y con letras blancas en aparente bajo relieve, siguen siendo a mi parecer, los libros de poesía más bonitos que se hayan hecho.

     Allí, en “Las Dos Orillas”, compre hace muchísimos años, en la Librería de Cristal de Los Mochis (los ejemplares han de estar aún en la biblioteca de mi prepa), Plagio I y Plagio II, de Ulalume González de León.

     Uruguaya, no era ajena a esa sensibilidad hermana de la cursilería tan cara a la poesía sudamericana, pero probablemente por su contacto ancestral con la poesía mexicana, y con Octavio Paz y su grupo, la poesía de Ulalume no cayó del todo en esa facilidad enmielada.

      Va como ejemplo, “Acto amoroso” uno de sus más bellos poemas para ilustrar justo el punto anterior:

 

:dos se miran uno al otro

hasta que son irreales

 

entonces cierran los ojos

  

y se tocan uno al otro

hasta que son irreales

 

entonces 

guardan los cuerpos

 

y se sueñan el uno al otro

hasta que son irreales

 

que despiertan

                               dos se miran…

 

     Y les dejo con éste, bellísimo, entre tanka japonesa, con influencias de Octavio Paz y Ramón Xirau, que preludia a nuestra Coral Bracho, pero que de principio a fin, es Ulálume. “Jardín escrito”:

 

En el jardín que recuerdo
sopla un viento que mueve las hojas
del jardín donde ahora

estoy escribiendo

En el jardín que imagino
sopla un viento que mueve las hojas
del jardín que recuerdo

Y en el jardín donde ahora
estoy escribiendo
sopla un viento que mueve las hojas
sin jardín:
                 armisticio
de fronda imaginaria y de fronda recordada

pero también las hojas verdes
del jardín donde escribo

pero también las hojas blancas
en que estoy escribiendo

y nace otro jardín

 

 

     Adiós, enorme señora.

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