A continuación presentamos un acercamiento al trabajo del poeta chileno Felipe Moncada (1973). Algunos de sus poemarios son Río Babel (2007), Músico de la Corte (2008), Salones (2009). Actualmente dirige la revista “La piedra de la locura”.
Campanas en el Puente
Dios sopló e hizo el mundo
mira si hubiera soplado Louis
Julio Cortázar
Con trescientas ochenta campanas
compuse un palíndroma musical
si caminas en un sentido oyes una melodía
si caminas en el otro una melodía distinta
costó muchos viajes en avión
imaginar una partitura reversible: una casa de putas
a cuerda
un piano que cruza un río. Al ser necesario
compuse una garza que al batir
desordena las ideas de los peces
pero si las ideas son lunas o lupanares
el río se quiebra en las campanas.
Orquesta Neolítica
No importa tocar una débil flauta
si se impone a la trompeta de muchos
Marcial
Con semillas de concha marina
hice la maraca de un dios arcaico
pensé:
como tocaríamos un violín si fuera un dios
una criatura supernatural
una orquesta neolítica para volver al principio.
No hay melodía ni acorde
tampoco hay ritual
la pieza se llama parva de pájaros:
volaban espiral durante años
no sé si por hambre o calentura
y los quedé viendo
hasta que comprendí lo que hacían:
volaban por volar
entonces colgué marimbas del plumaje
y me senté a escribir con mi portátil
pero el vuelo desgranó al mecanismo
y comenzó a caer el dios en gotas
así que di por concluido el experimento.
Primer Encargo
Sin carácter no podrás tocar ese instrumento
o ejecutar música que sea digna de las odas.
Ezra Pound
Dijo el archiobispo austriaco:
compone una opereta
llamada “el vendedor de pájaros”
En mi clavicordio
máquina de volar eclipses
instalé un reloj de agua y nonato
un colibrí:
el teclado es un plano inclinado
donde resbala el pájaro mosca
y el reflejo de las plumas
es un disparo al sexo del obispo
pero fue necesario seguir
olvidar toda parábola de maestros
pues pájaro y reloj atravesaron al duque
para que soprano cantara lo que sigue:
mato tres pájaros de un tiro
cuatro si es posible
aunque picaflor espiral
se funda en las tripas de un violín.
¡Oh my Good!
Después de todo
cualquier melodía es una conjetura
y aunque no finjo hipótesis
dejo que la nutación pierda brújula
para componer una rutina de planetas.
Ya lo sé: Dios no es tarado
ni compone arrojando dados
como charlatán de feria.
Toda órbita debe ser cilíndrica y musical
la sustancia primordial es lo indefinido
o nada.
¡Oh my Good!
que pequeño y sin importancia, toca,
hasta que las campanas
incrusten su médula en el aire.
Monto mi clavicordio a pedales
y cruzo el pentagrama de la sordera.
El Análisis de la Obra, es la Obra
Aparecí en peyote a mitad de la escena
el público era la obra
yo, el único espectador:
de un balazo partí la caja del clavicordio
de otro balazo
hice un péndulo de los candelabros
la obra empezó a fluir hacia el escape
y cada salida de proyectil
era un silencio al vértigo de la estampida.
Segundo Encargo
Conseguí una pianola en demolición
y agujas de tinta de sismógrafo:
la suma fue una escena de celos
donde duque y diuca
se hubieran matado de ser posible
y de no ser por la servidumbre
siempre atenta a todo tipo de rumores.
Le di cuerda
a la pianola
al engranaje
y a la catástrofe
pero la escena se vio interrumpida
por las archiputas de palacio
y la tensión disminuyó a cero.
La Dama de la Cuerda
Tensé una cuerda
del extremo del cuarto de pornodoncella
hasta la capilla donde cardenal
lanza puñados de azúcar al fuego.
Cada vez que una libélula de jardín
toca la cuerda con las alas
la vibración hace gemir a la dama
y purpurado yerra la traza de su compás.
Cada vez que la cuerda ondula
ya sea por el otoño, la servidumbre
o el error:
se tocan siete veces las campanas
y crujen los catres de palacio
como cronómetro incrustado a la fe.
Historia de Amor
Entre los Agujeros de la Flauta
y los Dedos del Pianista
Neobarroco y neodadá
tensan el musical antibíblico
uniendo el final de la cuerda
al núcleo del terremoto.
Jotes, galanas, putos y doncellas
mueven las manos en el jardín
de tal manera
que dirigen una orquesta imaginaria.
Yo espero mi turno
para soplar una flauta de termitas
una escopeta de lujo
una cerbatana para clavar el hipocentro.
Más ahí aparece un teórico de palacio
y dice:
Consideremos que neodadá
se comporta con densidad
sodomítica, de tal manera
que neobarroco se abanica
con la frecuencia del protón.
Consideremos también
que cualquier melodía
caerá tarde o temprano
cambiando el curso de la tragedia.
Eso dijo y cambió la cosa
pues payaso y payasa no se vieron más
vacía para siempre la flauta horaria.
Los Dedos del Pianista
Recuerdan a los Agujeros de la Flauta
Ella era el vibráfono:
la pulsaba entre las piernas
y respondía con un círculo en el aire.
Droga de vez en cuando
sexo de vez en cuando
mucha nada y poca santidad.
En su memoria
colgué a pendular su calzón de un hilo.
Cada vez que los vientos subterráneos
soplaban un terremoto
el péndulo escribía una fuga en la troposfera.
Cada vez que ondas de placer subían al catre
su calzón se dividía en coleópteros azules.
Hay poco más que decir
ella tomó el camino del arte
yo la indigencia pura
éramos dos cuerdas paralelas
círculos en el cielo de una laguna.
La Presencia del Emperador
Mientras doy cuerda al clavijero
ella gime una sonatina en calzones
mientras me da cuerda en la mesa
choco en los muros como bola de pool
solamente me entrego (dijo)
si demuestras la existencia del silencio
elegí un cementerio en la costa
y puse un par de nubes en la pecera
varios días sin comer me dieron la pista:
debía caminar en espirales
respirando lo mínimo posible
entonces la nube comenzó a vibrar
penetrando cada milímetro de pasto
y se logró silencio por vez primera
cosa que luego se volvió rutina.
La presencia del emperador la volvió ligera
violenta por coquetería y por misterio
luego se recostó en la nube, y por vez primera
fue lo antagónico del silencio
contorsión que luego se volvió rutina.
De Tanto Sauce con Hebras de Oro
En un piano bajo del agua
tuve que morir durante horas
para improvisar La Sonatina de la Perra:
de tanto aullar caímos al vacío mutuo
verticales y sin peso
y de tanto sauce con hebras de oro
fuimos de pronto el tronco erecto
y la proa de un torcido contra el cielo
las cuerdas cortaron un caracol
y fue suficiente
para desatar el descontrol y la mordedura:
hebras de piano que propagan éxtasis
en los cuatro mil puntos cardenales
con la exactitud del uranio
y las fogatas de los campesinos.
Derrocado el Duque
Una vez derrocado el duque por la gula
fui nombrado director del Museo de la Tortura
puse todo el miedo al interior de una botella
y esta en una espineta de plomo
que mandé al fondo del mar
contra la mordedura del pez batalla
coloqué además cuerdas a la parrilla
que un coronel en retiro
manipula según la dirección de las musas
en la silla del dolor mandé a escribir en oro
la ecuación de la luz
y la partitura de la música del éter
pues de tanto Chile soñado a palos
aprendí la historia por métodos directos.
Con Truco Aprendido en el Presidio
Con su armónica de plata vieja
y la dentadura de los vagabundos
el cantor cañero guarda un sol de mediodía
una guitarra color iguana
y la memoria de todas las canciones
con truco aprendido en el presidio
hace volar codornices de un silbo
y con las grietas de la tierra en la frente
saca una voz templada en pipa de roble
es un bardo ciego de cuerdas de lata
cuando con su voz de temblor en lo oscuro
grazna, para despertar a los vagos del camino.
Un Grillo de Faro de las Almas
Por decir un par de palabras eróticas
me propuso tomar la postura de la garza
tarde, clavado en ella, di cuenta del error:
no estoy para fantasías mecánicas
así que vuelve mi sombra a su bajo perfil
olvida mi poesía de ruleta rusa
y tu silueta de pornografía casera, es tarde,
ya todas las aves doblaron la curva de la Luna
y no queda más que un grillo de faro de las almas.
La Sentencia del Maestro
¡Hermosa es la música del vacío!
pero mejor se oye el lamento de los monos negros.
Li Tai Po
Un pensamiento negro cayó de la fronda
al agua de los gansos bajo la higuera:
olvida el difunto y la herida
escucha en cambio el ir y venir del gorjeo vacío
la sentencia del maestro se clavó en la herida
despertó al difunto
y subió hasta la copa de la higuera
escucha el vacío del mundo
de lo contrario se un espejo roto por la fea.
Salones
- Perros de galería roban un ídolo de oro dadá, críticos de lar cuelgan trenzas de ajo en gesto de repudio.
- Museo de arte protomoderno: un chileno de origen otomano, realiza homenaje a los desaparecidos: esparce arena de Atacama, siluetas de sal en el lienzo. Para no desaparecer en la inmensidad de la sala, rompe dibujos hechos con la vista vendada, pues la sala es una estación ferroviaria donde aún silban los vapores del carbón.
- Guardias conspiran en la inauguración: planean robar el féretro de Kandinsky, vigilados por subguardias se desvisten y gesticulan frente a un Mondrian falsificado.
- Una guerra civil montada en palacio de bellas artes, un tanque de cartón con manchas de vaca, una colección de fusiles para matar el vacío. La tela es un campo de batalla, y sobre las líneas topográficas: soldados arrastran su carromato de satélites, su mira infrarroja, su códice maya en el siglo cuarenta.
- Los vigilantes son alfiles y caballos en el piso de la galería, cada movimiento tras la pista de un cliente es la jugada que un teórico calcula en prosa.
Tres Fotógrafos
“Odio profundamente la fotografía”
Claudio Bravo, pintor hiperrealista
- Americana, turista de catástrofes, guarda en caja de fieltro los cuerpos de la guerra ya que la ciudad es un cementerio abierto, si lo que busca es la meditación, caen los pensamientos como plomo caliente, si pretende ser la denuncia, su hora ya pasó, pues no se llora hoy a los muertos de Troya.
- Un chileno registra la masacre de Ruanda pero sepulta las fotografías. Arrepentido de la imagen, propone la ceguera del blanco y los ojos de un niño testigo de la matanza. Es como quien escribe de la muerte, pero sin mencionar esa palabra: quien asoma su curiosidad a la caja de Pandora, pide olvidar a gritos y en llamas.
- El hombre trae la quietud de un camino rural y el papel disuelve un muro agrietado como la tierra, cebollas que congelaron el tiempo en oro viejo, y errantes de las últimas aldeas de la sierra: circenses, mecánicos, predicadores, vagabundos, niños de aldea, pues aún el sol es un camino que une las colinas con una sierpe.
Burbujas Klein
- El azul se acaba de inventar en el cosmos de un sanitario, de ahora en adelante flores de fuego nacerán de los quemadores a gas y esponjas de ultramar revelarán el oro nuevo en la piel de las bañistas.
- Un salto al vacío pintar el cielo sin escaleras, un acto de magia firmar en el aire de una sala. El Tao es la entropía del azul, cuando el cosmonauta ve la gota derramada en el lienzo negro, su alegría es solo comparable con su miedo, pues su nave cae sin caer: pintar el vacío es el salto.
- El azul es la entropía de Gagarin, expandida en la inmensidad de una piel blanca, Venus de suaves colinas deja su relieve en la arena del lienzo, pues los muros de la galería serán playas de ahora en adelante. El cosmonauta ve aparecer en el vacío de su pensamiento el marino de la tierra y las primeras letras de un alfabeto.
- Cosmonáutica es el don de fabricar pájaros y la cualidad que tiene el azul de magnetizar las palabras. Cosmonauta es quien dibuja un mecanismo celeste con un gesto en el aire.
- Todos los azules han formado la burbuja final, una cerveza para celebrar el advenimiento de la pintura.
Objetos Calder
- En colinas de cuerdas vibratorias giran los enanos, pequeños cilindros de papel, ánima de los planetarios de bolsillo.
- Gravitacionales de origen, toros de revolución, enanos por su parentesco con el Sol, de color en la imaginación del oro.
- Calder es el pastor, un coleccionista de partículas que da cuerda a la cosmología y pasea por el jardín de Euclides.
- Si un toro azul y uno amarillo coinciden a lo largo de una grieta, cien fractales se vuelan de sus nidos y amebas de papel trepan al muro. Si aún así no cambian su color por el opuesto, se alejan uno del otro, pero llegan juntos al centro de la luz.
- Cada toro tiene carga distinta, cada color vibra según su pensamiento. El baile con que disputan su coordenada, hace perder el equilibrio de las moscas, que son de pronto discos de colores en un sistema planetario.
- Si un toro rojo y uno azul coinciden a lo largo de la cuerda, se alejan a colinas distantes, pues la sangre giratoria no permite su confinamiento.
- El más rojo de los enanos busca el límite de la velocidad, de ahí su cuerpo tubular y su gusto por las pulsaciones. Le gusta ser eje del vértigo ya que la simpleza no contradice el vuelo.
- Por abstracción el universo es una línea, por simetría zumban, pero más por que aprendieron de las abejas. El espacio pulsa para ser el faro, la luz de alarma que gobierna la ley de las atracciones.
Instrumentos de Guerra
- La cámara fotográfica es caja de doble filo: un ojo es de vidrio y retiene la osamenta; el otro sigue a las ballenas en su jardín submarino.
- La balanza es una máquina que inclina los muros, como la cuerda se oculta de la luz, la retuerce un ciego que imagina la hora de los eclipses.
- El interferómetro podría leer las líneas de la mano, por eso los gitanos lo esconden el la última carpa con medialunas, en él se miran las niñas que duermen en la higuera.
- Un sextante con forma de dragón derriba los asteroides del enemigo, ha sido desviado de su función erótica, pues ya no frota los tatuajes de la bóveda, apenas mide la cicatriz nocturna.
- El telescopio, creado para conocer las nervaduras de las galaxias, solo puede leer la imaginación de los dioses.
- Frente al osciloscopio de la aldea, ancianos esperan noticias de la guerra, pues todos los profetas perdieron las piernas y el ojo del equilibrio.
- El huevo de la cosmología en órbita de coleóptero, al cascarlo aparece una bestia de luz, un lagarto que abre su corazón al cruzar el prisma.
- En la caja de ondas, el brujo lee los días que faltan para la llegada de los bombarderos, deja caer pétalos en un acuario y las curvas expansivas quiebran el tímpano de nonatos.
- El baúl fotográfico quedó vacío, pues todas las marionetas de guerra han ido al jardín de los muertos felices. El vacío de la caja es una catedral de cartón, el silencio que la habita es el vidrio del ojo.
Datos vitales
Felipe Moncada (Quellón, Chiloé, 1973) estudió Física en la Universidad De Santiago De Chile. Reside en San Felipe desde 1999. En el año 1990 obtiene el primer lugar, en el concurso regional de poesía, convocado por la Sociedad de Escritores de Talca. En el año 2002, obtiene una mención honrosa en el concurso nacional “70 Años De Las Juventudes Comunistas”, ocasión en que se publica una antología con los seleccionados. En la actualidad dirige la revista “La Piedra De La Locura”. Ha publicado los libros de poesía Irreal (2003) ediciones El Brazo de Cervantes, Santiago. Carta de Navegación (2006) imprenta Almendral, San Felipe. Río Babel (2007) ediciones Casa de Barro, San Felipe. Músico de la Corte (2008) ediciones Fuga, Valparaíso. Salones (2009) Manual Ediciones, Rancagua.