Hoy se Presenta Poesía ante la incertidumbre en el CCEBA, Buenos Aires

Alí Calderon

El poeta argentino Luis Benítez (Buenos Aires, 1956) entrevista a Alí Calderón. Los tópicos que se abordan en la conversación giran en torno a la poesía hispanoamericana contemporánea: sus distintas poéticas y el pasado estético reciente. Octavio Paz, Alan Badiou, Tony Hoagland y la antología “Poesía ante la incertidumbre” son otros temas tocados.

 

¿Cuál fue su experiencia respecto del lanzamiento del manifiesto “Defensa de la poesía” y de la antología “Poesía de la incertidumbre”?

Poesía ante la incertidumbre es un proyecto importante para mí porque ofrece una palabra más (no la palabra final ni absoluta) al debate sobre el actual estado de la poesía en lengua española. Un debate por demás necesario en nuestro tiempo. Pienso que nuestra poesía llegó a lo que Alan Badiou ha llamado “un punto”, es decir, aquel momento en que, ante determinado estado de cosas, se requiere dar un cambio de rumbo, un golpe de timón, plantear un nuevo comienzo.

¿Por qué? Bueno. Partiendo del entendido de que la riqueza de la poesía en lengua española radica en la pluralidad de lenguajes literarios, debemos estar conscientes también de que algunos de éstos, por cuestiones de “campo literario”, gozan de mayor prestigio que otros, se imponen e incluso dictan canon. Esto comenzó a suceder, al menos en México, con las formulaciones teóricas del segundo Octavio Paz, que hacia los años sesenta sostenía que, ante la pérdida de imagen de mundo, la poesía tendía, entre otras cosas, a la disolución de los significados.

Decía: el poema es “una forma que no encierra significado sino una forma en busca de significación”. En América, a la objetivación de esta poética se le llamó “poesía del lenguaje”, “neobarroco” (que es maravilloso en Perlongher, Hinostroza, Kozer) y recientemente “poética del riesgo”. Esta tendencia ha sido global, por supuesto. En tradiciones literarias como la norteamericana, el poeta Tony Hoagland ha señalado una característica fundamental de esta manera de construir la poesía: una preferencia generalizada por lo conceptual sobre lo corpóreo, lo sensible, lo emotivo, lo narrativo, lo discursivo.

A lo anterior debe sumarse, según algunos críticos, la progresiva desaparición del sujeto lírico como estrategia de enunciación; una especie de alegoría del difuminar del sujeto en el espacio social. Esa visión, a todas luces, ya no alcanza a explicar la actual poesía escrita en español. Después de casi cincuenta años sería incluso aburrido seguir ponderando el procedimiento per se, el experimento vacuo, no efectivo, el “riesgo” que nos da gato por liebre y que de innovador no tiene ni el cliché de su actitud.

Por eso la apuesta de este volumen de poemas está definida, ante todo, por una manera de entender la poesía. Una manera que no es nueva, desde luego, pero que vale la pena revalorar porque todos los días se pregunta ¿qué hay de común en la poesía que nos es entrañable, de Aquíloco a César Vallejo, de Catulo a José Watanabe, de Garcilaso a Adoum? ¿Qué es eso que une a Basho y a Cardenal, a Keats y a Eduardo Lizalde, a Mallarmé y a Netzahualcóyotl?

Yo estoy convencido de que la respuesta es: la emoción, en sus diversas formas, pero a final de cuentas la emoción. Nadie inventa el hilo negro, evidentemente, pero los mayores poetas que han existido comparten esta idea.  Por eso creo en una poesía que conmueva y, en el mejor de los casos, estremezca, cimbre. Pero una poesía que además comunique, desentrañe, intuya, que diga algo, que porte sentido. La utopía de este tiempo que vivimos, para ponerlo en términos de Ernst Bloch, es la búsqueda del sentido, si se quiere, de otro sentido. Por eso “Poesía ante la incertidumbre” es importante para mí, porque hay poetas (no sólo los que están incluidos en este volumen) en todo el ámbito de la lengua española y en distintas generaciones que comparten estas inquietudes. No sólo lo difícil es estimulante, quizá lo sea más la construcción de sentido.

 

 ¿Qué opina de las reacciones que, en contra de los postulados que ustedes sostienen, se han levantado desde diferentes sectores?

Me parece fantástica la respuesta que ha tenido la antología en los distintos países. Muchos tipos de respuestas y en distinto tenor. Significa que el objetivo primero está cumplido: promover, continuar el debate sobre la poesía, repensarla, etc. Eso es valiosísimo. Por otro lado, creo que gran parte discusión, hasta donde sé, se ha desarrollado en el ámbito del campo literario y de su funcionamiento. Es decir, los comentarios se inscriben más en la sociología que en la poética.

Yo estoy concentrado ahora mismo en cuestiones de poética. En cualquier caso, en nuestra época, resulta irrisorio creer en las verdades absolutas, en la imposición de las ideas. No hay hechos, hay interpretaciones. De lo que se trata es, desde la poesía, responder (de las formas más variadas) al tiempo en que vivimos, dar cuenta de nuestra existencia concreta, del aquí y el ahora, de la manera en que participamos del mundo.

El poeta mexicano Mario Bojórquez lo explica del siguiente modo: “La poesía de nuestro tiempo es fragmentaria y total, tanto como lo es la realidad que vive el hombre en estos días: el pensamiento reproduce procesos del desarrollo industrial; La palabra escombros nos remite inmediatamente a esta noción fragmentada del discurso poético actual, el hombre recoge pedazos de realidad para construir, reconstruir la totalidad de su ser íntegro. La escritura poética participa en el desarrollo de estéticas que ahora mismo están germinando y que muy pronto encontrarán caminos adecuados de divulgación, dando cuenta de los procesos industriales y de comercialización global, el mundo paralelo de la cibernética con sus placeres virtuales, la entronización de las migraciones con los sub-productos de insaculación metalingüística, el dinero de plástico y un capitalismo degradado que nos hace más una estadística que personas reales”.

Es ante ese mundo que el poeta que escribe en español, o en cualquier lengua, debería responder. Las respuestas serán variadas porque la poesía es múltiple, no se le alcanza de una sola manera y más bien sólo podemos hacer frente al reto perfeccionando nuestras herramientas expresivas. Ha llegado el momento de que la poesía, además, dé cuenta de la realidad más extrema. Me refiero no sólo a cantar la experiencia del hombre sino a dar un paso al frente y mostrar la estructura de la realidad con sus dos rostros, el de la conciencia, lo inconsciente y la manera en que se complementan ambos planos, algo que han mostrado ya en otros ámbitos los seguidores de Carl Jung. La poesía, por tanto, debería ser un “ver más allá”, un “ver detrás de la apariencia”. En cualquier caso, la poesía lírica, la poesía del yo, su intensidad, su urgencia, serán siempre un espacio de resistencia frente al mundo, el primer reducto de la utopía.

También puedes leer