Presentamos algunos poemas de Israel Miranda. Ha publicado cuatro libros de poesía: Polaroids, El monstruo de arriba de la cama, Muro de silencio y Porno para perdedores y otros sucios hábitos; y uno de narrativa: Palabras de Sabiduría. Es también Músico, diseñador gráfico, editor, filósofo y disquero.
ANIMALES MUERTOS
I
¿recuerdas tu primera vez?
me refiero a la primera vez con una mujer
y para ser más específico:
a la primera vez
con la vagina de una mujer
y es que todos sabemos
que la primera vez con ellas
no necesariamente implica un coño
sus manos sí
a veces
(si corres con suerte)
su boca
sus tetas
otras el culo
pero la vagina es un asunto
bastante más complejo
tu otra primera vez seguro fue
casi por accidente
frotándote con la almohada
o ansiosa y deliberadamente
con la mano
o una fruta
o un animal muerto
(previamente empaquetado
por supuesto)
tal vez fue en el baño
viendo los folletos de ropa interior de tu madre
o restregándote las pantaletas que la vecina
dejaba tendidas al sol
(y que tú mantenías perfectamente almidonadas)
o en un sillón
o sumido en las butacas del fondo
viendo cintas de Ron Jeremy
entonces
¿recuerdas tu primera vez
con la vagina de una mujer?
yo
a pesar del tiempo
de mis esfuerzos
sí:
II
te desabrochas el vestido
y se parece al telón
del cine porno de mi infancia:
anticipación de placeres sórdidos
vaivén de manos temblorosas
sexo oral en la última fila
eyaculación silenciosa
sé lo que tengo qué hacer
lo he visto en revistas y películas
en carros abandonados
en azoteas y escaleras
en callejones
en puentes
en parques y escuelas
incluso
en la iglesia
pero eres tan atractiva
y estoy tan agitado
acaricias mi pene
me hablas dulce
delicadamente
con calma dices
no vayas tan rápido
todo está bien
estás aprendiendo nene
no te pongas nervioso
reconozco ese tono de voz
es el mismo que ocupabas
cuando le enseñabas a andar en bicicleta
a mi mejor amigo
pienso en lo mal que se sentiría
si me viera aquí
aprendiendo a follar con su mamita
sonrío
ahora estoy más tranquilo
te sientas sobre mi
jamás había visto de cerca
unos senos tan grandes
reales además
de pronto
la sensación
más suave y ardorosa y húmeda
de que tenga memoria envolvió mi verga
(más caliente y placentera aún
que la boca de la nena
con quien me escapaba
algunas tardes
a buscar lugares oscuros)
la excitación es terrible
sé lo que significa
pero no quiero terminar todavía
pienso nuevamente en mi amigo enfadado
pero no funciona
tu cuerpo golpea contra el mío
fuertemente
entonces recuerdo que en una entrevista
Ron Jeremy dijo que
para evitar venirse rápido
cada que se follaba una hermosa modelo
imaginaba animales muertos
siento tu humedad
escurriendo por mis testículos
animales muertos animales muertos
animales muertos
diablos
no funciona
gimes y me arañas
y aprietas mi pene con tu coño
animales muertos animales muertos
parientes muertos
qué rica verga tienes nene
parientes muertos parientes muertos
mis amigos muertos
la siento hasta adentro
en verdad qué buena verga tienes nene
mis amigos muertos mi abuelita muerta
aplastada por un auto
gritas y te convulsionas
mi familia muerta en una explosión
aúllas y aprietas mis muslos adolescentes
acaricias mis huevos
veo tu coño devorándome completamente
mi familia muerta mis amigos muertos
los chicos de la cuadra muertos
en accidentes violentos
el barrio devastado
nene nene dame más
me encanta tu verga
que se vaya a la mierda el mundo entero
ya no aguanto
ya no aguanto más
inundo con mi semen
todo ese caos de cuerpos mutilados
está bien nene estás aprendiendo
pronto lo haremos mejor
ya lo verás
la mujeres maduras suelen ser
maravillosamente consideradas
con las vergas jóvenes
III
¿recuerdas esa primera vez?
estoy seguro que sí
y es que nada deja
cicatrices tan profundas
y tan dulcemente dolorosas
como el coño
de una mujer
De “Porno para perdedores y otros sucios hábitos”.
HOLOGRAMA
I
la abuela tenía en el pasillo un sagrado corazón en holograma
bastaba con mover ligeramente la cabeza
para ver sonreír al hijo de dios
bastaba con alejarse para verlo sereno
ensimismado
la abuela (también) tenía a su cargo a la hija del cartero
apenas un año mayor que yo
apenas unos centímetros más alta
los suficientes para alcanzar la llave del cuarto
que la precavida viejita dejaba sobre el refri
un día la abuela tuvo que salir
en cuanto cerró la puerta
la niña fue por la llave
me tomó de la mano
y me llevó frente al cristo en 3d
lo señaló y me dijo:
si no besas mi cosita
él se va a enojar y te va a castigar
el holograma parpadeaba
e inclinaba la cabeza
consintiendo
entramos al cuarto y la nena se quitó los calzoncitos
se sentó sobre la cama y separó las piernas
aquí tienes qué besarme dijo
abrió su sexo inmaduro
suave
cálido
dulcemente oloroso
como el pastel de fresas con crema de la abuela
II
creo que de ahí viene mi fijación
por el sexo oral y los coños depilados
no hay nada más excitante
que un coño perfectamente rasurado
(salvo
lamer hasta el hartazgo
un coño perfectamente rasurado)
rozar su clítoris con la nariz
mientras tu lengua la penetra
lamerle la entrada de la vagina
y dibujar circulitos
por todo su sexo
morderle los labios
sabes a qué me refiero
sentir que se viene en tu boca
verla de reojo aferrarse
a la cabecera de la cama
a la almohada
a tu cabello
a tu cráneo
apretarle los senos para dejarle claro
quién está a cargo
(pídele a tu mujer que se depile para ti
y págale con creces el esfuerzo
te juro que no te vas a arrepentir)
III
pecado y penitencia
el holograma era bueno de celestino
pero pésimo como vigilante
nos descubrieron
así que la abuela jaló a su nietecito querido
de entre las piernas de la nena
(asunto harto difícil pues el niño
era una verdadera sanguijuela)
la nena se aferraba a mis cabellos
y la abuela a mi camisita
la rompió
así que me jaló del pescuezo
(casi me asfixia la maldita vieja)
mientras rodábamos por el piso
vi a la nena aún con las piernas abiertas
y el sexo mojado
enrojecido
retorciéndose
respirando dificultosamente
se la llevaron
y a mí me mandaron al catecismo
cosa que resultó muy bien
pues sabía perfectamente
que me había ganado el cielo a lengüetazos
así que no asistí ni un sólo domingo
a la iglesia
en cambio aprendí a colarme
por las puertas de emergencia
al cine porno del barrio
(el marilyn monroe
se complace en presentarle
horas y horas de sexo ininterrumpido
permanencia voluntaria)
así cada fin de semana
IV
para mi cumpleaños número doce
la abuela preparó un delicioso pastel de fresa
apagué las velas
y antes de que los chicos de la cuadra
gritaran mordida mordida
me sumergí lo más que pude en el pan
en la crema batida
en las fresas rozagantes
en el sexo sin vello
de la hija del cartero
que me dejaba lamerla
hasta secar mi lengua
únicamente para salvar mi alma
V
cada que pasaba frente al cristo en 3d
éste me hacía un guiño y sonreía
entonces
estaba seguro
de que me había ganado el cielo
a lengüetazos
De “Porno para perdedores y otros sucios hábitos”.
EN BUSCA DE UN BUEN TRAGO
I
¿quieres escribir?
sal a la calle y que te pase algo
bebe
arma un gran alboroto
enamórate en cada estación
provoca más peleas de las que puedas librar
increpa a la autoridad
activa las alarmas contra incendios
y corre
corre
corre
entonces
respira profundo
y vuelve a beber
olvida pagar los tragos
olvida si estás solo o no
si tienes el cuerpo deshecho
o el alma en vilo
no importa
anda a devorarte la ciudad
la vida
una vez al borde
salta
regresa entonces a la pluma
y al papel y arrójalos lejos
las letras ya llegarán
o tal vez no
no importa
escribir es un mero accidente
vivir no
y de lo que se trata
es de vivir
descarada y displicentemente
hasta agotar las botellas
las historias
las mujeres
transitar por calles
callejones
cantinas
corazones
en busca de un buen trago
de un buen verso
II
no se trata de escribir ebrio
no escribes ebrio
con unas cuantas copas sí
puede que hasta con un toque
o dos
pero borracho perdido no
simplemente no se puede
follar sí
es mecánico
alcoholizado podrías follarte
hasta un neumático
pero no escribir
escribir no
entonces
ser borracho no te hace más listo
ni más atractivo
ni más divertido
ni más valiente
ni más elocuente
no te hace escritor
ser borracho sólo te hace
más borracho
III
escribir es una carrera de resistencia
una pelea
demasiado larga
como para tomársela en serio
¿quieres escribir?
le preguntas al tipo equivocado
pero
podrías empezar
por no hacerme caso
a fin de cuentas
sólo soy un ebrio endemoniado
que en ocasiones
en busca de un buen trago
se encuentra con un buen verso
el cual
la mayoría de las veces
lamentablemente
olvida
De “Porno para perdedores y otros sucios hábitos”.
A LETTER TO ELISE
I
¿Recuerdas el Wish, los trapos oscuros,
las botas pesadas
y el nido de cuervo en mi cabeza?
Todas las tardes
esperábamos sentados en las escaleras
a que algo grande nos sucediera
y nunca pasaba nada,
sólo la vida.
Y nunca teníamos dinero,
pero eso no nos inquietaba
pues teníamos los libros
y los discos
y las cervezas
y los antidepresivos
que encontramos en el abrigo favorito de tu madre
una de esas tardes en que jugábamos a ser
estrellas de rock.
(Tú eras Nina Hagen,
yo desde luego, Robert James Smith)
Nunca teníamos dinero,
pero teníamos calles
y conversaciones interminables.
Teníamos tiempo
y una maliciosa inconstancia
para eso de las clases y los horarios.
Teníamos un estéreo nuevo
y todos los discos de The Cure.
Nunca teníamos dinero,
pero de alguna forma siempre te las arreglabas
para conseguir tequila y naranjada
que solíamos beber en los puentes,
mientras abajo el tráfico
nos hablaba de un mundo
profundamente fastidioso
y despreciable.
II
Íbamos a conciertos
(que en esos tiempos eran pocos)
con el dinero que le estafábamos
a nuestros amigos.
Así, vimos a Depeche
con los fondos obtenidos
por una guitarra que vendimos tres veces,
y que ni teníamos,
y a Tears for fears
con lo adquirido de botear
(según nosotros)
en respaldo al CEU.
-Apoya la huelga compañero,
estamos luchando por tus derechos-
les decíamos ceremoniosamente.
En esa ocasión nos alcanzó hasta para las cervezas.
III
Estoy (casi) seguro de que recuerdas el Wish,
lo robamos de una tienda de discos
que estaba en el Centro.
Corrimos como si en eso se nos fuera la vida
y cuando nos sentimos a salvo
no paramos de reír.
Lo dejamos sobre la mesita
y lo contemplamos durante una hora
antes de siquiera abrirlo.
Sonó el primer acorde de Smith,
y luego un clásico fraseo
en el bajo de Simon Gallup
y todos nuestros demonios
se desataron.
Afirmábamos que The Cure
nos hablaba a nosotros
¿recuerdas?
Lloramos inconsolablemente con Apart
(aún me sigue sucediendo),
después bailamos hasta rompernos,
sin darle importancia a cosas como los pies.
Y simplemente sucedió. No pudimos evitarlo.
Lo arruinamos todo con saliva y sudor y jadeos.
Se acabaron las sonrisas,
las estafas,
hasta las conversaciones largas
y las tardes sentados en las escaleras de la escuela.
A cambio vinieron horas y días enteros
de sexo enardecido,
de cicatrices,
de celos.
Pronto ya no quedó nada de nosotros,
sólo la promesa de asistir juntos
a un concierto de The Cure
(siempre The Cure),
aunque esto significara
atravesar el mismo infierno.
No volví a saber nada más de ti.
IV
Te vi en el concierto,
ibas con un oficinista.
Yo iba con el mejor de mis amigos.
Ya no eras Nina Hagen
y hace mucho que el cuervo en mi cabeza
emprendió el vuelo.
Al verme me saludaste con ese gesto de
“sabía que estaríamos aquí”.
Te perdiste entre la gente.
Cuando la banda hizo sonar
los primeros compases de Open
comencé a bailar,
seguramente tú hiciste lo mismo.
Es algo que no podemos evitar.
Mi amigo bailaba y lloraba emocionado.
(Ahora estoy seguro de que recuerdas el Wish.)
Nunca supimos a dónde fue
todo lo que alguna vez deseamos.
(A veces extraño al tipo que era
cuando estábamos juntos.)
De “El monstruo de arriba de la cama”.
TARDE OTRA VEZ
I
Toda la vida he tenido la impresión
de que me he olvidado de algo,
que me he perdido de algo,
que carezco de algo que los demás sí tienen.
Tal vez por eso ando con el humor desvencijado
y con esta maldita sensación
de estar siempre llegando tarde a todo,
principalmente al amor.
Tal vez por eso aprendí a estar solo,
a comer y beber solo.
Me acostumbré a vivir con la angustia
de las horas desperdiciadas
atorada en mi costado.
Me acostumbré al silencio.
II
Toda la vida he buscado ese algo que no tengo
en la luna pendiente del verso,
en el sueño desechado,
en el rock malogrado de mi adolescencia,
en el interior de las mujeres que me he bebido
y el corazón de las botellas que he resquebrajado,
en la orilla de la madrugada,
en las calles descarnadas bajo las luces de la Gran Ciudad.
No encuentro nada,
sólo mis restos
tropezando
con lo que alguna vez fueron
altas expectativas.
Abatido
arrastro mis astillados huesos
por senderos divididos.
Tomo constantemente el camino equivocado
pero hace mucho que ya no me importa.
Es más fuerte mi necesidad de abismos,
mi obsesión por las sombras
y el vértigo de la caída expuesta.
III
Retorno
a mi soledad obstinada.
Es tarde otra vez.
El silencio sólo es la balsa a la que me aferro
después del naufragio.
De “Muro de silencio”.
ESPEJOS
I
No me gustan los espejos,
el último que tuve se lo llevó una mujer
junto con todas sus promesas
y todos los químicos que utilizaba
para detener el tiempo,
para enredarse con el reflejo
de lo que nunca fue.
No me gustan los espejos,
especialmente los de las cantinas.
Un momento estás haciendo recuento
de las distintas botellas que te has bebido
y de pronto apareces del otro lado
cada vez más viejo,
destrozado.
Te preguntas cómo has podido llegar hasta ahí,
cómo has conseguido sobrevivir
siempre defraudando,
huyendo,
engañando,
robando a quien se deje
esa vitalidad que sólo obtienes
después de la sagrada ceremonia del alcohol.
Te preguntas qué es lo que Ella ve en ti
si no eres más que un bulto de dolencias,
huesos rotos,
úlceras,
sistema nervioso destrozado,
encías sangrantes,
arterias congestionadas,
corazón a medio andar
pero furioso,
necio.
EMBRAVECIDO
Es evidente que los espejos en las cantinas
te ponen fatalista y absurdamente filosófico,
te arruinan los tragos. Por eso los detesto.
He reventado un par de ellos, lo que
resulta contraproducente pues luego
ya no te dejan entrar.
(Somos el reflejo de lo que fuimos,
es por eso que el olvido no existe.
Es por eso que no podemos
escapar de nosotros mismos
o del desamor o del desencanto.
Es por eso que mentimos.)
II
El sexo y las penas saben mejor con cerveza.
Y así vamos, cerveceando,
silbando el blues de las horas malditas,
aullando el rock del constante abandono.
Desatando la melodía
de las mujeres destiladas con tequila y naranjada,
de las amistades incineradas en bachitas de marihuana,
del amor vuelto espejismo,
silueta,
apenas figuración de lo que era y,
lamentablemente,
ya no será.
De la mujer al sexo y al alcohol,
de la decepción al abandono y a la canción,
de la canción al poema,
así es nuestro andar desbaratado
sobre la propia existencia. Pero
aún nos queda la hermosa conciencia de que,
después de todo,
la cosa no ha ido tan mal.
III
No me gustan los espejos,
te arruinan los tragos,
el sexo,
TODO.
Por eso los detesto.
De “Muro de silencio”.
XI
[Necesitas terapia]
Vemos televisión y entiendo que te amo.
Entiendes que te amo
y recargas tu calor en mi regazo. Te quedas dormida
y un ruido callado de agua es tu sueño.
¿Cómo perpetuar ese instante de paz y esplendor infinito?
Muchas veces me he sorprendido
estrechando la almohada. Acechando.
Sería tan fácil darnos un remanso.
(Jamás entenderás que tu verdadera belleza
descansa en el accidente afortunado de tu silencio.)
Abres los ojos y me descubres con la almohada entre las manos.
Adviertes mi intención. Bostezas.
–Necesitas terapia– dices mientras te diriges al baño.
Aprieto los dientes tratando de ahogar
esta emoción que me vence,
pero soy un río desbocado.
Construyo diques que pronto son insuficientes
y me anego más de lo que quiero.
(Siempre he tenido una extraña facilidad
para arruinarlo todo.)
Respiro profundo,
al principio funciona.
Respiro y resuenas en mis rincones.
Mi cabeza es un laberinto.
(Odio esta maldita manía de escribirte
Datos vitales
Israel Miranda es Escritor errante al que se le puede encontrar con cierta facilidad en las cantinas del centro de la ciudad de México. Ha publicado cuatro libros de poesía: Polaroids, El monstruo de arriba de la cama, Muro de silencio y Porno para perdedores y otros sucios hábitos; y uno de narrativa: Palabras de Sabiduría, libro reeditado en Argentina. Músico, diseñador gráfico, editor, filósofo y disquero, R. Israel Miranda es un escritor contracultural, rebelde y con un una sorna envidiable.
cuando todo se me cae.)
De “Polaroids”.