Poesía húngara: Stephen Vizinczey

Leemos al poeta húngar0 Stephen Vizinczey (Hungría, 1933). Después de la revolución en Hungría se exilió en Canadá. G.A. Chavez explica: “El siguiente poema aparece en la famosa novela de Stephen Vizinczey In Praise of Older Women (traducida al español como En brazos de la mujer madura), en el capítulo llamado “Sobre el pecado mortal de la pereza”. La versión es de G.A. Chaves.

 

 

 

 

Sermón para una reunión de onanistas anónimos

 

1

 

El Espíritu Santo habita
en los jugos preciosos de nuestros genitales
nos inspira a vencer el pecado mortal de la pereza,
a acelerar nuestros pasos y a fortalecer nuestros miembros
—los jugos nos llenan de curiosidad
del coraje para alcanzar
y del arrojo para saltar hacia lo desconocido.
Así como se yergue la verga de un hombre nos erguimos nosotros
por encima de nuestra indiferencia hacia los extraños
aprendemos a tolerar a cuidar a amar
en la esperanza del placer:
las mujeres se abren y los hombres se sumergen,
muslos y frentes ungidos de sudor
y en cualquier posición que adoptemos
adquirimos el toque de vivir con los vivos.

 

 

 

2

 

Si de fantasía se trata, tomá dos mujeres
una un poco lesbiana con su nariz metida
en la fuente de otra cuya voz se alza y cae
mientras rebotan las nalgas cohibidas
al echarse para atrás por un respiro
que la deje empujar de nuevo hacia delante
—y sólo entrás cuando ella estalla.
O imaginá la más colorida orgía
hecha a la medida de tus gustos más singulares:
no importa qué tan exquisto sea
lo que podás concebir en soledad
si delata una pobre imaginación
respecto a la dicha de un abrazo o un beso.

Al ser tú mismo quien da y quien recibe tu placer
se debilitarán tus piernas
para correr en busca de compañía.
Olas de gozo solitario
te llevarán a islas desiertas.

 

 

3

 
Dicen que los fuertes no dependen de nadie
ni siquiera para el placer
ellos conocen la forma más rápida más efectiva
y absolutamente más segura
de ganar.
Los violadores perforan con sus pichas;
si sus amantes son imaginarias
no les importará que sus víctimas sean reales.
Yo digo que los fuertes son pacientes
ellos esperan ellos imploran
y antes que volar solos
prefieren el rechazo
los humores las discusiones y las labores del amor
—ellos apuestan a la compañía
confiando incluso sus partes más sensibles
al cuidado de una amiga.

 

(Traducción de G. A. Chaves, 2010)

 

 

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