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Ha llegado el verano a casa

Carlos Ramírez Vuelvas

Los tonos de Ha llegado el verano a casa de Carlos Ramírez Vuelvas, diversos como en la “monarquía canora” de Góngora, adquieren varios camuflajes, exigen distintas escafandras: pasan de los cascos de Kirby Morgan al batiscafo de William Beebe. En algunos versos hay una profundidad abismal, que requiere de equipos especiales de respiración. Y mi cabeza flotará cantando para nadie, dice Carlos, ¿pero esa cabeza no será la Medusa que habita a mil metros bajo el mar?

El papel de nuestro poeta es consumir pesadillas y transformarlas en memoria, desactivando los “malos sueños” para hacerlos habitables. Si quedan dudas sobre el contenido abisal de estos poemas, véase el tercer fragmento del poema “Musca mata poeta”, donde afirma: En ti hay un abismo en el que hiervo/ cuando vienen tras de ti los días de fiesta. Con ella, la inmersión es dichosa y hasta podría ser contemplativa.

Como se sabe, un poeta es muchos poetas. Es todo lo que somos, el tiempo y la memoria. Y el abismo, que solo él sabe traducir, para que nunca nos hundamos. Para nadar, alegremente, en la seguridad de la superficie, acá, en la Vida.

Sergio Briceño González

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