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Pequeña historia de destrucción

Audomaro Hidalgo

“Hundir la mano en la tierra”, así inicia uno de los poemas de este libro. Hundir o hendir con la pluma el papel; hundir, porque “el poema nace del fondo, cuesta extraerlo”, pero Audomaro, cuesta arriba, lo extrae, del fondo pero no suyo: “estoy impregnado de mundo”, y ellos, los poemas, como “una vibración quieta” traen a vibrar la poesía, la traen, le dan carnadura, desde ese, su mundo y su tradición elegida: el abuelo de carne y el otro, el soñado: Borges (y no menos Rilke) y, claro, está en cada uno la rosa y está la espina: está siempre la poesía y sus ecos, sus poemas: los de este bello libro, tierno de sentimientos y, a la vez, duro de existencia.

Hugo Mujica

$262.00