Leemos poesía de Colombia. Leemos a Valeria Burgos Nascimento (Cartagena De Indias, 2002). Poeta y estudiante de Lingüística y literatura en la Universidad de Cartagena. Su poemario De abismos, sangre, olas y mar (2021) y El exilio de la inocencia (2022).
Aparición divina
La vida inicia con un grito y sangre rota.
Enferma de olvido
con el sol hundido en la garganta
hago a la muerte en mi espejo incandescente
muñeca de huesos de cordero
cleptómana del lenguaje
escucho sus pasos en mi ático
mi único consuelo es que también tengo armas.
Funeral
Voy con el costado abierto,
vestida de cenizas,
muda y silenciosa, como un crucifijo en la pared
pálida, como una novia muerta
Es que tiene el corazón cubierto de llagas,
Corazón, piedra que llora en el hueco del pecho.
Es que le muerden esa herida,
Herida blanda que cede a dientes desgastados.
Voy con el costado abierto,
levantándome de mis huesos, de mi sangre,
de ese cadáver translúcido de niña engañada,
Y cuando me paso la mano por el costado, se siente como inocencia muerta.
Así la vida
Ojos pesados gestan el cansancio en un vientre cóncavo,
la piel de ayer
tirada en una esquina
huele a cemento mojado y sudor
Las emociones se esconden en el revés de ojos secos,
los placeres aplazados van acumulándose
bajo los pliegues de la piel
dejando grietas que pronto serán abismos
El reloj me pisa los talones,
me seca las lágrimas
y se burla de mí.
En la sala de espera
un péndulo oscila
Matando al tiempo.
Mater
Mis súplicas se esconden bajo una palabra: Mamá
pero mamá es tan solo una hija
así como dios es tan solo una palabra
Memoriae
Un animal moribundo se descompone dentro de mí
como un bebé muriendo en el vientre de la madre
sus huesos perforan las paredes de mi estómago
manchando todo con el olor a fermentado del olvido
Sangre de ángel
Me sangran las encías por todas las mentiras que arrastra mi boca
puedo sentir como mi alma se desprende de mi cuerpo con violencia
voy a arrancarme la piel para comprobar el vacío
y cubrirte del frío
que exhalan mis paredes
Del amor solo conozco el canibalismo
sus manos rojas están jalando mi vestido mientras trato de leerles un poema
quieren comerse mi corazón mientras palpita
Un Ángel se desangra porque dios cortó sus alas
mientras agoniza me pregunto cómo se sentirá ser pura
La caída
Ahora
con los ojos vendados le hacemos fila a la muerte
le enseñamos a los niños a huir de ella
y esconderse de la luz del sol
Ahora
le sacamos los dientes al hambre
y atravesamos el cementerio
con los ojos de la infancia
He de esconderme
llenarme de tierra la boca
antes de que ascienda el alba.
Un día, hombres llegarán a izar una bandera sobre la tierra en la que duerme mi cadáver.
La casa del sol
En el patio de la casa de mi abuela
las espinas de las flores llaman con ternura a la sangre
las baldosas rojas derriten mi piel
el piso brilla con el sudor del medio día
y por mi garganta baja el sol que muere en la sala
Las matas me enseñan a llorar
abriéndose y cerrándose
lanzando un grito hacia adentro hasta ahogarme
Mi abuela hace a la brisa al arrullarme en su mecedora
y me dice que todo tiene solución
hasta la muerte
Sangre materna
Soy exilio del cuerpo de mi madre
la escucho llorar en mis huesos
pero no logro que mi piel se abra y me deje entrar
para que mi mamá me consuele del revés de su mano contra mi cara,
de su letra que con sangre entra y del miedo a recordar la difunta primavera.
Mi mamá trata de cocer la herida de mi nacimiento con las manos de dios
pero ella nos inunda de sangre seca y un llanto amargo.
Y yo no logro escapar de la sangre de mi mamá