Xavier Oquendo entrevista a Ernesto Román Orozco

romanorozcoXavier Oquendo entrevista al poeta venezolano Ernesto Román Orozco (Cabimas, Zulia, 1962). Ha merecido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía UCV estado Aragua 2001.  Oquendo nos ofrece, asimismo, una selección de la poesía de Román Orozco.

 

¿Cuáles son los tres títulos de la literatura universal a los que se acerca constantemente a releerlos?

Entre otras, la obra poética, de Eugénio de Andrade; La pagoda blanca: cien poetas de la dinastía Tang, y los escritos de San Francisco Asís, claro está, son estos algunos de los libros que reviso permanentemente, pero cuento con un archivo de obras literarias que me interesan muchísimo, entre los que doy cuenta de bastantes poetas, algunos narradores y ciertos ensayistas, venezolanos, hispanoamericanos. Lo universal, como lo califican, está en el sentido de vida que despertemos con las lecturas catedrales, las de cabecera, las más recurrentes. Deben ser reveladoras de lo definitivo, al tiempo que nutren tu escritura, tu pensamiento, y consolidan tu discurso existencial, en razón de lo poético-cotidiano, desde todo punto de vista. Es ir en procura de vivir nuestros propios salmos, o, conjugarnos, como seres humanos, con la esencia de la poesía, y recuerdo en este momento, al filósofo venezolano Juan David García Bacca.

¿Qué haría por obtener un ejemplar de la primera edición de algún libro famoso de la literatura y Cuál sería ese título?

En realidad, haría todo lo que (sólo) esté a mi alcance. Tampoco me apego al conocimiento. Chuang Tzu, antípoda al sentido común occidental, devoto de Buda y poeta de la inutilidad natural y del vacío, siempre abogó por una vida de pureza; planteó la necesidad de limpiarnos de tantos conocimientos, y de vaciar la mente para que fluya y se desarrolle el paisaje natural del espíritu. El cosmos es una copia de lo que somos por dentro. Nuestra interioridad tiene un infinito, un cielo lleno de estrellas. La luna que vemos cada noche, es la espejada ante la luna natural humana… así todo. Recordemos un poema del poeta venezolano, recientemente fallecido, Eugenio Montejo, Lo nuestro: …la llama que arde con la vela, / no la vela, / la nada de donde todo se suspende, / -eso es lo nuestro. Pero rescataría, en su primera edición, Las bienaventuranzas.

¿En qué libro ha encontrado su definición de “Vida”?

El I Ching, libro de consulta diaria. Oráculo taoísta que sugiere, al construir los hexagramas de la unión de dos trigramas, caminos a seguir en cualquiera de las iniciativas habituales que emprendas. Sólo son invitaciones, acercamientos a soluciones filosóficas de vida que, de una u otra forma, nos abren abanicos de buenas conductas, es decir, la aplicación estricta de la honestidad, la honradez, la humildad y toda una serie de comportamientos morales verdaderos que nos colocarían en la senda de la santidad. Entiéndase Santidad, sólo un estilo de vida enmarcado por la rectitud, detenernos en Dios en las flores, los pájaros, los árboles, en nuestros semejantes. El respeto a todo ser viviente, humano o animal. Por supuesto, tengo muchos textos, y nombro como autor a Krisnamurti: Uno no puede aprender sobre sí mismo a menos que sea libre… Mi definición de vida. Lejos de todo sentimiento divisionista de nacionalismo.

¿Qué historia de amor de la literatura le hubiera gustado vivir?

Ninguna. Aunque el cuento de Oscar Wilde: El ruiseñor y la rosa, es muy hermoso y digno de vivirlo. Mi vocación a perder, a ser el derrotado en las historias de amor, me apasiona. Igualmente, está también el capítulo amoroso de la obra de Hermann Hesse: Sidharta, donde relata el momento en que el Buda, antes de saber que era Buda, se tropieza con una hermosa princesa. Y él le ofrece su amor y le dice que lo único que sabe hacer es meditar, estar del lado de los que sirven, y escribir poesía… Son historias de esos amores que, aún vencidos, los celebramos desde la tristeza; es esa manera de militar en la bohemia, de continuar emborrachándonos en una eterna fiesta a la derrota. Por lo demás, en la vida, con mi mujer, intento impregnar nuestra relación de su correspondiente carga poética.

¿Qué obra de la literatura le gustaría ver en el cine?

El lobo estepario de Hermann Hesse. Un libro que aún significa una de mis primeras y más importantes lecturas de la adolescencia. Es uno de mis libros diarios, ya poco revisado por mí, pero cuyo contenido me permite divergirme de la realidad de la ciudad que habito. Me ratifica ciertos comportamientos de retorno a la ternura, al amor universal y a las contradicciones internas que me conmemoran en ese hermoso conflicto que, por hermoso, casi nunca le encontramos solución. He ahí la grandeza de tras una meta y procurar no alcanzarla. Una de la celebres enseñanzas de Buda reza: La religión / es una barca / que nos sirve para llegar a la otra orilla, / pero al llegar a la otra orilla, / ¿de qué nos sirve la barca? Sería muy aburrido; no tendría sentido la vida, si alcanzáramos todo los triunfos propuestos.

6. ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada bohemia?

Con Fernando Pessoa. Me hubiera gustado compartir con Pessoa y con otros. Me parece injusto que sólo me pregunten por uno solo. Pero hubiera querido beber en una noche bohemia con Eugénio de Andrade,  Orson Wells, George Schehadé y tantos otros… No hay tanto que reflexionar al respecto. Todos han muerto, como el título de la obra poética completa de nuestro poeta, José Barroeta. En este momento estoy brindando por sus desordenes tan inteligentes.

¿A qué autor de la literatura universal considera injustamente olvidado?

A José María Arguedas, su gran libro: Los ríos profundos. Una bella e “insondable” obra que contiene una serie de muy nostálgicos relatos de este autor del Cuzco. Su discurso social, de llamado a los pobres a protagonizar sus fábulas, tiene mucho que ver con sus raíces. En mi país, hay una muy buena edición de la Biblioteca Ayacucho, prologada por Mario Vargas Llosa, y recomiendo su lectura y relectura. De verdad, años ha que en nuestra América, no escucho el nombre, menos una cita, de José María Arguedas. Retomémoslo sin ninguna ruta ideológica; abrámosle paso sólo a la sensibilidad cristiana, al humanismo entrañable.

8. ¿A qué autor de la literatura universal considera sobre valorado por la crítica y el tiempo?

A Jorge Luis Borges. Es el único autor, cuyas creencias y posición existencial que no podría compartir nunca, pero que admiro como creador. Considero que, como los poetas a Ítaca, el resto de la crítica o quienes se consideran dueños de ésta, deben procurar que Borges descanse en paz. No en Octavio, sabio poeta, sobre valorado también, jamás como Borges. Me gustaría contaran las veces que se cita al autor argentino en libros de habla hispana, sean poemarios, selecciones de cuentos, novelas, ensayos… recetarios de cocina, libros de ufología, gnosis… hasta una edición del I Ching, creo que la mejor, versión y presentación de D.J. Vogelmann, prólogos de C.G. Jung y los hermanos Wilhem  y, para variar,  comienza con un soneto de J.L. Borges.  No reprendo tal asunto, y menos sugerir que no son oportunos sus epígrafes, sólo sostengo que ya. A mí no me dejaron ninguno.


¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado que exista, efectivamente?

El principito. Creo que está demás que explique esta utopía. Conocemos ya el por qué.

¿En qué personaje de la literatura se ha visto reflejado en virtudes y defectos?

En muchos. Sólo que, como poeta (y perdónenme la pretensión) evito invocarlos, pues son muy fuertes y determinantes. No me permito que ningún personaje de obra literaria alguna, me adivine; vulnere mi pensamiento. Sí, por supuesto, he vivido los viajes literarios del emblemático marino de Álvaro Mutis. He sentido sus amores… sólo eso. Evito, de manera muy redonda, que sean ellos los que me busquen. Igual sucede cuando leemos sonetos. Su voz endecasílaba arropa la vida diaria de tu musicalidad cotidiana. El soneto te busca hasta invadirte, y hasta te frena un poema que ronde la luz de tu expresión. Un soneto es un comportamiento clásico que debes equilibrar con distancia. Somos nosotros, los lectores, los buscadores de estos personajes. Jamás permitirles que te acechen. Si no puedes vencer este escenario, no te dejes ver por ellos; que no descubran que están siendo leídos por ti.

 

¿Cuáles son las cinco palabras que utiliza con obsesión en su literatura?

  • Pájaros
  • Árboles
  • Sombras
  • Casas
  • Silencios

¿Con qué está comprometida su literatura?

Primeramente, con mis creencias. Pienso que el hombre, en su muy respetable fuero individual, tiene derecho (y deber consigo mismo) de moldear su humanismo. No creo en factores “poéticos” colectivos. Mi compromiso discursivo se relaciona con un quebranto, poético, en tanto muy personal y, por consiguiente, individual. Cuando autoridades gubernamentales de cualquier tendencia, pretenden socializar la poesía, y al poeta o al artista, le reclaman lealtad y nacionalismo, cualquier expresión creativa se desnaturaliza. El realismo socialista fracasó; grupos literarios, al pasar los años, escriben un manifiesto, lo publican, y cada miembro toma rumbo distinto del otro. Quiero decir, en mi caso, que el oficio de poeta es un deber individual; se nutre de la contemplación espiritual y física del medio ambiente, en su máxima enjundia cognoscitiva. Un buen escritor de poemas, no necesariamente tiene que ser un poeta. Un poeta brinda su orilla a la naturaleza iluminada en sí.

¿Cómo sería su vida sin la literatura?

No sé. No me atrevo a imaginármelo.

QUINCE POEMAS

San Cristóbal/Táchira/Venezuela.

(de Las piedras inconclusas)

un golpe

de nubes a los truenos

y un árbol

cae de espaldas a tus pies

pero tomas el camino

de los hombres más aves

de los linos más ebrios

y te veo venir silbando

borrando tus huellas

con un ramo de helechos

 

inquieta mi piel

en ese alacrán que marca territorio

en las cortinas de tu sombra

me siento a beber frente a un espejo

el ron negro del ocaso

entonces pienso en las arrugas

de la piedra más anciana

mientras choco mi vaso con el tuyo

me das un beso y sigo solo

la razón es un latigazo

de fuego

desde las tablas

de tu lengua

una pedrada a los vitrales

de los peces

interrumpiendo el silencio

de la piedra misma

 

la crisis

es un estado abrupto

de conciencia

e iluminación

una lámpara encendida

colgada del piso

(de La costumbre de ser sombra)

 


dejo arcilla

en lugares donde me abandono

saco madera de los pájaros

por el tambor iniciático

del águila que vuela

en la tranquilidad de los abuelos

y la fuerza equitativa

de las moscas

quede esta casa

cerrada hacia la sombra

de una mujer

elegantemente desnuda

(de Los hemisferios distantes del silencio)

estoy

visiblemente pájaro

siembro

la conciencia del vuelo

en raíces

del relámpago

atorado

en una flor

tilo

trazado por tiza

para la experiencia blanca

de verter en moldes

el dulce incómodo del ajo

(de Las casas líquidas)

si digo luz

te apagas

y tengo que dejar la casa

muy dentro

de tu cuerpo

sin embargo

me nubla la idea

de verte

alquilando los pájaros

que hubo

entre nosotros

y por eso brindo

(a Dora Hoyos)

 

en adelante

me dejaré crecer

las venas

nunca

me las volveré a cortar

(de Magisterio de la grieta)

(Miguel y aquellos pájaros)

Miguel

murió de un pájaro

en sus besos

y fue tan seco el cielo

tan ráfaga la sangre

que dormido

quedó de un aletazo

(a la memoria de mi hermano

José Miguel Román Orozco)

 

(rumores de telarañas)

tiempo ha

que reconozco la letra temblorosa

de quienes sienten sangre

en mi voz

y saben

que dentro de este reloj espantan

píndora I

(Ofrecimiento de Gabriel

una noche de invierno sin luz)

te traigo esta lluvia

este caramelo

de moscas

soy amigo de la abeja

ella me ofrece luz de polen

un premio

y este turpial en mí

si canta el cielo

dentro de una cárcel

de claveles rojos

píndora II

(Comentario de Gabriel

recién despierto y triste)

se me acabó la plata

desapareció

mi fiesta del colegio

ahora me acompañan

Elmo Beto

y enrique

quiero que ellos cabalguen

sobre la gata kalúa

en este cuarto orlado

por los grillos

¡colores y papel por favor!

 

¡colores y papel!

 

el fantasma bosteza

voy a dibujarle

un bigote

a cada una de sus lágrimas

 

(de Gestos deshabitados)

Viernes santo

rozamos

las adormideras

se cierran

como la grieta

aún cruda

por dentro

como el ánima

que ayer

nos salió

llena de trinos

y hojarascas

Datos vitales

Ernesto Román Orozco (Cabimas, Zulia, 1962).  Ha coordinado el Departamento de Literatura del Ateneo del Táchira, en San Cristóbal, Venezuela. Ha publicado Los zapatos descalzos (1995), Las piedras inconclusas (2001) y La costumbre de ser sombra, Los hemisferios distantes del silencio (2005), Las casa líquidas (2006). Su obra poética ha merecido los siguientes galardones: Mención Honorífica del Concurso poesía del IUFRONT, estado Táchira 1991. Premio Regional de la Poesía de la Dirección de Cultura y Bellas Artes, Estado Táchira 1993. Premio Nacional de Literatura, Mención Poesía UCV estado Aragua 2001. Primera Mención Honorífica en Poesía en la II Bienal Nacional de Literatura Antonio Arráiz estado Lara 2002. Mención Única de Poesía en la VI Bienal Nacional de Escritura Ramón Palomares estado Trujillo 2005 y Mención Honorífica IV Bienal Nacional de Literatura Antonio Arráiz estado Lara 2005.

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