Antología de poesía colombiana No. 1: Giovanni Quessep

Federico Díaz Granados ha preparado una Antología de poesía colombiana para Círculo de Poesía. Inaugura este dossier el poeta Giovanni Quessep (1939), referencia básica de su tradición. Ha merecido distinciones como el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva y el Premio Nacional de Poesía por Reconocimiento de la Universidad de Antioquia.

 

 

 

 

Alguien se salva por escuchar al ruiseñor

 

Digamos que una tarde

El ruiseñor cantó

Sobre esta piedra

Porque al tocarla

El tiempo no nos hiere

No todo es tuyo olvido

Algo nos queda

Entre las ruinas pienso

Que nunca será polvo

Quien vio su vuelo

O quien escuchó su canto

 

 

 

 

La alondra y los alacranes

 

Acuérdate muchacha

Que estás en un lugar de Suramérica

No estamos en Verona

No sentirás el canto de la alondra

Los inventos de Shakespeare

No son para Mauricio Babilonia

Cumple tu historia suramericana

Espérame desnuda

Entre los alacranes

Y olvídate y no olvides

Que el tiempo colecciona mariposas.

 

 

 

 

 

Madrigal de la muerte

 

Muy cerca está tu corazón

De encontrar las hojas de otoño

Quizá un tiempo dorado reine

Por los abismos

 

Tal vez el olvido mortal

Sea el más puro encantamiento

Y aún la rosa impronunciable

Llegue volando

 

Muy cerca tienes la mirada

Del desvelado para siempre

¿Quién podría cerrar los ojos

En ese cielo?

 

Tal vez el polvo te transforme

En la luna desconocida

Y alguien se pierda y no regrese

Bajo esa luna

 

 

 

 

 

Quiero apenas una canción

 

Estoy cansado de llamar

a la puerta de los que amo,

mi camino se cubre de violetas

y de sombras perdidas de mi canto.

 

Se ha ido la estación de la azucena

por la muerte que fue una bella fábula;

ahora nadie me conoce,

todos se alejan de mi alma.

 

No sé qué camino seguir

ni a quién decirle que me ame,

mis ojos miran la floresta

y estoy cansado y se hace tarde.

 

Quiero apenas una canción

que me traiga tus manos de hada

una canción para la vida

bajo esta llama de ciprés tan blanca.

 

Quiero vivir o morir, lo mismo

me debe ser la muerte que la vida.

¿Quisieras tú decirme la canción

de la esperanza o a desdicha?

 

Sólo te pido una palabra

y algo del cielo de tu música:

Aguardaré a la sombra de mi otoño

cubierto por las flores y la luna;

 

Estoy cansado de llamar

pero nadie me abre sus puertas;

acuérdate de mí en la noche

azucena de un valle que perdiera.

 

 

 

 

 

Joya abolida para el alma

 

No todo está perdido, piensas,

aguijoneado por el impulso de una redención,

aún es tiempo de que renazca

el árbol sacrificado por el verano.

 

Así pasas la vida, la fortuna,

imaginando el azul y el mar por ti cantado,

miras la noche que transcurre

sin una blancura, joya abolida para el alma.

 

¿Dónde lo verdadero entonces, dónde

la rosa revelada por un sombrío arrepentimiento?

Tal vez no todo sea falso, quizá tenga

ese color que dura después de la muerte.

 

 

 

 

 

Metamorfosis del jardín

 

Del jardín en verano

nos queda la ceniza,

apenas ese abismo

desde donde no vemos sino tréboles blancos.

 

A pesar de la muerte

alguien canta a un país desconocido,

acaso sea su duelo la ventura,

aquel destino que nos fuera negado.

 

Todo es ya polvo en nuestras manos,

canción: no busques ya ni esperes;

tengamos la libélula

y no soñemos la estación que dura.

 

El jardín sin escalas

guarda bienes y males,

mas, ¿no había aquí una primavera,

un cuerpo que pasaba entre los árboles?

 

 

 

 

 

Pájaro

 

En el aire

hay un pájaro

muerto;

quién sabe

adónde iba

ni de dónde ha venido.

¿Qué bosques traía,

qué músicas deja,

qué dolores

envuelven

su cuerpo?

¿En cuál memoria

quedará

como diamante,

como pequeña hoja

de una selva

desconocida?

 

Pero en el aire

hay un patio

y una pradera,

hay una torre

y una ventana

que no quieren morir

y están prendidos

de su cola

larga de norte a sur.

 

En el aire

hay un pájaro muerto

No sabrá de la tierra

ni de esta mancha

que todos llevamos,

de las máscaras

que lapidan,

de los bufones

que hacen del Rey

un arlequín perdido.

¿Quién lo guarda,

quién lo protege

como si fuera

la mariposa angélica?

Pájaro muerto

entre el cielo y la tierra.

 

 

 

 

Por ínsulas extrañas

 

Tuve todo en mi casa,

el cielo y la raíz, la rama oculta

que hace las estaciones

y el vuelo de los pájaros. No había

 

nada que no viniera hasta mis manos;

pero yo nada quise, y me fui lejos

por caminos, por ínsulas extrañas

en busca de los ojos

 

del tigre y el rumor

de una fuente

que no era de mi mundo.

En el atardecer lo dejé todo

 

por una sombra y un alcázar, y hoy,

perdido en un amargo

laberinto de hojas,

veo las nubes que se van, la vida.

 

 

 

 

Razón para la reina

 

Guarda bien estos versos. No digas a la reina

cuándo me viste, ni por qué senderos

del jardín escondido. No le cuentes

que hablé en sueños de tigres y de pájaros,

ni que vi el purgatorio en mi desvelo

en un libro de hojas estrelladas.

Le escribo cosas bellas y nocturnas

del naranjo y las puertas. Di tan sólo

que al salir del alcázar me llamaron.

Guarda bien estos versos, me va en ellos la vida.

 


 

 

 

Juguetes

El aljibe agrietado persevera,

polvo y azul, en este mediodía.

Los niños descendemos, y en su fondo

encontramos juguetes de hojalata,

un tapiz que se teje solo, pájaros.

Esto que es el pasado nos otorga

su rumor y misterio, y reiniciamos

largas navegaciones por su cielo.

Venga la muerte así, como ha venido

la infancia en un juguete; y encontremos

al bajar por la sombra a su floresta

un tapiz que se teja eterno, fábulas.

 

 

 

Datos vitales

Nació en San Onofre, Sucre. Es uno de los mayores poetas colombianos de la actualidad. Algunas de sus obras: El ser no es una fábula (1968); Duración y leyenda (1972); Canto del extranjero (1976); Libro del encantado (1978); Madrigales de vida y muerte (1977); Preludios (1980); Muerte de Merlín (1985); Antología poética (1993), Un Jardín y un desierto (1993). Carta imaginaria (1998), Antología poética (1993) y Brasa lunar (2004) entre otros. En el año 2006 apareció en su obra reunida en la editorial Galaxia Gutemberg bajo el título Metamorfosis del jardín de donde se tomaron los poemas para la presente antología. Su obra ha merecido numerosos reconocimientos entre ellos el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva, Bogotá, 2004 y el Premio Nacional de Poesía por Reconocimiento de la Universidad de Antioquia, 2008. En 1992 la Universidad del Cauca le otorgó el Doctorado Honoris Causa en Filosofía y Letras  y en abril de 2006, la ciudad de Popayán lo declaró hijo ilustre durante un gran homenaje organizado por ex alumnos del maestro de la Universidad del Cauca donde exaltaron su obra poética.

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