España en su poesía: Juan Vicente Piqueras

Presentamos, en el marco del dossier España en su poesía, un acercamiento al trabajo de Juan Vicente Piqueras (Los Duques de Requena, Valencia, 1960). Es poeta y traductor. Ha merecido distinciones como el Premio José Hierro de poesía, Premio Antonio Machado en Baeza, Premio internacional Fundación Loewe 2012, entre otros.  Ha vivido en Francia, Italia, Grecia y actualmente en Argelia.

 

 

 

 

 

 

 

PALMERAS

Nacemos dela sed. Somospalmeras

que van creciendo a fuerza de perder

sus ramas. Y sus troncos son heridas,

cicatrices que el viento y la luz cierran,

cuando el tiempo, el que hace y el que pasa,

ocupa el corazón y lo hace nido

de pérdidas, erige

en él su templo, su áspera columna.

Por eso las palmeras son alegres

como los que han sabido sufrir en soledad

y se mecen al aire, barren nubes

y entregan en sus copas

salomas a la luz, fuentes de fuego,

abanicos a dios, adiós a todo.

Tiemblan como testigos de un milagro

que sólo ellas conocen.

Somos como la sed de las palmeras,

y cada herida abierta hacia la luz

nos va haciendo más altos, más alegres.

Nuestros troncos son pérdidas. Es trono

nuestro dolor.  Es malo

sufrir pero es preciso haber sufrido

para sentir, como un nido en la sangre,

el asombro de los supervivientes

al aire agradecidos y estallar

de alta alegría en medio del desierto.

 (de Palmeras)


 

 

 

 

ADVERBIOS  DE  LUGAR

Aquí es donde estoy yo. Esté donde esté

yo siempre estoy aquí donde me ves.

Esta casa, estas caras, estas cosas

cansan, porque aquí cansa.

Aquí hace sed de irse, sed de allí.

Pero allí es el lugar donde jamás podré estar,

donde yo soy imposible. Vaya adonde vaya,

allá donde yo llegue será aquí

y estaré ya esperándome a mí mismo

con un ramo de rosas iguales en la mano.

Ahí es tu aquí.

Ahí parece un grito porque es donde te duele.

Yo quiero estar ahí, donde estás tú,

tú aquí o, mejor, los dos allí, remotos, juntos

porque lo vivo es lo junto.

Ahí hay el amor que no hay aquí.

Esas cosas tocadas por tus manos,

eso que piensas, dices, callas, sueñas,

esos lugares donde estás sin mí,

eso deseo, eso necesito.

Y ser tu ahí, tu aliento intercalado.

Allí es la salvación, el espejismo

nacido de la sed de estar aquí.

Allí sí que seríamos felices,

donde tu aquí y mi ahí estarían juntos,

comerían perdices que no existen.

Allí es la lluvia aquella

que cae sobre este páramo sediento.

Allí es Jauja, el Dorado. No hay palabras

que puedan dar idea de aquel sitio.

Las palabras son éstas, nunca aquéllas.

 

Yo estoy aquí y tú ahí y allá nosotros cuándo.

Esto es piedra. Eso es seda. Aquello es mar.

Aquí, hogar imposible, íntima ausencia,

odiado domicilio, cárcel del cada día.

Ahí, calor del tú, tu vida mía,

tesoro de tu isla, aire de amor.

Allí, donde no estamos, llueve sobre la vida

que nunca será nuestra y nos aguarda.

  (de Adverbios de lugar)

 


 

 

 

 

SÍSIFO SIN EMBARGO

 

Es triste que el destino de un hombre sea Sísifo,

que hayamos de llevar sobre los hombros

la misma piedra siempre, que parece

ya nuestro pensamiento, y tropecemos

en ella tantas veces como vidas

quisiéramos tener y sin embargo.

 

Es triste trepar riscos cargados de razón

y dejarla caer al alcanzar la cumbre

para después volver al mismo error

un día y otro, como el alma al vicio,

condenados a ser, sedientos, quienes somos:

quienes quisimos ser y sin embargo.

 

Es triste repetirse como la misma historia,

dar vueltas a la noria, día y noche,

moliendo una manera de ser y de mirar

que te lleva a sufrir y a hacer sufrir.

Llevo mi piedra en mí, mi pensamiento,

y dentro yo, esperando ser tallado,

esculpido, salvado y sin embargo.

 

 

(de Adverbios de lugar)

 

 

 


 

INSTRUCCIONES PARA CRUZAR EL DESIERTO

Para cruzar este íntimo desierto
hace falta coraje, tiempo, ganas
de no perder la vida preparando
un viaje que jamás emprenderemos,
un camello leal, un compañero
lo mismo, un mapa vano,
un turbante, una brújula,
diez cajas de bombones (recuerdo de Occidente)
y una chilaba azul… ¿qué más? Un libro
que haga las veces de Corán, de Biblia,
de Torah y Tao y tenga
las páginas en blanco o esté escrito
en una lengua que nadie comprenda.

Hace falta una cierta confianza en la sed,
una mirada limpia, y un cuaderno
de notas que los días
son largos, lentos, y las noches tristes,
y no hay tienda ni tribu
ni dios que asista en tanta soledad.
Para cruzar este íntimo desierto
hace falta querer, tener que, decidir
echarse a andar y no mirar atrás,
no cejar, no tener otro remedio.

 

 

(de Adverbios de lugar)

 

 

 

 

 

ELLA Y YO

a Carola, claro

 

 

Ella lee libros de yoga, de budismo, de numerología.

Yo leo poesía, teatro, ensayos, novelas, todo

lo que cae en mis manos.

 

Ella es vegetariana.

Yo, omnívoro.

 

Ella es disciplinada, ascética, creyente.

Yo, escéptico y perezoso.

 

Ella cree en la reencarnación de las almas.

Yo soy agnóstico.

 

Ella está segura.

Yo, no.

 

Ella es presente de indicativo.

Yo, condicional en mis mejores días

y en los peores pretérito

pluscuamperfecto de subjuntivo.

 

Ella es un hombre de acción.

Yo, una mujer confundida.

 

Ella quiere que yo cambie.

Yo, también.

 

Ella sabe lo que quiere y lo que necesita

y lo que quiero y necesito yo.

Yo sólo sé que no sé nada

pero no estoy muy seguro.

 

Ella es la luna de día.

Yo, un girasol en la noche.

 

Ella y yo, contra viento y marea,

nos amamos.

 

 

(de Yo que tú)

 

 

 

 

 

MUSEO DE LA ACROPOLIS

 

Una mano de mármol, pero sólo los dedos,

sobre un hombro de mármol sin cabeza.

 

Un brazo erosionado que nadie tiende a nadie.

 

Un caballo sin patas.

Un jinete que es sólo sus muslos.

 

Dionisos a pedazos, recompuesto.

 

Un toro sin cuernos que está siendo devorado

por un león que no está,

sólo sus garras.

 

Admiramos lo desaparecido.

Tal vez nuestra cultura nace de estas ausencias,

de lo vacío, de lo que no hay.

 

También nosotros somos lo que queda

de nosotros,

lo que nos falta, el hueco que nos cuida.

 

 

(de Atenas)

 

 

 

 

 

TEBAS

 

Es hora de luchar contra nosotros.

 

Afilad en la espera las espadas

y cubrid los espejos con un lienzo de lino.

 

Nacidos de los dientes del dragón

que Cadmo sembró un día en esta tierra

que no cultivaremos, será nuestro destino

morir mordiendo, dando dentelladas,

hermanos entre sí,

los padres a sus hijas, los hijos a sus madres.

 

No importan los saqueos ni el sitio ni la sed.

El peligro peor está en nosotros.

 

Nosotros, de la estirpe de los hombres sembrados,

seremos segadores y cosecha,

hoz y espigas,

paja a quien pega fuego el que sacó la parva.

 

Hasta quien nos ataca es nuestro hermano.

Hasta nuestro enemigo es de los nuestros.

 

Los dioses te odiarán si tú te odias.

Moriremos a manos de quien nos ama. Huyamos

sin descanso ni adónde.

 

Oigo en mi voz entrechocar de lanzas.

 

 

(de Atenas)


 

 

 

 

LOS DIOSES DENTRO

 

Los dioses saben más y mejor que nosotros

lo que nos hace falta. Les pedimos un hijo

y nos mandan un lobo, y no los comprendemos.

 

La vida cada día los olvida.

La muerte por la noche los inventa.

 

Y las enfermedades, como bien dijo el sabio,

son dioses que agonizan dentro de nuestro cuerpo,

su último templo en ruinas,

su refugio sin fe. Piden piedad.

 

Los dioses no comprenden la extraña insensatez

con que hemos decidido acabar con nosotros

acabando con ellos, el orgullo

con que los despreciamos.

 

Los dioses piden poco: que no los olvidemos.

 

Pero es mucho pedirle a una raza de esclavos

que han hecho del olvido su misión y su vida

y su razón de ser.

Los dioses callan,

resignados, y mueren en silencio

dentro de cada uno de sus antiguos súbditos.

 

 

(de Atenas)

 

 

 

 

 

Datos vitales

Juan Vicente Piqueras (Los Duques de Requena, Valencia). Ha vivido en Francia, Italia, Grecia y actualmente en Argelia, dedicado a la poesía y a la difusión de la lengua y la cultura españolas. Es poeta y traductor. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Tentativas de un héroe derrotado – Cuadernos Hispanoamericanos (Madrid, 1985). Castillos de Aquitania – edizioni Stelle di Sassuolo (Modena, 1987). La palabra cuando (premio José Hierro de poesía 1991) – ed. U.P. San Sebastián de los Reyes (Madrid, 1992; 2ª edición,2001). La latitud de los caballos (premio Antonio Machado en Baeza) – ed. Hiperión (Madrid, 1999). Mele di mare – ed. Le Lettere (Firenze, 2003). La edad del agua – ed. Las 4 estaciones (Lucena, 2004). Adverbios de lugar (accésit del Premio Ciudad de Melilla 2003) – ed. Visor (Madrid, 2004). Palme – ed. Empiría (Roma, 2005). Aldea (premio Valencia de poesía, premio de la Crítica Valenciana, y premio del Festival Internacional de Medellín) – ed. Hiperión (Madrid, 2006). Palmeras – ed. Puerta del Mar (Málaga, 2007). La hora de irse (premio Jaén de poesía 2010)– ed. Hiperión (Madrid, 2010). Braci – ed. Empiría (Roma, 2010).  Yo que tú –ed. Difusión (Barcelona, 2012). Atenas (premio internacional Fundación Loewe) – ed. Visor (Madrid, 2013). Es responsable de las siguientes traducciones: Poesía Completa de Tonino Guerra –U.P. San Sebastián de los Reyes (2002,  2ª edición 2011). Una calle para mi nombre (antología del poeta de Sarajevo Izet Sarajlic) – ed. 4 estaciones (Lucena, 2003). Cosecha de ángeles (antología de la poeta rumana Ana Blandiana) – ed. Cosmopoética (Córdoba 2007). El hambre del cocinero de Kostas Vrachnos – ed. Cosmopoética (Córdoba 2008). El huésped en el bosque de Elisa Biagini – ed. Cosmopoética (Córdoba 2010).

 

 

También puedes leer