Foja de Poesía No. 035: Ana Istarú

Ana Istarú

Ana Istarú nace en San José, Costa Rica, en 1960. Es poeta y actriz. Ha merecido reconocimientos como el Premio Único de Poesía del Certamen Latinoamericano organizado por EDUCA en 1982. Algunos de sus poemarios son La muerte y otros efímeros agravios (1989), La estación de fiebre (1983), Verbo Madre (1995), Raíces del aire (1996).

Su poesía después del salto.

 

XXVII

A nuestra cama vino a encallar la luna.
Dejó este peine, este nácar, este néctar.
Puso una seda brillante a tu aspereza.
Puso un cristal fragante a cuanta sábana
encontraba y no encontraba
más que los nardos alados de tu espalda.
La tibia, la ladrona, la inesperada
vino a beber centellas dormidas de tu frente,
las migas de este amor que cometimos.
A nuestra cama vino a encallar la luna,
esa cebolla de plata, esta versión
felina de la nieve, esta cuchara.
La temible, la forajida
vino a robar tu pan, tu sexo de oro fresco
saliendo de mi horno
mejor. ¡La inesperada, la tibia, la ladrona!
Puño de azaleas.
La forajida.

(De La estación de fiebre)

XXVIII
pene de pana
pene flor del destinado mío
empuñadura del sol
envidia del anturio
aguda palabra
mástil de las estrellas
garza despierta
garza dormida
cigüeña
farol de la promesa fecunda sobre el humus
anguila escarcha
brazo del guerrillero
medusa tenor
de la línea el alma cardinal
columna cálida
ovillo menguante
generosa cintura
sonrisa oscura y clara
de puntillas el amor
vías lácteas dormidas
despiertas vías lácteas
canción del pueblo
desmesurados niños atesora encierro tibio
cuna de la semilla
fruto brillante
panal el pene
himno
cónsul de Dios más excelente excelso
que ninguno
la nuez se hermana con su cuello
llave de naves invisibles
la delicia
vendavales sus quehaceres
azadón
un exaltado obrero
pene de penas el olvido
desbordadas deidades te humedecen
oboe maduro
oboe el tenue

tú muerte viva de la muerte
(De La estación de fiebre)

todo el deseo
todo el deseo tanto
los aceites del templo entre mi cuerpo
mojado por tu cuerpo tanto
deseo arrodillada el olor
de tu sexo como un licor espeso
tanto
el cárdeno sudor de las especies
bañándome la lengua
la cueva de tu boca y sus dragones
sexo sexo sexo atada como ofrenda
en las aspas de tus equis
como diosa domeñada como fiera
como flor que se desploma
loca de amor enferma
del mal de tu belleza
tanto deseo
tanto
todo el amor

ya ves

la más pequeña de las niñas
no podrá recordar
un solo beso

(Inédito)

una hija conduce a su madre hasta el sueño
yo hablé con el pedazo de mi madre
que no quería morir se resistió
fue el potro que pierde la cordura
y es nervio cercenado ante la muerte

por la esgrima de fuego que sostuvo
tuvimos que enterrarla maniatada

yo pude hablar con esa jarra fría
de sangre que se muere
yo vi un dios reventado vi una estaca
de pólvora en su pecho

y a ese trozo de oído que latía
como una seda sacra
como el último barco
como el pulso final de flama de una astilla

a ese tercio de madre que me resta
y pesa más que el mundo
y es el diamante hirviente
que entierro entre mis ojos

a ese frasco de fe que me cedieron
clementes cirujanos desolados
le pude hablar
decirle

adiós pequeña
duerme
no habrá bestias feroces entre la oscuridad

Ana Istarú (De Verbo madre)

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