Foja de Poesía No 222: Yolanda Castaño

Yolanda Castaño

El poeta chileno Francisco Véjar nos acerca, a través de una selección de poemas y una breve nota introductoria, al trabajo de la poeta española Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977), Premio Nacional de la Crítica en España, en 1999.

 

 

Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977), es una de las mejores poetas de su generación en ambas orillas. No en vano, fue Premio Nacional de la Crítica en España, en 1999. Entre sus libros anteriores destaca el Libro de la egoísta (Visor, 2006). Este último traducido por la propia autora desde el gallego a la lengua castellana. Pero no sólo se dedica a la poesía. Escribe artículos de prensa y además, ha incursionado en la televisión. En definitiva, Castaño es un universo de toda especie de poemas. Continuamente viaja a festivales de poesía por distintos países europeos y figura en varias antologías, tanto en España como en el extranjero. Ha sido traducida al francés, alemán, polaco y árabe.

En su obra poética el texto fluye con versos que quedan en la memoria del lector atento. Por ejemplo, cuando dice: “Cuando dejo de ser flor, / molesto. / Pero lo duro era ser, lo / infatigablemente aciago”. La selección de textos que aquí presentamos, pertenecen al libro titulado Profundidad de campo  (Visor, 2009), también bilingüe. Dicha obra obtuvo anteriormente el Premio de Poesía Espiral Maior, en su decimo quinta versión. Cabe decir que Yolanda Castaño es licenciada en Filología Hispánica y guionista. Escuchémosle, pues el ritmo interior de su obra, es como su respiración interna.    

 Francisco Véjar

 

 

 

 

(RE)SER(VADO)

 

A

 

Una navaja lenta es el proyecto de la identidad.

Una celebración añil el re-conocimiento.

 

¿Cómo dejé que todo esto me sobreviniera?

Mi propio sueño se marchó de mí conmigo

No puedo permitir que se me malinterprete una vez más

¿Por qué me afectas?, ¿por qué me afectas todavía?

Una absurda desposesión infranqueable.

 

Pero que yo estaría bien, que no hacen falta cuidados ya sabes que total yo

estaría bien, siempre bien, aunque no se me entendiese aunque

perdiese la salud siendo todavía joven.

Yo también pensaba que podría controlarlo.

¿Por qué me desesperas?, ¿por qué todavía me desesperas?

 

Una charca de notas sostenidas,

un ruiseñor mecánico es la tarde

¿Cómo tuve el coraje de asumir tu estrategia?

 

 

 

B

 

Cuando dejo de ser flor,

molesto.

 

Pero lo duro era ser, lo

         infatigablemente aciago.

 

Que yo contrajese alguna seria dolencia

favorecería enormemente a mi obra literaria.

 

Como no encuentre trabajo, me marcho a Las Vegas.

En los Estados Unidos soy más guapa que en ningún sitio.

 

Pero he sido antipática y pretenciosa,

he sonreído por mi propio interés,

la ajetreada capitalista sexy;

compensé por mis días de impotencia.

Ser

es lo difícil.

Cuando hablé sólo contemplaron mis labios.

 

¿Si me tomo un descanso eso

me hará irresponsable?

¿si soy vulnerable

seré pisoteada?

¿si me fuesen peor las cosas

me querríais acaso más?

 

Una profusa navaja es el proyecto de la identidad,

un ruiseñor mecánico la tarde.

Tanto souvenir acabará con Notre Dame

¿Dónde estabas cuando te necesité?

 

 

 

C

 

Hanayo me comprende. No sé

si tal vez se me entendería mejor en Japón.

 

Al pez débil   la corriente lo llevará a algún lugar seguro.

El pez fuerte  estará solo, en un esfuerzo que se multiplica.

 

Lo fácil

       no es ser.

 

No habría comprometido tanto

por miedo a hacer que tú me despreciaras,

no habría sido tan autodestructiva,

no habría prescindido de necesidades,

no habría negado mis empeños

¿si soy guapa tendré

menos posibilidades de estar sola?

 

 

 

 

D

 

Yo no quería más que dibujar un amuleto

pero cuando hablé sólo contemplaron mis labios.

 

Preguntar a los lirios, las pantallas, los papeles térmicos,

preguntar a los demás quién demonios era yo.

Corrí el riesgo de perderme,          -a mí, que fui todo cuanto tuve-

apocada niña pálida del uniforme azul.

 

¿Haría de nuestra casa el éxito un fracaso?

 

Privilegio de la miseria es tener su lugar

Como no encuentre trabajo, me marcho a Las Vegas.

El volumen de todas mis cifras incide en las espuelas a las que me inclino.

Te juro que no habría sometido tanto

por miedo a no estar a aquella altura.

¿Si no quiero  es que no quiero?

 

Al pez débil   la corriente lo llevará a algún lugar seguro.

El pez fuerte  estará solo, en un esfuerzo que se multiplica.

Misericordioso es el premio quiero estar enferma

¿Dónde estabas cuando te necesité?

 

 

 

 

HIGHWAY TO HEAVEN

 

I

 

En la autopista quedan marcas de curvas imposibles,

líneas vacilantes que acaban directas contra la mediana.

 

¿Cómo quedaría mi belleza de espiga

tronzada y sangrante contra el cristal del parabrisas,

y cuál sería el estado exacto de mis pechos

que ya no caerían

nunca

más?

 

 

II

 

 

Cápsula de sólo.

 

Entre esto        y nada        un minúsculo movimiento.

Un descuido, una tonta rendija de azar y el

sonrosado peso de mis

huesos contra la

cuneta.

 

Una mariposa de frío atraviesa el paso,

mis ojos quedan prendidos de su salto y

 tengo suerte.

 

Un dos, un dos, un

dos.

 

 

 

 

III

 

Si en este preciso instante

cruzase por mi carril la más ínfima desventura

y mi joven fortuna saltase por los aires,

nadie vería nada de turbio o sospechoso

en la rutilante belleza

de mi cadáver sobre el arcén.

 

 

IV

 

La autopista de noche parece un videojuego.

El negror más opaco no me confunde.

 

Como una intermitencia,

mi juventud una línea de cocaína que a veces

se tuerce.

 

Detrás de mi órbita se excitan los volantes.

 

Y acelero tan rápido

como a este verso se le va la vida.

 

 

 

 

HISTORIA DE LA TRANSFORMACIÓN

 

 

Fue primero un trastorno

una lesiva abstinencia de niña éramos pobres y no tenía ni aquello

raquítica de mí depauperada antes de yo amargor carente una

parábola de complejos un síndrome un fantasma

(Aciago a partes iguales echarlo en falta o lamentarlo)

Arrecife de sombra que rompe mis collares.

Fue primero una branquia evasiva que

no me quiso hacer feliz tocándome con su soplo

soy la cara más común del patio del colegio

el rostro insustancial que nada en nada siembra

lo tienes o no lo tienes renuncia acostúmbrate traga eso

cuervos toldando nubes una condena de frío eterno

una paciente galerna una privada privación

(niña de colegio de monjas que fui salen todas

anoréxicas o lesbianas la

letra entra con sangre en los codos en las cabezas en las

conciencias o en los coños).

Cerré los ojos y empecé a desear con todas mis fuerzas

lograr de una vez por todas convertirme en la que era.

 

Pero la belleza corrompe. La belleza corrompe.

Arrecife de sombra que gasta mis collares.

Vence la madrugada y la garganta contiene un presagio.

¡Pobre bobita!, te obsesionaste con cubrir con cruces en vez de

con su contenido.

Fue un lento y vertiginoso brotar de flores en invierno

Los ríos saltaban hacia atrás y se resolvían en cataratas rosas

lamparillas y caracoles me nacieron en los cabellos

La sonrisa de mis pechos dio combustible a los aeroplanos

La belleza corrompe

La belleza corrompe

La tersura de mi vientre escoltaba a la primavera

se desbordaron las caracolas en mis manos tan menudas

mi más alto halago pellizcó mi ventrículo

y ya no supe qué hacer con tanta luz en tanta sombra.

 

Me dijeron: “tu propia arma será tu propio castigo”

me escupieron en la cara todas mis propias virtudes en este

club no admitimos a chicas con los labios pintados de rojo

un maremoto sucio una usura de perversión que

no puede tener que ver con mi máscara de pestañas los

ratones subieron a mi cuarto ensuciaron los cajones de ropa blanca

litros de ferralla alquitrán acecho a escondidas litros

de control litros de difamadores kilos de suspicacias levantadas

sólo con la tensión del arco de mis cejas deberían maniatarte

adjudicarte una estampa gris y borrarte los trazos con ácido

¿renunciar a ser yo para ser una escritora?

demonizaron lo gentil y lo esbelto de mi cuello y el

modo en que nace el cabello en la parte baja de mi nuca en este

club no admiten a chicas que anden tan bien arregladas

Desconfiamos del verano

La belleza corrompe.

Mira bien si te compensa todo esto.

 

  

 

 

 

CUENTOS DE HADAS

 

Érase una vez

…y al final del cuento

la caperucita era una loba,

la abuelita un leñador,

la devoradora una asceta,

la libérrima un completo compendio de dependencias,

la mística una frívola empapada de temores,

el incomprendido un ángel,

la princesa un monstruo,

la frívola una mística empapada de temores,

el monstruo una princesa,

el otro incomprendido un diablo,

la supuesta loba una absoluta caperucita

y el camino entre el bosque

un leñador.

 

 

 

 

 

 

                          Mi Belleza

 

 

Mi belleza señala con el dedo,

espeja mis cristales,

ofende.

 

Mi belleza que intimida,

que enerva sin hablar,

que acobarda.

 

Mi belleza que pronostica,

que me eclipsa,

que me traiciona.

 

La que me vende barata,

la que amortiza mis fallos,

que se me adelanta.

 

La que levanta suspicacias,

la que disuade de mí,

que desvirtúa.

 

Mi belleza que me somete,

me hace criada de sí,

la que me ata.

 

Mi belleza desvergonzada,

que te enfrenta contra ti,

que me negocia.

 

Mi belleza que me deturpa,

que opaca mis cristales,

la que me niega.

 

Mi belleza que manipulo,

que no otorga perdón,

la que me esconde.

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