Foja de Poesía No. 340: Jenny Bernal

Jessy Bernal

Presentamos el trabajo de la joven poeta colombiana Jenny Bernal (Bogotá, 1987). Es gestora cultural y  co-fundadora del Festival de Narrativa y Poesía “Ojo en la Tinta”. En el 2011 publicó en Raíces del Viento: cinco poetas jóvenes colombianos de la editorial Cuadernos Negros. Miembro del colectivo literario La Raíz Invertida.

 

 

 

 

SOBRE LOS OFICIOS

 

Incluso para ser mendigo hay que conocer bien el oficio

saber cuál es la esencia de su infortunio

buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío

reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos

ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.

 

Incluso para amar hay que conocer bien el oficio

saber cuál es la esencia de su infortunio

buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío

reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos

ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.

 

Incluso para  olvidar, perdonar…

hay que conocer el oficio.

 

 

 

 

DE LO INVISIBLE Y SU DESTINO

 

Es verdad, te desvaneces

nos desvanecemos

como borrosos puntos de grafitos

sobre hojas húmedas

 

Alejas tu nube

y yo, ante no saber de oscuridad

te entrego a la tiniebla.

 

Donde irán a despertar tus ojos

quizá

les hará falta la luz

 

Tendrán el viento para escapar

la lluvia para mojar el recuerdo y

darle de beber a tanto desierto preso.

 

Sabemos

lo sabíamos incluso antes de desaparecer:

el destino de lo invisible

es perder en sus baúles

los hallazgos.

 

 

 

 

LA CASA

 

Bienvenido a esta casa
su casa
aquí se respira el frio hiel 
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas
siéntese donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque,
la casa ha cambiado un poco
-usted perdone-
pero he evitado pintarla 
para que las grietas del tiempo
le regalen un poco de ese matiz familiar.

Es la misma casa no se asuste
esa misma que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficientemente solos
para habitar en ella.

 

 

 

ESTACIONES DIFUSAS DE LOS AMANTES

 

 

I

 

Se debe despojarse de todo

para el ritual de buscarse entre la niebla

para abrazar del abismo su mirada,

para humedecer los labios de tanto silencio

 

 

II

 

La luz de la piel

se pasea por los laberintos

de la creciente lobreguez

se tiende sobre la tierra.

La carne se levanta centelleante

se mezcla entre negruras.

 

 

III

 

El asombro se fuma sus reflejos

la incertidumbre cubre sus pesares

los amantes desconocen del mundo su naturaleza

y echan  a la hoguera sus misterios.

 

 

IV

 

No se puede silenciar del fuego los gritos

ante ello suele el deseo irritarse

golpear sus cauces contra sí mismo

no entiende del destino los acertijos.

 

 

V

 

Al final

una nube de polvo quedo

un secreto

una lumbre enferma se apaga.

 

 

 

ALQUIMIA DE UN HOMBRE

 

Un buen día le observas
despojándose de quien se cree ser
meditabundo en su mirada de miedo
con ese aliento apagado que produce el vacío
reviviendo cadáveres;
con un credo por camino
y las grietas de sus manos
desviándose entre llagas
que tímidamente bordean su corazón.

Va conservando su sombra
bebiendo sonrisas.

Amando 
porque no hay otra forma
de conducir la lava
hacia esas tierras errabundas
y evocar del aire
el soplo 
que espanta la muerte. 

 

 

 

 

ÚLTIMO CREDO

A ver quién baña primero
de bálsamo sus manos
y extiende sus ojos
para abrazar estrellas.
¿Quién canta hasta balancear
las caderas del viento?
¿Quién acelera sus pasos 
hacia senderos de bruma?
¿Quién enciende velas en mitad de la noche?
A ver quién aguarda un último suspiro
propaga la luz
y apacigua de la llama el calor.

 

 

 

ORÁCULO DE EROS

 

Majestuosas se abren las hojas
bajo cada una de sus silentes pisadas.

Él es un inmenso instante
y sus ojos 
destello, aire cálido 
sabe que es la tarde y no la noche su morada
por eso extiende sus escamas antes de oscurecer
y reviste el fuego con sus manos

Es su piel
sus labios
sus brazos
la caligrafía completa
del papiro del deseo

la llave a la contemplación misteriosa
el oráculo de Eros.

 

 

 

LA OTRA RESURECCIÓN

Surge su voz
de un lugar desierto
retumbando
en un espacio sin memoria,
escupiendo míseros soplos  
a unos ojos
que han decidido cerrarse.

 

 

 

QUIEN CONDENÓ AL OLVIDO

 

I

 

Quien condenó al olvido

posiblemente era mujer.

se dice, de aquel olvido

que era la sombra de un hombre.

 

Se dice

que él derritió sus alas

en un amanecer

y arrojó a la memoria

al pozo donde caían sus lágrimas.

 

Se dice, que la noche labró una muralla de letras,

obligando al olvido a una eternidad

de atrapar grafías que se desvanecieran en sus dedos.

 

 

II

 

Se dice

que una mujer condenó al olvido

a ser un buen libro

 jamás leído.

 

 

 

UNA TRETA DEL OFICIO POÉTICO

 

La poesía es un melodioso ajedrez que jugamos con Dios en solitario

Eugenio Montejo

Se me van cortando las alas

Poco a poco.

 

Invoco la aurora

para sosegar los vientos,

esconderme de paisajes

en lienzos de ceniza.

 

Espectros profanan el arte

embriagándose de vacios

quitando a la luz, la noche y la luna

su transparencia.

 

Vengo a escribir un poema

sobre esta gruta de asfalto

y se cae una pluma blanca.

Pesa tanto su ausencia.

 

Tratar de volar muy alto

es la mayor peripecia

cuando el mundo

porta sus tenazas

y se ensaña

en estropear las alas.

 

 

 

Datos vitales

Jenny Bernal. Bogotá, 1987. Gestora cultural y  co-fundadora del Festival de Narrativa y Poesía “Ojo en la Tinta”. Actualmente coordina la sección de literatura de la revista Contestarte de la Universidad Nacional de Colombia. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas virtuales e impresas de México, Chile y Colombia. En el 2011 publicó en Raíces del Viento: cinco poetas jóvenes colombianos de la editorial Cuadernos Negros. Miembro del colectivo literario La Raíz Invertida.

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