Raquel Lanseros en Valparaíso Ediciones!

La editorial española Valparaíso, dirigida por Javier Bozalongo, acaba de publicar una antología que reúne el trabajo de Raquel Lanseros, una de las figuras más representativas de la poesía actual en España. Presentamos el poema “Cayo Hueso-Dublín”, ganador del Premio del Tren de Poesía, 2011. Lanseros es una de las poetas de “Poesía ante la incertidumbre. Antología de nuevos poetas en español”.

 

 

 

Cayo Hueso -Dubín

 

De espaldas se dijera un hombre hercúleo 
manos inabarcables que a fuerza de apretar 
se iban deshilachando, pero seguían vacías.

Cuando emigra el futuro, el hambre permanece.

Cansado de zurcir la realidad mugrienta 
un día decidió postularse ante un sueño
en una isla lejana, nuestra y nosotros de ella
tan imbricada y húmeda de historia compartida
toda ascendencia fértil, 
cimiento de esperanza.

En Holguín mi bisabuelo Zacarías Lanseros 
pasaba al raso noches de paz junto al bohío 
empuñando los astros con ese coraje 
de quienes nada tienen y son dueños de todo.

Después vino el brillante regocijo en La Habana 
la fiesta del vigor, la guayabera nueva 
esta fotografía en sepia desde donde
me miras con mis ojos a través de los años.

Las palabras son vínculos y son pesados diques.

Hilvanabas los días debajo de un jagüey 
al lado de un anciano a quien nunca entendiste 
padre del capataz americano
al mando del mañana: la línea ferroviaria 
pionera entre Miami y Cayo Hueso.

Regresaban exhaustos girando el cigüeñal 
aquellos hombres de tez anochecida: 
Come on, Zachariah, come on! 
Cuánto habrías deseado poder hablar con ellos.

Ochenta años después, sobre la hierba
de otro país repleto de emigrantes 
una chica morena descubre a Seamus Heaney.
Cada tarde a las seis su patrona la busca: 
Come on, Rachel, come on!

Bienaventurados los que depositan 
su diáfana semilla dentro de la tierra 
porque de ellos será el reino de los tiempos.

He venido a decirte que vengué tu memoria 
comprendiendo el destino en varias lenguas. 
Igual que, de rodillas, postrada ante tu alma 
escribo este poema que conjure el olvido.

¿Qué importa que naciese cuando tú ya habías muerto? 
La mirada de dios convierte en uno 
pasado y porvenir. Hay algo ignoto 
que me permite oír llorar a aquellas vías 
cuando me quedo a solas. El afán de mi sangre 
sigue volviendo a casa cada noche
por las viejas traviesas.

Con una única vida nunca es suficiente.

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