Foja de poesía No. 378: Alicia Aza

Presentamos la poesía de Alicia Aza (Madrid, 1966). Ha publicado los poemarios: El libro de los árboles (Editorial Ánfora Nova, 2010), que fue distinguido como Finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2011; El viaje del invierno (Editorial Ánfora Nova, 2011), que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro” 2011;

 

 

 

 


CIPRESES CUSTODIOS

 

Como árboles nacemos y morimos

sin que medien preguntas habitamos

la libertad ausente, sombra frágil.

Pequeño ciprés fúnebre, lamento

de muerte que cautiva siempre llega.

Lloramos a los lares derrumbados

antiguas plañideras empujadas

velan la voz divina de Caronte.

Tegumento de vacuos despertares

belleza de mujer con larga vida

de astillas aromáticas, madera

resistente que lanza a un largo viaje,

flota que se aventura hacia la nada.

Entre sombras efímeras rozarte

eclipsada con ramas silenciosas

espinas en las lápidas hoy lloran

en agonía de otras vidas muertas.

 

 

 

 

 

 

LA GOLONDRINA MERODEA ENTRE EL MAGNOLIO

 

 

En la penumbra de los días

se desvanece lo vivido

en los misteriosos susurros

lento marchitar de las flores.

Tus labios, sépalos robustos

que dulcifican la sonrisa

de un cáliz poseedor de néctar,

se condensan en mi memoria.

Mientras me esfuerzo en ser corola

alentadora de suspiros

muestro los colores de un ave

cuyo nombre tú me enseñaste.

Negro, azul, blanco, trilogía

de la noche aterida y mansa

cuando sólo es una mañana

apaciguada de domingo.

 

 

 

 

 

 

EL SILENCIO DE LAS CIGARRAS

(T.W. Higgison llega de visita a Amherst)

 

Dejaron de cantar nuestras cigarras

y acudí a rescatarte por otoño

al lugar de las tierras arcillosas

donde sembré cosechas de esperanza.

 

Un recuerdo se esconde persistente

tras las hojas revueltas en los prados

que cansadas esperan a ser humus

alimento de tristes recompensas.

 

Fuiste sueño inflamado con los días

insomnio recurrente en las penumbras

sendero melancólico de estrellas

partícula de sabia retardada.

 

Hoy he vuelto a por la siembra madura

de los sueños ocultos y exiliados

y sólo el polvo guarda tu memoria

en la tierra cubierta por el fango.

 

 

 

EL SONIDO DE LOS ABEDULES

(El sueño de Katherine Whitmore)

 

No puedo prescindir de ti ni apagar estas voces

que siguen viajando por arquitecturas remotas

y al regresar contemplan la mesa donde una vez

dejamos de extrañarnos

para cuando ya no sean necesarios

los mensajes ni la letra teñida

con los colores de la bandera que nos reviste

no tenga que moverme de tu lado

y tú sigas hablándome con tu voz liberada.

 

 

 

 

 

 

LAS VENTANAS DEL ALMA

 

Me pierde la amplitud de tu palabra

nadie acude vencido a rescatarme

ni siquiera el amor que siempre guardas.

Perdido surcaré por el mar roto

de tus días y tus noches solitarias

tus ausencias y los tristes silencios.

Y velaré de tu sueño expectante

por si el destino un día estremecido

me permitiera ver la clara bruma

de la ventana de tu alma cautiva

preludio de los pasos que dirijo

a la casa que espera mi regreso.

 

 


 

 

 

CARTOGRAFÍA DEL TIEMPO

 

Somos viajeros libres de la vida

nómadas con maletas de inquietudes

por la senda que llora bajo el cielo

engalanado de promesas nobles.

En la eternidad de tus ojos grises

despiertas en la noche sin embozo

y arrastras los deseos inconclusos

brújula de una cueva de pasiones.

Recorro tu mirada empedernida

por el mapa que tú misma construyes

y busco ese lugar de arquitecturas

que sólo lleve el nombre de tu tiempo.

Somos esclavos fieles de la muerte

que llega sedentaria del remanso

y difumina las heladas horas

en los inviernos de la verdad blanca.

 

 

 

 

 

 

ESTALAGMITAS EN EL JARDÍN DE INVIERNO

 

No sentirás más frío

tras la excelsa vianda

ni palparás los huesos

de los frutos cortados

siervos de tu deleite.

Se extinguirán las rutas

de la gélida niña

con los brazos que roban

en el jardín de invierno.

Quedará una violeta

rival de tu vigilia

puñal de tus temores.

Y perderás el brillo

de las lágrimas ciegas

estalagmitas tristes

de la flor de febrero.

 

 

 

 

 

 

LOS LÍMITES HELADOS DE TU AUSENCIA

 

Cuando no duermes a mi lado quiebra

nuestra esencia y licuada se derrama,

malvado sedimento de inquietudes

que envejecen mis ojos aturdidos.

La noche se subleva caprichosa

extendiendo su mano por el cráter

que tu cuerpo, la escolta de mi vida,

ha dejado en los límites helados.

Los minutos se vuelven balaustrada

de los reproches que se desvanecen

al paso de los sueños que titilan

con zumbido constante por tu ausencia.

Cuando no duermes a mi lado todo

alrededor se vuelve pesadumbre

y mis costumbres son desconocidas;

lo que construimos es como el destello

de un ritual que me arrulla persistente.

 

Cuando mate al mosquito con mis labios

pronunciaré palabras de esperanza.

 

 

 

 

 

 

PALABRAS DE ESCARCHA

 

Eres sol retenido en el crepúsculo

del invierno de tus días descalzos

que hicieron prisioneras tus mañanas

de ciegos despertares a la vida.

Tus ojos te mendigan amapolas

que recuerdan la infancia sin consuelo

poseedora de tu dicha distante.

Hoy sólo te mantienen los zumbidos

de los recuerdos de tus pies mojados

en agua que se vierte por la escarcha

en la orilla de las palabras tenues.

Pronto llegará la noche serena

y el cielo teñirá cromado tono

de soledad velada con tu gesto.

 

 

 

 

 

 

PASEO POR LA NOSTALGIA

 

 

Había caído la tarde, y llegué, por un bello y tranquilo camino o senda lateral que discurría entre árboles, al lago, y aquí  termino el paseo.

ROBERT WALSER

 

 

Caminaré por los parques desnudos

deshaciendo el  sabor de tu sonrisa

que salpicaba de luz los zarzales

y vencía la tristeza de la nieve.

 

No habrá báculo que fisure el hielo

que retiene las hojas del otoño

y las atrapa en fuentes de cenizas

caños ausentes en la madrugada

ardiente de tus ojos desvelados.

 

Se posará el gorrión en el resquicio

de la soledad de mis pasos ciegos

y revolotearán sus ilusiones

tapizando con lágrimas la arena.

 

 

Y entonces no sabré pintar los surcos

que retratan tu nombre de nostalgia.

 

 

 

 

 

Datos vitales

Alicia Aza (Madrid, 1966) es Abogada en ejercicio. Ha publicado los poemarios: El libro de los árboles (Editorial Ánfora Nova, 2010), que fue distinguido como Finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2011; El viaje del invierno (Editorial Ánfora Nova, 2011), que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Rosalía de Castro” 2011; y Le ombre sparse -Las sombras derramadas- (Sentieri Meridiani Edizioni. Foggia, 2012). También ha publicado la edición serigráfica La estación fría, ilustrada por el pintor Francisco Escalera (Editorial Ánfora Nova, 2011). Su obra literaria ha sido incluida en diversas antologías de carácter internacional. Parte de su obra poética ha sido traducida al italiano, serbio, francés e inglés.

 

 

También puedes leer