Foja de Poesía No. 379: Sharvelt Kattán Hervas

Presentamos algo del trabajo del poeta ecuatoriano Sharvelt Kattán (Ambato, 1991). Es poeta, narrador y estudiante de periodismo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha sido seleccionado entre los ganadores del Concurso Nacional de cuento y relato organizado por el Taller Cultural El Retorno. Es parte del equipo que organiza el Festival de Poesía Paralelo 0 de Xavier Oquendo en Quito.

 

 

 

 

PRIMER GRITO: ALUMBRAMIENTO DE LA MENTE

 

Abrir los ojos ya no es asegurar la realidad (pienso). Abrir los ojos y la voz ya no es demostrar que sigo aquí, cuando las escenas se perdieron de mi rastro (creo). Abrir la mente a otras cosas es lo único asible en este día (repito).

 

Porque he perdido los recuerdos, y solo admiro la lluvia de gorriones muertos en los patios de mi cabeza. Hay perforaciones por donde se cuelan (otras) vidas para que me sea posible la existencia; una a una, las transformo en mi cuerpo, con todas sus nalgas y sus brazos. Quiero pensar que el olor a cantina clausurada ya no se asemeja a la masa de invenciones en que estoy siendo completada, con todos sus ademanes y versuras fuera de mí:

 

Ella es el ulular de los cristales bajo la lluvia;

cada gota me invade con anécdotas y amistades

hasta que pienso en pueblos enteros alimentados

por trocitos de plástico bajo mis dedos:

 simbolizan cada palabreo registrado en mis oídos.

 

Pero las voces de un montón de páginas no son importantes cuando mis hermanas se han reunido alrededor de mis senos a mirar la tarde degollada. EL PREGÓN INICIA (GRITO) MALDITAS PERRAS. Todas son bienvenidas en esta tierra de sábanas como mares por donde navegan los placeres que antes no tuve. Beberemos la electricidad que resulta de mirarnos mutuamente. La noche apenas si alcanza para tapar nuestros tobillos, por eso es mejor apresurar la misión:

 

A veintiocho días del mes primero del año cero, yo, mujer, en presencia  de más de una veintena de hermanas de padre y madre, doy por conquistados estos inhóspitos estados, para dicha y gracia de toda la comunidad.

 

Durante años, estas palabras limpiarán el suelo por donde nos revolvemos, y nos darán de mamar de las  ideas más regocijantes y tenebrosas. Por mucho tiempo nos tendremos las unas a las otras.

 

 

 

 

 

 

SEGUNDO GRITO: CEREBRAL INC.

 

Éramos cuatro de la época que sorbo y sobra, pero ya no queda más (que) esta que soy, bajo un mantel como noche: soy (luego estoy) en el centro.

 

Otras veces, aprendo a contar las autopistas de la ciudad encerrada entre mis sienes, donde las ventanas son una presencia dolorosa, ausente. Lo que se ve está bajo mi cabello: calidoscopio donde me he construido antes, y a otros también (antes), los hice de los gritos y las risas de mis uñas en la espalda. Y me imagino sostenida al suelo, (veo que) caigo sobre mí, hacia la otra mujer con mi rostro, que abraza la infancia compartida por nosotras. Esa muñeca de sus manos y las mías, la que sonríe de verme desde otros dedos, es lo que anhelaba ser, lo único que queda. Es una pequeña mujerzuela de sueños futuros, de pasados inventados. Lo que se ve, está ya en otra idea.

 

Éramos, luego fuimos dos porque yo no estaba o era poca para acompañarnos a todas las demás, o era cosa de no entendernos, o era (poca) cosa de otras cosas.

 

Luego es mamá: me muestra mis ojos sobre mi nariz, sonríe con mis labios, como si le pertenecieran también mis temores: no me reconozco frente a la mujer de donde vengo, tampoco sé si hacia ella voy. Porque no se puede ir así nomás hacia lo desconocido, lo desconcertante, lo descompuesto en otras figuras que ya no son las que acuñaba. Porque no se puede amordazarlas (voces), sin silenciar también el ruido alrededor de mis oídos: Éramos un soplo de whiskey que empuja los cabellos, pero éramos. Ahora solo voy con el lila tenue de la memoria corriéndome las rías de los ojos.

 

 

 

 

 

SALMO NOVÍSIMO

 

Él es hiedra creciendo frente a mis ojos; su cuerpo me parece un puñado de arcilla impuesto en la entrada de mi habitación, su mente un cubo de fuego apenas contenido por el cabello. Es preciso recoger aquellos restos de palabras enmohecidas por la desesperación de la distancia, marcada en cada sombra que las horas nos entregan ¾pasadizos mentales que alargo hasta que él ya no sea en la vista¾. Entonces, el paisaje de combinaciones monocromáticas se convierte en estalactitas, como estrellas derretidas en el aire, como lágrimas de dioses olvidados, como las babas de algún can, y todo está en su voz.

 

ES HOMBRE QUE ME GRITA,     

ES HOMBRE QUE ME MIRA,

ES HOMBRE QUE ME CALLA.

 

Mi rostro (que) ya no es mío, se entrega a observarlo desde el suelo, en cuyo eje sus pies se mimetizan. Soy solo el desafío que tiene para librarse de mí, porque no hay el beso, ni el abrazo, ni tan solo la caricia que (me) esperaba. Soy el óxido de un tobogán donde todos se cortan las piernas, pero él no se arriesga a sortear. Lo que hubiese(mos) deseado se halla en esas fantasías posadas ante mí:               un árbol con ramas para cortarse las ideas,

un muro con alambres para detenernos los deseos,

un hombre con pistolas para espantarnos el sueño.

 

Mi súplica: el último intento de no destruirlo: palmas posadas en las rodillas que fueron polvo, antes de convertirlas otra vez en polvo. Pero: Él es prueba de que estoy (luego soy) nuevamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

CALVARIO EN OFF

 

No era la marea lo que esta noche escuchamos. (NO)

No cumplimos los requisitos, cierto, pero ahora mi mano es cuerno de bisonte entre su vientre, y la única certeza se parece a sentir en sus tejidos lo que me negaron las ilusiones: un balcón detenido para que él escale por el viento, como esos cuentos que mamá me leía antes de morirse cada noche; dos resoplidos ¾casi humanos¾ como santo y seña de que no soy la única en la casa de cortinajes eternos y luces imposibles.

 

No era la marea, pero la marea es un trapo blanco que me enclaustra los empeines sin siquiera acariciar mis tímpanos. Un goteo llega a la perfección cuando la nada se convierte en horizonte: ya todo está contenido en el rictus con que el animal de sacrificio me contesta ¡Esa mueca de dolor y excitación la hemos ensayado tantas veces!

 

Lo cierto es que es de noche y la luna luce más cuadrada y hermosa que nunca. Los desiertos de sus ojos son cuencos inmundos; ya no caben mis órganos.

 

Por eso, acaricio sus mejillas como a un animal perdido entre la niebla; quiero arrancarle la seguridad de existir en mi alma ¾a veces, cuando tengo miedo, mi cabeza es un rinoceronte que vomita¾. Ya no es, ya no es, ya no somos (dos), sino él únicamente. El resto: un dolor que me produce su herida:

 

otras noches he matado con la misma intensidad.

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Sharvelt Kattán  (Ambato, 1991) Poeta, narrador y estudiante de periodismo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha publicado el libro de poesía Delusiones (2012). Algunos cuentos suyos han sido publicados en las antologías: El premio (Quito, 2008), Los engendros de la luna(Quito, 2010), Ecuador de feria (Bogotá, 2011) y Bajo las luces oscuras (Quito, 2012). Ha sido seleccionado entre los ganadores del Concurso Nacional de cuento y relato organizado por el Taller Cultural El Retorno. Varios de sus textos constan en revistas impresas y virtuales del país. Actualmente forma parte del Consejo Editorial de la revista virtual de literatura y artes visuales Contramancha.

 

 

 

 

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