El arte como forma de resistencia

Presentamos un texto de la socióloga belga Pascale Naveau: Entre el imaginario y la memoria. Una investigación artística sobre la migración en México. Navea estudia a los migrantes centroamericanos durante su paso por México y advierte que el arte no sólo se convierte en un instrumento de denuncia sino que adquiere una nueva dimensión: se torna vehículo de solidaridad.

 

 

 

Entre el imaginario y la memoria: una investigación artística sobre la migración en México

 

 

Robín, 13 años,  guatemalteco y viajando solo sobre el lomo del tren de la Bestia un 3 de febrero de 2013. Con el objetivo de transitar hasta los Estados Unidos para trabajar, ahorrar dólares y mandarlos a su mamá en Guatemala con la finalidad de comprarse una casa, este niño sonríe arreglándose y poniéndose gel en el cabello antes de subirse al tren. El imaginario de este niño se construyó a partir de un ideal que se encuentra a años luz de la dura realidad que le espera del otro lado de la frontera, pero también de los peligros que encontrará en su ruta. Con sus 13 años, Robín piensa y actúa como un adulto y deja de lado sus sueños de infancia, sueños que están tremendamente afectados por la violencia y la pobreza.

 

Las condiciones de violencia y de desigualdades socio económicas de los países centroamericanos obliga a miles de personas a huir de sus pueblos de origen para subir a la Bestia y viajar por México hacía los Estados Unidos, país donde esperan encontrar un futuro menos peligroso e inseguro.

 

 

Cuando el arte se convierte en un instrumento de denuncia

 

La Bestia, también conocido como el “Tren de la Muerte”, transporta cada día a miles de migrantes hacia el sueño americano. Pero también existen otros miles de migrantes que nunca podrán tocar el suelo estadunidense porque fueron víctimas de la violencia presente durante el camino. Para identificar y documentar estos procesos de violencia estructural que enfrentan los migrantes durante su ruta por México, el artista visual Cristian Pineda decidió dedicar un trabajo de comprensión de las razones y de las historias subjetivas por las que el migrante deja atrás a su familia, a sus amigos y a su tierra para trepar al “Tren de la Muerte”.   Así, el artista intenta traducir con el arte y la creatividad una realidad social perversa a través de un lenguaje más poético y, por tanto, por medio del arte provocar un despertar de conciencias ciudadanas.

 

 

Foto: Jaime Morelos Covarrubias

 

¿Cómo se puede dar testimonio y hablar del fenómeno de la  migración a partir de la matriz que constituye el arte? El artista Cristian Pineda hace, desde más de seis años, malabarismos entre el tema social de la movilidad humana y el instrumento artístico. Con el deseo de documentar y testimoniar el tema migratorio, pero también para darle voz a estos migrantes y ofrecerles una oportunidad de denunciar sus violaciones, sus heridas, sus traumas y sus historias encontradas a lo largo de la ruta migratoria; el artista empezó a acercarse a la comunidad de migrantes en el2007. Desde entonces el arte crítico-social de Cristian Pineda no se limita a un reflejo de la sociedad y de una realidad social, sino que da paso a algo nuevo y alternativo, algo que podríamos calificar de “vanguardista”. Consciente de que la responsabilidad de vanguardia no sólo puede quedarse  en  las  manos  de  los  artistas,  Cristian  Pineda  da  una  gran  importancia  al  arte participativo. Actualmente, el artista está llevando a cabo el proyecto “Caminante de Papel”, que tiene como objetivo: dar la oportunidad a los migrantes de denunciar, a través del instrumento y del proceso artístico y creativo.

 

Cristian Pineda con migrantes durante el taller artístico “Caminantes de Papel” en el albergue de

Tlaxcala. Foto: Jaime Morelos Covarrubias

 

 

 

Entre la  memoria, el imaginario y la realidad: los “Caminantes de Papel” como reflejo

de vulnerabilidad pero también de la solidaridad entre los migrantes

 

Dar una legitimidad a los transmigrantes dentro de las comunidades locales por las que suelen pasar, pero también dentro de la sociedad mexicana, es uno de los objetivos perseguidos por el artista. Es así que nació el proyecto “Caminantes de Papel” cuyo objetivo final es crear un puente de comunicación y de entendimiento entre la comunidad de migrantes y la sociedad mexicana. Durante los talleres artísticos con los migrantes en los albergues, el artista se ubica en un papel de guía de un proceso creativo colectivo y participativo. Después de los talleres, las obras acaban exhibidas en el espacio público para crear puentes entre las comunidades locales y la comunidad de transmigrantes.

 

Bladimir, migrante hondureño, participando al taller “Caminantes de Papel”. Foto: Jaime Morelos

Covarrubias

Exhibiendo sus obras en el espacio público, dando la voz y la palabra a los migrantes mismos, trabajando  en  una  dinámica  de  colaboración  entre  él,  la  obra,  el  público  y  sobre  todo los migrantes, Cristian Pineda logró hacer de su trabajo artístico no solamente un instrumento estético sino además convertirlo en un despertador de conciencias. En este sentido, el arte puede ser considerado como un verdadero instrumento de reconstrucción del tejido social en la medida que no solamente activa una reacción frente a una problemática social sino que también ofrece una presencia a los migrantes pasando por México. Así, el arte puede ser considerado como un instrumento  que  abre  las  puertas  a  una  curiosidad  y  el  conocimiento  hacia  el  otro.

 

 

Obra realizada por José, migrante hondureño en el marco del proyecto “Caminantes de Papel”.

 

Preocupándose de querer provocar una dinámica deliberativa, Cristian Pineda no se limita a exhibir simplemente su obra, sino que también provoca un diálogo y una acción con distintos actores. Partiendo del hecho de que son los migrantes quienes participan en la creación artística, también deben ser ellos quienes contribuyen al proceso de intercambio. Así, durante todo el proceso artístico (la confección, la difusión y la recepción), los migrantes tienen un papel central en la obra que resulta ser todo el proceso artístico y creativo, que va más allá que la obra en sí. Muy conscientes del rechazo que suelen padecer, por parte de la sociedad mexicana, durante su paso por México, los migrantes desean que, a través de sus obras, se abra un diálogo con el pueblo mexicano. En este sentido, Bladimir nos explica que su obra “es para que los que vienen la vean, y ojala la expongan para que mucha gente vea lo que sentimos. Si tú y yo sacamos sangre, es roja. Voy buscar un sueño para mejorar mi vida. No somos delincuentes. Tal vez violamos la ley cruzando ilegalmente el país. Pero no lo hacemos porque queremos, obligados estamos de hacerlo”. (Bladimir, Honduras, 27 años).

 

 

 

Foto: Jaime Morelos Covarrubias

 

El espacio público: puente entre los migrantes y la comunidad local

 

Exhibiendo la acción artística y social dentro del espacio público, éste se transforma en un espacio crítico en el que surgen varias dinámicas. Así, dicho espacio se convierte en un espacio de deliberación donde el colectivo tiene la oportunidad de admirar, juzgar, criticar, preguntar y reflexionar. Para los migrantes, el proyecto artístico se convierte en un medio de comunicación alternativo en el espacio público mexicano. Con la voluntad de transmitir un mensaje a las autoridades pero también al pueblo mexicano, Javier nos comenta que “mi mensaje va dirigido a las autoridades y a todo México. Para que respeten a todo migrante que viene por acá. Es un mensaje a la sociedad mexicana. Es para que se pongan la mano en el corazón. Mi mensaje es para la gente, para hacerles entender que no somos diferente a ellos. Tenemos la misma religión, adoramos a un mismo Dios, todos tenemos la sangre roja. No somos diferente a nadie. Todos tenemos un sueño, una religión, por qué nos tratan diferente si somos hermanos, las fronteras las impuso el hombre, no Dios.” (Javier, Guatemala, 27 años).

Para combatir este fenómeno, es importante influir en el imaginario xenofóbico de las personas.

El instrumento artístico presenta en este sentido una herramienta fuera de lo común que puede dar una visibilidad artística a la comunidad de migrantes en el espacio público. Descubrir a través del arte y conocer el otro gracias al arte, permite construir una realidad intersubjetiva entre los migrantes y la comunidad. Así, la obra se convierte en un espacio de relaciones que permite una apertura al otro y ofrece al público la oportunidad de ejercitar su poder de ver, sentir y tocar la realidad de los migrantes.

 

 

 

 

“Con miedo pero con un sueño”, así suena el mensaje de Jordy (Guatemala, 18 años) hacia la

sociedad mexicana.

Creando estos distintos vínculos, la dinámica artística de Cristian Pineda se ubica en un arte participativo, ofreciendo un poder creativo a los migrantes y un poder de reacción al público. Por cierto, aunque el artista no tiene la pretensión de cambiar el mundo, podemos sostener que sí desea ser un detonador de experiencias tanto a nivel subjetivo como comunitario. Así, volviendo a dar un sentido a la vida humana, el arte tiene la virtud de dialogar y comunicar de manera distinta los sentimientos humanos de los que nos faltan palabras.

 

 

 

 

 

Datos vitales

Pascale Naveau (Eupen, Bégica, 1986) es una joven socióloga que dedica su investigación al estudio de la reconstrucción del tejido social mexicano. Está haciendo su tesis de doctorado en el “Centro de Investigación sobre la Democracia, las Instituciones y el Sujeto” (CriDIS) en la Universidad de Lovaina. Pascale estudió su licenciatura y maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de Lovaina (UCL) en Bélgica y en la Universidad de Coimbra (Portugal). Actualmente esta becaria Marie Curie y trabaja en el Instituto de derecho internacional de conflitos y de paz (IFHV) a la Universidad de Bochum en Alemania. Al día de hoy dedica su investigación en el papel que pueda tener la sociedad civil ante la violencia en el país. Sus casos de estudios son por una parte el Movimiento social por la Paz con Justicia y Dignidad y por otra parte los proyectos de arte participativo llevado por el artista mexicano Cristian Pineda Flores con la comunidad de transmigrantes pasando por México. En ambos casos, la investigación se interesa en la creación de espacio de autonomía constituidos a partir de actividades artisticas.

 

 

 

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