Poetas Mayores de Iberoamérica: Suite para Maruja, Pablo Armando Fernández

Pablo Armando Fernández

En esta ocasión presentamos “Suite para Maruja” del poeta cubano Pablo Armando Fernández (Central Delicias, 1930). Recordamos que esta serie de videos son producto de los trabajos del Primer Encuentro Iberoamericano de Poesía Ciudad de México 2006. Disfruten!

 

 

 

 

I

La primavera, dices, y escojo madreselvas,
geranios y begonias.
A casa vuelves con los pies mojados,
la falda llena de guisazos ásperos.
Begonias sin olor en los cabellos
y entre las manos, romerillo y malvas.

Dices, el aire, y cierro las ventanas,
busco el sillón más próximo a la esquina
donde libros y lámpara me esperan.
Y el aire es la mañana del sol, blanca,
la loca expedición de las hormigas,
pájaros y caguayos de astuta, fina lengua.
Tu canto por el patio saliendo del brocal,
los baldes y las piedras.

El sol, dices tranquila, y presuroso escalo
los templos más antiguos. Arenales recorro.
Duermo a la sombra ámbar de un dátil.
Y el sol es la ventana limpia donde te acodas,
sueltos, la blusa y el cabello,
y es el camino al mar los viernes de la Pascua;
recoger gajos santos que ahuyentan los ciclones;
café que huele a cuaba ardiendo y sabe a madrugar
de plátanos, anones y ciruelas.
Son mis brazos, ciñendo tu cintura
sin que lo sepa yo.

Y cuando dices, es la noche, sueño
con países que anduve,
a los que vuelven mis pisadas
lentas y oscuras, para recobrarte.
Pero la noche no es lo que me pone
el corazón a repartirse en tiempos
que fueron míos. Pues la noche es tu voz
conversadora, tu voz que quiere ser
una palabra sola.

 

VII

En voz baja decir, amor, tu nombre,
junto a ti, a tus oídos, a tu boca.
Y ser ese animal
feliz que junta sus mitades.
En voz baja o sin ella, muda
la boca revertida a su unidad:
silencio inaugural que a verbo y carne
otorga nueva vida.
Los ojos ciegos, de regreso al todo:
luz revelando mundos
como fueron o son, como serán.
vueltos a ser alegría del otro,
uno consigo mismo en compañía.
Una vida otra: la tuya; tan amada.
Volver a ser origen sin tristeza
o, dolor, sin miedo sin nostalgia o con ellos:
tú y yo, nuestros recuerdos y cenizas.

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