Presentamos algunos textos del joven poeta ecuatoriano Agustín Guambo (Quito, 1985). Es Psicólogo Clínico por la Universidad Central del Ecuador. Maestrante y becario de Antropología por FLACSO. Director de la Editorial Murcielagario Kartonera. Ha publicado los poemarios Yellow dog blues (Argentina-2011) y POPEYE’s Sea (Lima-2012). Participó en Letrarte (Argentina-2010) y en el Festival de poesía de Perú (Lima-2012).
No me gusta marzo me recuerda que no soy una ballena, me recuerda que no vivo en el mar que vivo en medio del smog de la gente; no me gusta marzo, en ese mes recuerdo que no soy ballena y te extraño…
iii
el cielo se inundó de venas digitales no éramos felices no éramos felices corríamos esperando ancianas estrellas –corríamos- eso era la hermosura ver tu cabello perderse esconderse de mis manos no éramos felices pero nos queríamos Bajo del cielo de Lima un perro nos indicaba el fin de la noche y aun mirábamos nuestras pieles como queriendo mutar el abandono mirábamos nuestras pieles de tierra que poco a poco se erosionaban era el olvido [Comenzamos a caminar] Lima refulgía descuartizada y hermosa seguíamos buscándonos nadie nos dijo cómo olvidarnos nadie nos dijo cómo amarnos nunca más estaremos solos La noche es un bisturí para nuestros cuerpos Que triste es Lima después de amar Que triste es Lima después de Lima algún día seremos eternos pero esta noche nos es permitido ser mortales Fuimos parte el uno del otro si alguien me preguntara dónde está ella donde habitan sus heridas diré huele mi aliento Un día volverás absoluta, entrarás por esa puerta que tantas veces te despidió y un ruido blanco te dirá ha muerto es ahora -por fin- su propia identidad Si te preguntarán por mi muéstrales las uñas quemadas Leo que moriré en octubre y eso me llena de satisfacción La otra noche conocí a una chica eras tú o quizás solo un ave con una revelación en el plumaje Moriré en octubre como un perro asmático leo Una oración palpita en el centro de las estrellas ayer conocí a una chica que me dijo no me conoces y ya me has matado, una oración palpita en el centro del viento, aún no me conoces y no quieres olvidarme Largas horas [veo moscas en una fruta que se aman] bajo la luna acariciando la piel de las rocas porque nos dijeron que eso -también- era la felicidad Gaviotas quemadas eran los cromosomas de un árbol que usamos para impregnar nuestra derrota éramos pequeños éramos tristes éramos nada así conocí la locura de las hormigas la necesidad de las babosas una hoguera incendiaba mi infancia mientras Lima refulgía descuartizada y hermosa eso fue nuestro cariño…
iii
LA DISTANCIA
esperábamos la espuma del sol sobre nuestros kráneos, cada uno de nosotros enfermos niños frente a un mar encrespado: búho mitógrafo del viento; en tanto que un Lóbrego funámbulo de aire se prendé en mi piel: la nostalgia No temas del aliento mecánico que hueles ni del llanto que derramo Te imagino ahí en el mismo lugar -numerosos muertos transitan sus pasos cantan agobiados por la sal del desvelo- de pie, tarde a tarde mirando el plumón del mar; me golpea la espalda el día remoto; busco tu sombra en cada libro que leo, sólo hallo lágrimas -arañas que tejen un cementerio me nacen de la lengua- , las páginas no me sirven de consuelo, las letras no sirven de consuelo… [la poesía fingió que era lascivia de la baba, nos dijo: soy un pájaro de miel que hace nido en la contemplación del fuego de los voraces; pero no, la poesía es/era/será un animal ciego dispuesto a atacar y matar, la poesía vive del resuello de los náufragos, en medio de la dermis de la neblina, esperando pólvora de jóvenes bestias…] pero volvamos a ti y a mí, volvamos a los zapatos, a tu sombra y tu ropa: que no están en mi piso desdoblando la soledad, ni tu sexo -tumba de garzas protervas- el acantilado donde hundo mis ojos en otoño me ha quedado, la noche se triza fugitiva y furiosa, espero aquel búho del alba que anunciará tu retorno… tu retorno wendy; esperaré por ti y por mis hijos injertados entre tus huesos… he de esperarte en una ciudad colérica e inventada, ¡Ítaca cayó ayer!, solo nos queda el polvo y la tarde… ¡amarnos!, no queda más, ¡amarnos! sobre el vientre de la piedra que se enmohece en silencio, junto al esqueleto de aquel árbol que tatuamos a obscuras… hasta que nuestras sonrisas se hundan nuevamente en la tierra y sobre ellas copulen los insektos…
IX
no encontré tus huellas
bajo de mis párpados
abandonadamente te pedí
un halo sucio de esperanza
dijiste
quizá algún día exista
el amor entre una elefanta y un perro
Mientras te ibas desnuda caótica y brutal
La costa
A CarloLuis Ortiz,
a tu salud,
por la biela y por el abrazo inmortal
en ese espacio comprendí la soledad de las algas
la tragedia de los negros,
el sudor marino de las conchas…
no te encontré dios, ¡no te encontré!,
pero tropecé con una puñalada y con un amigo destruido
por la sal de los días…
Polly
Let me clip
Your dirty wings
(Polly-Nirvana)
Polly duerme,
no mires a tu padre,
está sucio, manchado
entiende que la tristeza
es un pulpo que recorre las venas,
no juzgues
cierra tus ojos negros
descansa el rostro sobre la sangre de tu padre
encuentra alegría entre sus glóbulos –mastíkalos-
abre sus pupilas para que vea el sonido que dejo en tus uñas,
Polly, muñequita triste
sombra solitaria,
Kurt ha muerto
[Una ballena encalló en su corazón]
no sientas miedo que él cuida de ti
acaricia tu pelo en las noches
cuando los coyotes bajan en busca de más sangre,
Polly, todos llevamos un muerto por dentro,
pero pocos lo usamos…