Presentamos, en versión de Laura Casielles, algunos textos del poeta marroquí Abdellatif Laâbi (1942). Valparaíso México y Círculo de Poesía publicaron este 2017 el libro Desde la orilla para celebrar la entrega del Premio Nuevo Siglo de Oro a Laâbi. Prix Goncourt, este autor es una de las voces referenciales de la poesía francófona. Actualmente vive en París.
El sol se muere
un rumor de hombre en la boca
Es una extraña sed
cuando las ideas encanecen
y el amor
comienza apenas
Se vivía bien
en el fondo del laberinto
Se inventaba la luz
en las puntas de los dedos de la amada
Las lágrimas eran frutos
de otra estación
La belleza una esencia
que coqueteaba con la verdad
Inevitablemente la pleamar
nacía de la bajamar
La promesa peregrinaba
a pasitos de gacela
por el obligado desierto
Había una especie de herida sagrada
en la que se abrevaba la visión
Los bárbaros
nuestros semejantes
Siempre han escupido sobre las maravillas
meado sobre los libros
cortado las cabezas sabias
esparcido sal
sobre las ruinas de Sodoma
para acabar en una alcoba
en medio de almeas de pubis rasurado
de adivinas enanas
y de joviales eunucos
Habrá una larga espera
antes de eso que llaman resurrección
Y el hijo del hombre
entregado a la ilusión
gritará: ¿Qué tengo?
Y los ángeles
pesadores del bien y del mal
gritarán: ¿Qué tiene?
Y el cielo permanecerá en silencio
como en el tiempo de la larga espera
Il faisait bon vivre
au fond du labyrinthe
La lumière s’inventait
au bout des doigts de l’aimée
Les larmes étaient des fruits
hors saison
Le beau une essence
qui flirtait avec la vérité
Immanquablement le flux
naissait du reflux
La promesse pérégrinait
à petits pas de gazelle
dans le désert obligé
Il y avait comme une blessure sacrée
où s’abreuvait la vision
***
Le soleil se meurt
une rumeur d’homme à la bouche
C’est une étrange soif
quand grisonnent les idées
et que l’amour
à peine commence
Les barbares
nos semblables
Ils ont toujours craché sur les merveilles
pissé sur les livres
coupé les têtes savantes
répandu du sel
sur les ruines de Sodome
pour finir dans une alcôve
au milieu d’almées au pubis rasé
de devineresses naines
et d’eunuques hilares
Il y aura une grande attente
avant la dite résurrection
Et le fils de l’homme
rendu à l’illusion
s’écriera : Qu’ai-je ?
Et les anges
peseurs du bien et du mal
s’écrieront : Qu’a-t-il ?
Et le ciel restera muet
comme au temps de la grande attente