Foja de poesía No 101: Iván Camarena

Camarena

El poeta sonorense Iván Camarena (1981) ha publicado los libros Cuerpos de quedarse, Lamenavajas, Magdalena desnuda jugando a los poemas y Andarlanada. A continuación, un breve viaje por la poesía de este autor de la generación de los ochenta.

 

 

un árbol

 

mirar un árbol

i sentir en la garganta

cómo van creciendo sus hojas

cómo desvía las palabras en el viento

 

mirar un árbol

i sentir en el vientre

su raíz de silencios

 

mirar un árbol

i agotarlo en mí

 

 

 

 

¿cómo?

 

cómo curarme de la vida

cuando la vida es costumbre de huesos

cartílago de pájaros

lugares de invierno

 

cómo curarme de la vida cuando a la vida

le duelen las piernas

i se le escapan los días

 

cómo curarme de la vida cuando la vida pasa de largo

i esconde su boca entre lo invisible

 

cómo curarme de la vida que me tira piedras i planes

la vida que lleva pantalones flacos i deudas en el hombro

 

cómo curarme de la vida

i sus ventanas desoladas

su ciudad de ojos

su corazón de tétanos i cortaduras

¿cómo?

 

 

 

 

de los que soy

 

soy de los malditos que lloran escondidos

debajo de un atardecer

soy de los asesinos que jamás le arrancarían

los ojos a un niño sucio

soy de los pirómanos que pierden las manos

antes de incendiar una flor

soy de los huérfanos que a todo le hayan un techo

soy de los hambrientos con licenciatura

soy de los que se hicieron viejos en el exilio

porque no aprendieron a perderse en su propia tierra

soy de los bastardos que no supieron callarse

cuando se desplomó el rostro mutilado de dios

soy de los heridos que van siendo arrastrados

por su propia lengua de sangre

soy de los que no se salvan

de lo que soy

 

 

 

 

subirme a mi fantasma

 

soy mi propio fantasma:

el que entonces vivió y

vive ahora, en lugar

del que huyó y muere todavía

                        josé pascual buxó

 

voy a subirme a mi fantasma

un cuervo de ramas que se asemejan a la noche

el entumido paso del vagabundo

la piedra cruzada por un azar en la esquina

los trenes enfermos de la mañana

la silla blanca que sostiene a un invisible

los espacios con soledad que hay de una puerta a otra

las metafísicas para sanar o cortarme las manos

los eclipses a través del aliento

un atardecer de noviembre       un sorbo de agua

mi propia historia de cíclopes

 

voy a subirme a mi fantasma de alcohol i miel

ese tiempo caminando las bardas

ese mover de arena de las sábanas

 

voy a subirme a mi fantasma

para decirle que he nacido por el puro gusto de brincar en sus ojos

i dibujarle un colibrí

 

 

 

 

estar en el mundo

 

estar en el mundo

sin ninguna dosis de ficción

me duele       me encorva

me hace lento e imposible

tardo en amar los pronósticos del hambre

que anoche causaron en mí una ternura

todo lo vuelvo más difícil como si me estorbaran

las manos varadas en los temores

en la piel que no deja de levantarse desde el frío

ni de escupir esta enfermedad de lo estéril

estos laberintos inútiles que suceden

hasta que algo en el mundo se rompe con hervor

i asomo una pierna a la existencia

que me hace dar el primer paso en esta luz

seguida de pájaros     

de búsquedas repentinas

de niño crecido en el corazón

 

 

 

lamenavajas

 

 

 

nada

jamás

he de decir

que no sea yo

 

aún lo contrario

que digo

soy

 

 

 

 

búsqueda

 

 

no existen alimentos específicos

para producir poemas

m.c.

 

sin disculparme

por esta pretensión lírica de clandestino 

yo también salgo a buscar los poemas

i en algunas ocasiones vitalicias

los encuentro cambiando las líneas de sus manos

por un abismo

un instante de dios dejando ver sus cicatriz

o simplemente una moneda

 

no llevo redes ni arpones como destino

acaso un láudano destilado desde mi voz imprecisa

hacia el mundo i sus escombros

para enterrarlo en el primer verso que se descuide

           i me enseñe sus ojos

 

 

 

 

magdalena vertical

 

 

 

tan vertical

tan llena de soledad como un cuchillo clavado en medio del ártico

magdalena pasa las horas dibujando vías de tren en la ventana i en sus brazos

 

camina descalza detrás de los cigarrillos

haciendo eco           en el hueso

                                    de un fantasma negado

 

destructora del olvido               shamana oscura

usa de amuleto la urna amarga de los solos 

la mano rota de los magos

 

para conservar su verticalidad

            como método anticonceptivo i alta razón de las heridas

                                   magdalena lee desnuda i de pie

                        el catálogo de los suicidios

 

por eso escapista oportuno

            cazador de artificios

busco hablar sin promesas con su perfil

siempre más pacífico i menos visceral que su mirada terrible 

 

i es que magdalena mira desde la nada

tanto

que es imposible no empezar a mirarla

 

 

 

 

bestiaria

  

gata descubierta detrás de la noche endulzando con saliva mi cadáver

pantera que permanece callada ante los huesos de la ausencia

 

mujer de nocivas faunas ahogándome en su leche

                                                                                  hecha de mí

 

anfibia natural que desemboca en mi lengua

ojo que también respira en el agua

 

pájaros que esta vez cicatrizan el otoño

suma de águilas frías en el intento breve de un rival infinito

 

causa de los trenes incendiando como dragones

ficción alojada que me quema

boca de largos fuegos

 

bestiario puro

                        lamiendo a favor de los poemas

 

 

 

 

 niño jugando en los olfatos de una loba difícil

 

 

encuentro

en las ingles de magdalena

los principios del hambre que me conmueve

 

la jauría preñada

                        que me sigue

siamesa

i a cada paso

                  ejecutora

 

 

de los espejos

el mundo cambia

si dos se miran y se reconocen

paz

míreme

 

míreme desnudo i amanecido

            en el sudor minado de su cuello 

 

míreme haciendo poemas para narrar los siguientes días

            que iniciarán con lo que puedo ir llamando su ausencia

i que terminarán con lo que puede ir llamando mi distancia

 

míreme vestido de sus uñas

míreme recién levantado de su cuerpo

 

como usted quiera

            como se le antoje

pero no deje de mirarme

porque mirándola

me miro

 

 

 

 

desde sus ojos enemigos

 

me vi farol derramado

esqueleto goteando los huesos largos en un sillón

piel de la sed        origami en el polvo

espejismo sentado donde se acaban las dunas 

línea de sal enmarcando un poema tan verosímil 

            tan corazón final

 

me vi con las piernas recostadas en un instante de lobos

como preludio a la cacería de lumbres que se despierta

 

me vi hurgando en el aire       

contando cada ceniza que parecía un tiempo lejano

 

me vi sin remedios para este silencio a la medida de mi cuerpo

este callejón de labios sin salida

este sudor capaz del amanecer que me rodea

 

sepa usted colmena de trigo

dibujo a lápiz de una espalda secreta 

viento que se acomoda en el caserón de los latidos  

sismo en el íntimo cadáver

paisaje concebido como rival de las antorchas

que esta vez me vi viviéndola

acicalando los minutos a su lado

                                               tramando un nuevo camino en su calavera 

i me doy cuenta que todo lo mío acaba en usted

sí en usted que se sabe mi vital enemiga

mi soledad obligada             

 

no vaya a cerrar los ojos

que no cerraré mis ojos todavía

 

 

 

 

magdalena i los poemas

 

los poemas que empezaron en tu cicatriz i terminaron entre tus piernas

como un corazón nórdico

como el latido único del niño

                        que salió de los hielos para quererte

 

los poemas que gotearon su cera

            sobre esta calle que nos ha mojado la ropa

 

tantos poemas en tan pocas palabras

cuando sucede un dragón diurno en tus ojos i nos miramos 

cuando algo sin alas cae del último piso i nos queremos

 

qué dicen si nos descubren cerca de la mesa

vistiendo un tiempo que ya suponemos nuestro 

 

pero sobre todo

qué callan los poemas

cuando se nos escapa una plática en lo eterno i se reconocen

i usan nuestros dedos para tentarse

i por fin decirse i salvarse

            porque a diario

los va quemando la vida

 

incluso a media noche

si abren los ojos i nos despiertan 

hacen que tu mano mueva la voz de la nada que toca mi mano

que una hoja en desborde se llene de sangre

i que yo

primer escéptico de lo infinito

empiece a beber de tu cuerpo

                        como un fantasma que se bebe a sí mismo en el aire

 

 

el tiempo i tal vez nada

 

después de todo llegará el tiempo

el gesto arraigado en las manos que suceden sin secreto

ese tiempo en que dos ancianos se topan

para cruzar una misma puerta sin cruzar palabras

ese mismo tiempo en el que dos niños que no saben escucharse

                        luchan por gritar más alto

 

ese tiempo que no se fija a los cuerpos que lo contienen

            i parece dilatar en los árboles sus segundos 

es el tiempo que se adhiere con distintas manos a cada cosa

es el tiempo que nos sostiene en sus huesos de rincón vacío

 

i nosotros      que hemos participado en el gran simulacro

                           como una evidente coreografía de ciegos  

acaso podamos contarlo como se cuenta una luz apagada

una eternidad en diminutas goteras 

 

ese tiempo que no necesita de anunciarse a cierta hora en la mañana

el tiempo que sólo permite los espejos del silencio donde nada i todo se mira 

el tiempo donde las aves ya no deciden el curso de los nidos

            i sí la mujer definitiva

                         el curso de las aves

 

 

 

 

salir de la madriguera

 

del pedacito de la noche donde sudamos el sueño

para desdibujar las contorciones

de una muerte hirviendo

que esta vez no perdona las ganas

de embrutecerme sin pensar en las distancias

las ganas de morderle los pies al abismo

 

…las ganas

 

todo se lo están llevando mis benditas ganas

 

 

 

 

 breves del hambre

 

el hambre cuando tampoco se tiene agua

i se nos pierden los labios en la boca

cuando los dedos ya nos quedan chicos

i cualquier destino se nos hace lejos

 

el hambre cuando andan a mi lado las otras hambres

las de respirar más hondo

las de escribir cuando se habla

las de dibujar con saliva

en estrellas de otro cosmos

 

 

 

 

¿te aguantas

 

bien hombrecito

esa cuchillada que no esquiva ninguno de los huesos

 

mientras le haces

casita al corazón

los días que llueve i quedan charcos

 

mientras sales ileso de un mal chiste sobre los pies de dios?

 

 

 

 

cantar del hielo

 

es muy fácil

quemar las gotas i producir cenizas en el agua

por donde pasa el tiempo e v a p o r á n d o n o s

secando los adentros fantasmales que no dejan respirar

ni de emitir el viaje dulce de los hastíos

junto a los hermanos sustanciales con los que lleno

estos pulmones de cumbres    hogares remotos        i caminos

 

 

 

 

para la vida

 

para la vida cada abrazo de sol

cada sueño lejos de la vida

 

para la vida mis ganas de caminos

mi mujer i mis hermanos los dioses

 

para la vida esto de grietas

incendios i cantinas

 

para la vida mi vida

el tiempo que soy

 

 

 

 

de saltar

 

dije sobre mi cuello

algo de saltar

lo que después me pareció un suicidio grave

                                   pero mantuve mi palabra

                                   i me hice a la idea de morir

mejor hoy por completo

que mañana a pedazos

 

 

 

 

la noche i la luz

 

por aquí pasó dios i dejó este rastro lejano de sus polvos

sin embargo la noche sigue limpia       a pesar de las estrellas

 

vientre de un animal a cuatro patas la noche nos amamanta

 

pozo vaciado que acerca la oscuridad de su ojo

capaz de dormirnos con su única mirada

 

la noche es la entraña desmedida de dios

que el día de su piel

eclipsa

 

qué es la noche después de la noche pero antes de la luz

cuando los continentes interiores engendran humedad

i las cosas eternas i diminutas      

se cumplen afuera

 

la noche se ha cerrado como un puño sobre todas las cosas

i sólo deja ver en algunos poros 

su esqueleto siendo de luz

 

berrido de la hoguera esencial que en el sol repite su nacimiento

i no hace más que negar la potencia de las estrellas

 

cierto albor que no se ha movido de la noche

vuelve a levantar mis ojos de sus sombras

 

(lástima que no todos los poemas sean una bombilla de luz

que pueda prender i apagar esta verdad siempre fija)

 

 

 

 

los amantes i la espera

 

elegir el poema i llegar tarde a las cosas

para comprobar que todo espera

que uno da el primer paso i ya todo estaba esperando

 

todo espera

todo mira i a la vez ignora

 

el parpadeo de un ojo

es el parpadeo de todo inaugurando otro instante

 

todo está ahí

en su callada respiración i en este saberlo que se ahoga

 

todo suspendido en sí mismo

todo hecho de material incandescente

i de una sombra que es otro soplo del fuego

 

dibujo donde se dibuja la otra parte de las cosas

i todo se completa

porque todo

a su lado

tiene su fantasma

 

esa procesión de metafísicas evaporables

esa lágrima solitaria del humo

 

todo espera i es demasiado

porque en nada se llega a tanto

como en ese amor exagerado

que precisan los amantes

aunque no deduzcan una simple hoja

ni con una mirada de mil años

 

i es que los amantes prefieren asomarse a la vida

i a sus profundas capitales cuando no poseen miradas

 

son los tercos mayores del mundo

i hablan también cuando no hablan

i tocan cuando no tocan

i sienten cuando no sienten

i se miran i se miran

también

cuando no se están mirando

 

los que se repiten

infinitamente

como un espejo dando su rostro

a otro espejo

 

i suben a la ciudad tan alta sobre los techos

i caminan en las bardas del cosmos

para caminar omnipresentes

cerrados de ojos

sin distinguir ya

cuál es la oscuridad que les corresponde

 

porque todo les pertenece i todo los espera

 

allá lejos donde respiran sus almas

aunque ellos        tercos benditos                no esperen nada

 

 

 

Datos vitales

Iván Camarena. Hermosillo, Sonora, jueves 12 de marzo de 1981, 8:15am, egresado de la escuela de Letras de la Universidad de Sonora; editor, dibujante, tallerista, bibliotecario, locutor de radio y periodista cultural; ha publicado Cuerpos de quedarse, Lamenavajas, Magdalena desnuda jugando a los poemas, y, Andarlanada. Integrante del comité organizador del Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio y maestrante de Historia Regional y Frontera en El Colegio de Sonora.

También puedes leer