Como parte del acercamiento a la tradición poética ecuatoriana presentamos a continuación un viaje por la poesía del poeta, traductor y crítico de cine Galo Alfredo Torres (Cuenca, 1962).
Canción de memoria
I
Desciende en nosotros, memoria.
Sobre tus aguas todavía crujen
las aves en que hemos viajado:
los cruceros de papel que armó la infancia,
la antorcha flotante que se llevó a mis muertos,
el ballenero que hundió algún enorme pez blanco.
II
Poco importa si no he visto los palcos de coral,
si mi olfato no ha merecido el yodo y el salitre,
si nunca mi ojo se embriagó en la cabeza de un mástil;
mi pecho y todos los pechos se ahogaron
con la tripulación del negrero inglés.
III
¡Desciende sobre nosotros!
Entrégame juntas, memoria, las capas sucesivas
que ha ido dejando mi serpiente,
los cuadernos que avergoncé
con atrevida caligrafía.
IV
El pasado no ha pasado,
la memoria es un dique prodigioso
y huele a limo,
a polvo batido por mis pies
y por los de aquellos viajeros
que tocaron a mi puerta:
los miro, entran puntuales a esta hora,
con una mano sudorosa y tímida
comen del blanco mantel que tiende mi madre.
V
No preguntemos dónde está la noche
o la sábana en que el primer amor se hizo gotas:
aquellos cuerpos, torpes y claros, prolongan su beso
en la más inesperada extensión de nuestros silencios.
(Ahora, justo ahora, vengo de abandonar mi tribu;
junto al arroyo mastico un pedazo de carne roja y cruda
y tengo frío, mucho frío.
Con el calor de conocido sudores
enciendo esta hoguera).
VI
Los hombres no vamos solos.
Al coro de pasos que tengo que marcar
se unen viejos cantos que multiplican mi voz.
(Lo que llamamos soledad
no es más que el apacible sueño de puertas
y aldabas que no se franquean).
VII
Importa poco si no preparaste el surco,
si no lo aromaste con estiércol o roca de fósforo,
si no elegiste la semilla o se te olvidó la oración;
en el barro que aquel día batió la tormenta
crecen todas las hierbas que han mirado tus ojos.
VIII
La memoria es el país donde bullen todas las ciudades
(incluso las más antiguas y asombrosas,
con sus mercados de fruta y su fe en ruinas,
con sus vendedoras de té y su pócima elegante).
En ellas los campanarios siguen anunciando
mi bautismo y el de mis hermanos.
Por sus calles avanza un cortejo:
lo acompaña el llanto
de los crímenes que no he confesado.
IX
Tierra preciosa, de extenso hormigueo y alta floración,
por la que me arrastro como un grano de carne
sitiado por el sol.
Mapa poblado, precioso y expiatorio,
trazado con el delgado hilo de mi sangre
y la de ustedes
(que se desovilla entre el nacimiento y el último día).
Desciende en mi y dame caza, memoria.
Datos vitales
Galo Alfredo Torres (Cuenca 1962). Poeta, traductor y crítico de cine. Autor de los poemarios Cuerdas de sonajería (Segundo Premio en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade, 1996) y Sierra Songs (2003). Ha traducido del francés poemas, ensayos y artículos sobre arte, cine y literatura, entre los que se destacan las plaquettes Elogio de la nada de Christian Bobin (1998), y Cuadernos de Saorge de Charles Juliet (1999); tiene además una versión inédita del ensayo Francis Bacon, lógica de la sensación, de Gilles Deleuze. Ha sido jurado del Festival Internacional de Cine de Cuenca y del Festival Cero Latitud. Es columnista del boletín de cine Ochoymedio.