Poemas de Lasse Söderberg

Lasse Söderberg Foto Letras en el GolfoLasse Söderberg es un poeta, crítico y traductor sueco, nacido en Estocolmo en 1931. Organiza el encuentro de poesía Los días de la Poesía en Malmö.  Ha traducido al sueco a Lorca, Borges, Octavio Paz, poesía cubana contemporánea, entre otras. Es una de las figuras más importantes de su generación.

 

El pozo

  

El que quiere recordar y esta lleno de oscuridades tiene que

 estar al borde de sí mismo como al lado de un pozo

 

tiene que estar recostado contra el pozo con una piedra en la

mano y preguntarse qué oculta el pozo, cuán profundo es, cuan

largo penetra la luz,

 

y tiene, para calcular la profundidad y oscuridad, que tirar la

piedra y verla caer despacio, como reflexión, como colgada en la

oquedad hasta que la piedra encuentre la aún más indistinguible

superficie del agua

 

y aquel que quiere recordar ve la profundidad centellear de

repente, atrayendo la luz, volverse animada como cuando un parpado

 

 

 

 La casa arriba de la pendiente

 

No era la lámpara del estudioso que ardía en la casa arriba de la pendiente, eran mis sentidos encendidos.

Objetos sencillos me llamaban la atención, como si rogaran a mis instintos terrenales, sábanas fragantes, vasijas de barro transpirando en la sombra, canastos trenzados de la misma ingeniosa manera, como pensaba y pienso, que las palabras se pueden entrelazar.

Es como si aquellos objetos se hubiesen quedado de otro tiempo cuya densidad me envolvía, me daban la impresión de ser mi propio doble.

Tomé como un honor tener sandalias rotas, como si hubiera legado caminando desde muy lejos. ¿No estaba hecho el polvo de los caminos para reflejarse en él?

Pero me hacía falta el Bastón de caminante puesto que no pude encontrar uno lo suficientemente nudoso.

El silencio también reinaba aquí. Soltaba un fuerte olor agradable, como algunas plantas cuando uno las toca. Pensándolo bien tal vez era el silencio aromático y sólo eso que de vez en cuando me ofuscaba.

Poema: roces livianos de mariposa.

Había signos tan secretos que su contenido parecía permanecer irremediablemente oscuro.

¿Habían caído las granadillas, que de manera desafiante se abrían en el suelo afuera de la casa, desde el árbol del placer?

¿Tenían las vasijas forma de cráneos o caderas de mujer? ¿Aún tenía el café de la mañana sabor a oscuridad?

¿Se parecía el pan a los huesos o los huesos al pan? ¡Todos esos signos secretos!

No estaba solo: en el jardín del frente estaba un hombre confundido con las manos llenas de colores y miraba por encima de  los techos de las casas como hermano del Arco iris.

Los muertos descansaban no muy lejos de la casa, blancuzcos partidos en la pendiente como tripulantes de la eternidad.

Yo era un tardío, un fugitivo de la joven literatura, en todo poco emprendedor menos en la misma fuga. Mis palabras querían tener alas pero no raíces.

Había extraviado las seis primeras y las cinco últimas letras de mi nombre, quedaba lo inevitable.

Pertenecí a una raza anémica que no sólo había venerado la belleza sino que en la práctica la había adquirido. En cambio tenía las manos llenas de quehaceres que ni siquiera había empezado. Escribí con la tinta transparente del mar.

Había extraviado la primera letra y las últimas once de mi nombre, quedaba lo esencial.

 

 

 

Tadé

Igual que Demócrito de Abdera buscó refugio más en la búsqueda misma que en las respuestas. En la búsqueda se sintió sosegado, bajo la creencia de que ella era razonable y en calma pudo dedicarse tanto a luz como a las sombras.

Buscó una existencia donde hallarse junto a los dioses y disfrutar de sus dádivas sin estar sometido a ellos. Bellas cosas podrían desearse sin presumir.

Buscó el bienestar, Eutymia, que se puede comparar con una casa construida de igual manera según un plano interno como uno externo, provista de plantas en tiestos, bañeras de mármol y un perro que duerme bajo el sol.

Allá halló la alegría en ser diverso, valerse de sus manos, esquivar lo sombrío, vivir sin el pasado, sin el porvenir y sin (exceptuando la música) todo lo superfluo.

Y al igual que Demócrito de Abdera viajó por el mundo sin que nadie lo reconociera.

 

 

Datos vitales

Lasse Söderberg nació en Estocolmo en 1931. Con cerca de diez poemarios e innumerables traducciones de la literatura en lengua castellana al sueco (Lorca, Borges, Octavio Paz, Poesía cubana contemporánea, entre otras) , es una de las figuras más importantes de su generación. Edita una revista de poesía, Tärningskast (Golpe de Dados) y es director del Festival de Poesía en Mälmo, Suecia. Ha vivido largas temporadas en Francia y España, lo cual ha enriquecido sensiblemente su obra, en la que vislumbramos el enigma que encierra el simple acto de estar en el mundo. En varios de sus proyectos artísticos fusiona música, poesía y teatro.

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