Poemas de Jesús Salas Elorza

Jesús Salas Elorza Círculo de PoesíaJesús Salas Elorza (Países Bajos, Tuxpan, Veracruz, 1956) es profesor universitario de español y de italiano en Bloomsburg University, Pensilvania.

 

Viví en una casa

en un barrio del centro de la ciudad de Tuxpan.

La casa era de barro,

repellada con una mezcla de cemento y arena,

con techumbre de una madera recia y tejas de Burdeos.

La casa estaba dividida en cuatro partes

que hacían de cuartería de viviendas humildes.

En el medio del patio,

un pozo artesano abrevaba las noches de calor

y arrullaba en su espejo las lunas de los sueños de María.

En la vivienda al fondo habitaba

una vieja con pata de madera y boca aguardentosa.

Su hija vendía billetes de lotería,

pregonaba la suerte en las esquinas

con la boca pintada.

Mi dueña había llegado de una ciudad lejana en la montaña.

Tenía apellido francés, comía queso de San Rafael

y había sido abandonada por el único hijo de un rico tendero.

Junto a la puerta de la calle

se aposentaba un zapatero remendón,  dicharachero

y gordo,

 al cual no se le iba ninguna transeúnte sin piropo.

Yo tenía doce años.

Más que estudiar, jugaba

con los hijos de una mulata que vivía con un tahúr chino.

Las tardes llenaban la calle de gritos y peleas de vecinas

y el coqueteo de un gay muy feo.

He vuelto al barrio.

La casa alberga una tienda de ropa,

una floristería, un puesto de frutero y  una taquería.

 

 

 

 

He visto, oído y …

callo.

Callo no por cobardía,

ni por miedo a dejar

sentir mi voz;

y nada digo porque si yo dijera,

juzgaría.

Y no soy nadie para juzgar al prójimo.

He aprendido a callar

en la academia de la vida.

Y sigo viendo y oyendo…

matalascallando.

 

 

*

 

Anoche

me sangraban los ojos,

la boca me sangraba.

Se escapaba la vida ingratamente sola

en cajas de cristal traslucidadas.

Una mujer de blanco vino a mirarme.

Me arrebujó la voz

y se fue andando zureando mis sueños en su pecho.

En el oscuro amanecer de un diamantino delirio

 me toqué el rostro:

los ojos, dos pitahayas maduras, luchaban

por alcanzar el horizonte. 

Se abrió un abismo

y los hilos de luz desmadejados

hicieron que  mi boca desahuciada

buscara asirse, asirse a los argayos de la nada.

 

 

 *

 

Uno se marcha un día.

Abandona el hogar

Desnudo de puertas y ventanas.

El perro se arrima con sus pulgas a otra casa.

La hierba ahoga las paredes de barro.

Los vecinos despojan la techumbre.

Los horcones calientan la hornilla de otro hogar.

Y ya todos son dueños.

Un día: uno vuelve.

El terreno baldío.

Numerosos cacharros.

El huerto sin fruto.

Las ovejas vecinas.

Sus cerdos.

Sus caminos.

Un perro que te acosa.

Uno vuelve:

Nuevamente se marcha.

 

 

 

País es:

Casa de palos y de arena

Rostros de niños boquiabiertos

Boca s raídas de ancianas

Manos callosas de los hombres

Hombres enjutos de la braña

Vientres heridos de las hembras

Humo cubriendo la montaña

Suelos heridos por la azada

Ríos y lagos sin la fauna

Aves que yacen de tristeza

Flora que  muere en la tastana

Patria discorde de palabras

Pueblos de hambre y de cizaña

 

 

*

 

Acecho:

Ventanas sin cristal

Pilares derruidos

Acecho:

Especulación

Bala expansiva

 Acecho :

Periferia acosada por las fuerzas

Bocas fantasma habitadas de gestos

 Acecho:

Máscaras

Resabios de un pasado bárbaro

Acecho:

Niños soldados jugando a la guerra

Campos minados

Acecho:

Suburbios de guardias blancas

Barrios de maras

 Acecho:

Traficantes de drogas y de blancas

indicadores económicos caen como guillotinas

en los cuellos de los pueblos.

 

 *

 

No sé si  quiero que me pregunten sobre Chiapas.

Me avergüenza ver púrpura la selva.

Ver mujeres murciélago dar a luz

en las celdas.

 Me da tristeza ver cadáveres envueltos

en hojas de banana

mientras Hércules bombardea

comales al fuego.

 

 

 

Hoy,

Dios se corta las uñas:

Una por una

multiplicadas en pulgadas,

centímetros,

según la lengua de los niños,

se acumulan hora tras hora

en el suelo, los techos,

agarrampándose a los copos de los pinos.

Dios se corta las uñas

y hay que festejarlo:

“Snow Day”, escrito en el vaho sobre el ventanal

que da al ingreso de la casa.

“Snow”, “Beautiful”:  primeros balbuceos

de un niño de brazos.

Ahora, “No school today!”

Dios se corta las uñas y hay que festejarlo.

 

 

 *

 

Nieva:

la televisión

pronostica Monstruosa Tormenta

aun cuando sólo acarician el suelo

con alas de inocencia diminutos copos

de nieve somnolienta.

Es jueves.

Es de mañana.

Una destartalada camioneta viene hasta el patio de la casa.

Un hombre y una mujer:

un matrimonio vetusto y desdentado

con precisión construida con los años

rápidamente vacía los botes de basura.

Un borbotón de vaho se les escapa

y el breve calor funde unos copos

que caen al suelo como lágrimas.

Los veo marcharse

 y quedo con la esperanza

que la tormenta pase

y los pobres viejos pobres tengan más mañanas.

 

 

Datos vitales

Jesús Salas Elorza. Nací en Países Bajos, Municipio de Tuxpan, Veracruz, en 1956. Soy profesor universitario de español y de italiano en Bloomsburg University, Pensilvania. Mi pasatiempo favorito son las lenguas, mi esposa, Faith, y mis dos hijos: Rodriko y Míkel. Hablo francés e inglés y leo el portugués. Escribo crítica de ensayo literario. Leo a Pitol, Bellatín, Volpi y Frost. De vez en cuando, para desperezarme, escribo mis sueños y poemas

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